Adivine el personaje

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Era, por la temporada 95/96, apenas un aprendiz en la A. Su rodaje en la segunda división no le daba suficiente experiencia, pero por su altura prometía ser un centro delantero que tal vez embocaría uno o dos goles de cabeza en el estadio Doce de octubre de Tuluá. Mientras las imágenes de televisión lo mostraban tratando de conectar centros ofensivos a diestra y siniestra -enviados usualmente por los pies de compañeros como Carlos Molina, Jorge Amado Nunes o la «Cachaza» Hernández- frente a los arcos adversarios se dio cuenta que la mayoría de ellos eran rechazos defensivos. En vez de embocarla, la sacaba lejos del área del contrincante, actuando como un defensa y no como un 9. Por eso un entrenador decidió ponerlo en su puesto original: el de zaguero central donde hizo dupla con Álvaro Aponte, hombre que tenía justo el defecto contrario: jugar como el mejor delantero del equipo adversario.

Servicio social: VHS or Beta para Pinto

Desde Costa Rica Jorge Luis Pinto sufre como hincha azul en días de finales. Es que el entrenador está urgido de revisar varios videos de selecciones que son sus rivales en la Concacaf. Entró a su estudio personal y de pronto se dio cuenta de que en su biblioteca solamente reposan cassettes de VHS y Beta. En tierras Ticas Pinto todavía anda en la búsqueda de un aparato que le ayude a poder mirar varios de sus tapes. La idea es que el entrenador santandereano, para no ser injusto, quiere ver las actuaciones de Gabelo Conejo, Juan Cayasso, Hernán Medford y Claudio Jara para saber si los convoca. Pero dos betamax marca Sanyo le han reventado dos cassettes. Las cabezas de la videograbadora están sucias y enredadas y de Betatonio todavía no le contestan el teléfono para ayudarle en el entuerto.

Si usted sabe o tiene un VHS o un Beta, comuníquese con Jorge Luis Pinto. Es cuestión de mandarle un beeper y listo.

Adivine el personaje…

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Muy muy sencillo. Como la dificultad de este reto es poca, el premio también: unas lecciones de chapuzones en Piscilago a cargo de Víctor Lugo.

¿Un lamparazo, señores?

En 1985, tiempo en el que ya Colombia sabía que tenía que jugar si quería estar en el Mundial de 1986 después de decir que no era buena idea hacer la Copa del Mundo en el país, la Federación de Fútbol de ese entonces pensó en una estrategia tipo «paraguas»: escogió una «Comisión de Notables» para que ellos se encargaran de elegir al entrenador de la Selección Colombia. ¿La idea? Que si algo fracasaba, la culpa no sería del ente federativo, sino de los integrantes de esta cofradía en la que pululaban los calambures y los microlingotes en cada una de sus charlas.

Alberto Casas Santamaría (primero a la izquierda), Daniel Samper Pizano (segundo de izquierda a derecha), Juan Sebastián Betancur (tercero de izquierda a derecha), junto con Carlos Cure (último a la derecha) recibieron la responsabilidad de elegir estratega para Colombia. León Londoño fue el encargado de dar la bendición.

Gabriel Ochoa Uribe, por decisión del cónclave, reemplazó al «Caimán» Sánchez pero tras agarrones con la prensa y «Gusshiddinkato» en el banquillo, al dirigir al tiempo a Colombia y al América, el país se quedó por fuera del Mundial 86, perdiendo un repechaje contra Paraguay.

En su momento «Los notables» recibieron los señalamientos sobre el fracaso. La Federación, cosa que no ha cambiado desde esos tiempos hasta hoy, pasó «de agache».

