El único clásico sin hinchas

Si usted estuvo esa noche de octubre de 2005 en El Campín, solo hay tres posibilidades

1. Es hijo de un directivo.

2. Le dieron un carné de prensa prestado.

3. Usted es Harry Castillo (bueno, estuvo, pero no tanto).

Fue el clásico 241 de la historia (y hasta esta entrada ya iban 266). Millonarios había sido sancionado por disturbios de los hinchas en un juego previo ante Quindío y se prohibió el ingreso de hinchas de los dos clubes. Millonarios perdió 1-3. Santa Fe anotó gracias a Hirigoyen en primera instancia, y luego por el tino de Yánez, Suárez y Olveira. Gabriel Fernández botó un penal el pleno clásico -un hecho bastante común- y Harry Castillo, de tiro libre, hizo el descuento. No fue un partido inolvidable, salvo por el hecho de que las mariposas negras pegadas en las paredes del estadio superaron con creces el conteo humano y por la frase del «Pecoso» Castro ante la parsimonia de Sebastián Hernández para cobrar un corner («¡Hágale a ver! ¡Parece que fuera ganando 5-0!»)

Imperdibles fueron los sonidos de los cuatro tiros en el palo y el ataque de rabia e impotencia del gran Pecoso al final.

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