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Adivine los personajes

La foto es de cuando José Ordóñez no se sabía un solo chiste. Dos viejos amigos del fútbol se cruzan en el lobby del hotel tratando de quemar tiempo en las largas horas de concentración. Mientras el de chivera trata de hablar, su compañero no lo puede oír: el pelo le cubrió completamente las orejas y no entra ni el aire allí. Toda esta magia capilar es, según el calendario pegado en la pared, de octubre de 1981. La foto fue tomada en Bogotá. Terminaron ambos yéndose contentos. Su equipo le ganó esa noche 0-1 a Santa Fe.

Acierte la identidad de nuestros dos personajes y recibirá, a vuelta de correo, un VHS que contiene las mejores clases de capoeira a cargo de Klovis, Junior Da Silva, Baiano y Edson Vieira

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El render del Campín

Si fuera por los renders que los políticos exhiben, Colombia sería líder continental en infraestructura. Bogotá tendría metro, tranvía y tren de cercanías, al país no le cabría una autopista de doble calzada más y hasta Millonarios tendría su propio estadio. Por desgracia, no vivimos en el maravilloso mundo de los pajazos digitales sino en un valle de lágrimas, licitaciones chonetas, polémicos empresarios,empresas de papel y, lo más grave, puentes y troncales de papel.

Todo este auge de los renders como herramienta de trabajo de los políticos vendehumo parecía ser cosa de hace pocos años y gracias a la magia de los computadores.

Pero no. Este hallazgo del grupo de memoria histórica de nuestra unidad investigativa es revelador. Corresponde al render, si bien no digital pero render al fin y al cabo del entonces futuro estadio «El Campín» publicado en la revista Cromos en mayo de 1936.

En esa época Bogotá se preparaba para celebrar su cuarto centenario de fundada. La ciudad no contaba aún con un estadio de fútbol (el Alfonso López de la Ciudad Universitaria también estaba en construcción) y los partidos tenían lugar en escenarios como la Escuela Militar o el campo de «La Merced» en Teusaquillo.

En lugar de echar globos, se decidió que el municipio celebraría la fecha con un plan de obras en el que se incluyó el estadio. Algunos dicen que por idea de Jorge Eliécer Gaitán, tema que es no es del todo claro, en tanto estas imágenes son de mayo de 1936, un mes antes de que el caudillo asumiera como alcalde de la ciudad.

Como se puede ver en el dibujo, el diseño inicial de las tribunas era en forma de herradura sin tribunas en Norte. Pese a que no tenemos imágenes del aspecto que tenía el estadio dos años después cuando fue inaugurado con el partido Colombia y Ecuador el 10 de agosto de 1938 por los Juegos Bolivarianos, estas dos fotografía de la época tomadas también de Cromos nos dan pistas sobre hasta qué punto el ingeniero alemán Federico Leder Müller y su colega colombiano Rafael Arciniegas cumplieron con lo proyectado.

Como es bien sabido, el Campín que hoy conocemos es resultado de varias ampliaciones. El segundo piso de oriental, Norte y Sur, así como el tercer piso de occidental datan de finales de los sesenta. Las fotos muestran que para la inauguración ya existía un primer anillo que en el extremo que se puede ver en la foto del partido (¿Sur?¿Norte?) era de baja altura.

Es claro también que techo en Oriental no hubo sino hasta la ampliación de 1968, que nunca se vio al estadio sin tribunas en norte y que la fachada que muestra la primera imagen nunca llegó a verse así. Y no tenía por qué, en tanto era un estudio preliminar. Pero más allá de estos detalles sobre cómo fue madurando el Campín y le fueron saliendo tribunas (aportes bienvenidos) lo que sí está claro es que en los treinta ya había renders. La diferencia es que estos en cosa de apenas dos años se hacían realidad.

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Soluciones bestiaristas si no tiene Directv

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No nos dé las gracias. Es hora de que prenda su radiola y empiece a oír la programación caracolera. Los «Colectivos» de Caracol ofrecen diversión, entretenimiento y muchos deportes. Teresa Gutiérrez, Juan Guillermo Ríos, Jairo Alonso, Armando Moncada y Los Tolimenses, entre otros, darán alegría a su dial si no puede ver el FPC. La redacción en pleno no sabía cómo solucionar el entuerto de perderse las incidencias del fútbol nacional -aún tenemos TV Cable con decodificador imitación madera marca Zenith-, pero María Ester nos pasó este aviso de prensa y cambió todo. Desde ya, el Bestiario del Balón se subió a los colectivos de Caracol.

Reciclaje de ocasión: Los años maravillosos de Néstor Otero


Agradecimiento a Armando Vargas y el Noticiero de lo cotidiano

A pesar de que la imagen es una simple evocación de alumnos y profesores en el colegio Lauretta Bender de Cali, la imagen tiene algo más de futbolístico que la pose de sus protagonistas. Las preocupaciones de los educandos estaban centradas en su clase de matemáticas porque su profesor era cuchilla. No les exigía saber despejar la X en un problema de álgebra y tampoco decir en segundos cuál era la raíz cuadrada de 2549.

No, el profe de cabeza rápida tenía mejores cosas que enseñar. Alguna vez se presentó un diálogo similar a este en el aula de 8 grado.

-Pase al tablero, Martínez. ¿Listo para el examen?

-Sí profe, pero no me vaya a dar duro.

-Duro daba Obdulio Trasante, hermano. (risas de los alumnos) A ver: cuál fue el esquema táctico utilizado por Stefan Kovacs en el Ajax de 1971.

-Uy no profe, ¿eso cuando lo vimos?

-Hacete el pendejo, mijo, que el otro día revisé cuadernos. ¿Qué está haciendo en esta clase? Responda pues, porque si no, saca uno.

-Profe, pero… Póngame a despejar una fórmula que pa eso soy teso.

-Listo hermano.

Y el profe escribió en el tablero la sigla W-M y botó la tiza al suelo. Lo miró subiendo las cejas y retó a su alumno:

-Quihubo «toronjo». ¿Le quedó grande?

-Nono, profe, ¿eso en qué página del álgebra de Baldor sale?

-Ehhhhhhh brutico si no, hermano. ¿No digás que no conocés a «Herber Chamman»?

No, la verdad que no, profe.

-Tenés uno por bruto. ¿Cómo no sabés qué es la W-M si sos el capitán del equipo de fútbol? Te voy a sapear con el DT ¿oís?

Finalmente, rajando y rajando alumnos, al profe no le quedó otra que abandonar las aulas y dirigir clubes de fútbol. Claro, los futbolistas también le sacan canas cuando, como si les estuviera explicando un trinomio cuadrado perfecto, no entienden qué es «cerrar la banda» o «ganar la espalda». Era Néstor Otero. El «matemático» (abajo, tercero de izquierda a derecha)..

Wikibestiario: ¡Escóndete, Barcelona! Éste sí es el Dream Team

Rebrujar por la red trae complicaciones laborales, tardanza en la entrega de ciertas responsabilidades y joyas como la imagen que acompaña este post. Ante la noticia de que el perfil de Facebook de Hernán Peláez, de acuerdo a las mismas palabras del director de La Luciérnaga, es falso (“Yo no uso ni Facebook ni Twitter”, ha dicho en repetidas oportunidades) la unidad investigativa del Bestiario del Balón se puso en la tarea de explicarse por qué el dichoso perfil podía parecer convincente, propio de Hernán Peláez.

Nos sorprendimos con el hallazgo: El primer equipo de Estrellas de la TV aparecía entre las imágenes que relacionaban al periodista con su perfil. La foto data de 1972, tomada en las instalaciones de Inravisión y están formados, de izquierda a derecha, verdaderas piedras angulares de los medios en esa época: Armando Plata Camacho (discjockey juvenil de marras), Juan Harvey Caycedo (voz de comerciales y de coplas llaneras), Pepe Cubillos (gran impulsador del deporte en Colombia), Jorge Barón (el que se arriesgó a lo Justin Bieber a escribir su biografía siendo muy joven y quien antes de echar agüita pa la gente fue presidente del Tolima y dueño de las torres que quedan frente a Unicentro), Otto Greiffenstein (figura de “Panorama”, ídolo de esta redacción por su garbo y su costumbre de entrar un scotch a la cabina de radio de Caracol Estéreo solo para afinar la garganta), Armando Moncada Campuzano (narrador de la Guerrilla Deportiva del Grupo Radial Colombiano), Humberto Rodríguez Jaramillo (otro narrador muy famoso de los años setenta) y el DT, el gran Edgardo “Cuqui” López (ex delantero de Tolima y América, gran parrillero y a quien los miembros de esta redacción consolamos cuando unos vándalos le robaron unos banderines de Banfield en el primer piso de su restaurante).

Abajo, también de izquierda a derecha: Juan Monroy (vozarrón y miembro de la ACL en su tiempo), Alberto Piedrahita Pacheco (el “Padrino”), Alfonso Lizarazo (conductor de programas ochenteros de baile como “Baila de rumba”, locutor, presentador de Sábados Felices y congresista), Hernán Peláez (decían que era un gran 10 pero un problema de rodilla truncó su carrera) y Julio Sánchez Vanegas (el que incluyó en la parrilla de TV “Miss Universo”, cachas de Donald Trump y dueño de la frase “Concéntrese, para que no se le olvide”).

Messi, Xavi, Iniesta, Piqué y compañía palidecerían ante este combo de las estrellas.

En especial en el tercer tiempo.

De Campo Elías, Culebros y Ceferinos estuvo plagado el 4 de diciembre del 86

Con la colaboración de @Feloarias

El 4 de diciembre de 1986 podría ejemplificar de perfecta manera la colombianidad en todos sus aspectos: en un período menor a las 24 horas puede haber tragedia, celebración y humor.

En Chile, un gol de Ceferino Peña le daba esperanza a Colombia para llegar a la final de los juegos Odesur. El lateral, que arrancó en el América de Cali y años después jugaría en Caldas, Santa Fe, Quindío, Huila y tantos más era la figura de una formación que finalmente debió conformarse con el segundo lugar de la competencia al perder 2-0 en la final con Argentina.

La selección del "profe" Bernal. Foto: José Antonio Vargas.

Colombia se enfrentó en la semifinal del torneo a Brasil, que entre otras, ya tenía a Dunga en nómina. Los dirigidos por Jorge Luis Bernal formaron con Hernán Torres; la zaga «familiar» compuesta por Alfredo González, Miguel “Fercho” González, Víctor González Scott y Ceferino Peña; en el medio Néstor Pizza, Wilson Rodríguez, David Gruesso, César Calero (reemplazado por el gran Dorian Zuluaga); Adelante Armando “Pollo” Díaz (quien fue reemplazado por otro nombre granado: Hernán “La Chichigüa” García) y Orlando Maturana.

El encuentro en los 90´había quedado 1-1 y por penales fue que Colombia pudo encontrar la final de fútbol de los Odesur

Ese mismo día Campo Elías Delgado, ex combatiente de Vietnam hacía un recorrido sangriento por Bogotá acabando con la vida de 29 personas, entre ellas la de su propia madre, e inmortalizando el nombre del Restaurante Pozzetto. Fue esa noche, la del gol de Ceferino que el nacido en Chinácota (Norte de Santander) gestó una de las tragedias más escabrosas de la ciudad.

¿Y el humor? Mientras Ceferino gritaba victoria y Pozzetto se convertía en un campo de batalla, se emitió una de las tantas ediciones del Show de Jimmy. Y justo, el sketch elegido para esta jornada tan variable fue “Debajo de mi camión», parodia de “El Higuerón”, canción del Binomio de Oro con fecha del 4 de diciembre.

Fue una fecha que encerró todo lo que a veces somos capaces de ser.

http://www.youtube.com/watch?v=_g-_UlTv0dI