Mundial de tornillos: Los marroquíes tumbando colombiano

¡Qué mal ha hecho a nuestro país ese cuento de la malicia indígena! Cada colombiano que se respete alguna vez se ha ufanado de sobornar un policía de tránsito o no devolver nunca la botella de vidrio a la tienda del vecino que le fía en los momentos que se acorta la quincena. Las avivadas típicas de meter un billete falso en un colectivo de noche o hacerse el dormido en los puestos para minusválidos en Transmilenio han hecho que nuestra fama de maliciosos sagaces sea un estereotipo más que colgamos en el collar de arepas.

José Joaquín Torres es un hombre amable, de gesto adusto y que seguramente jamás quedó debiendo una finca en el estanco cercano. Menos iba a dejarse pervertir por la tentación de darle unos calados a un policía de tránsito que le pusiera una infracción por pasarse la luz roja.  Es que su palabra era la ley. Vestido de negro, salió siempre a campos de Colombia, Sudamérica y el mundo a impartir justicia. Fue el árbitro que representó a nuestro país en USA 1994 y –pensando maliciosamente- el único que reza para que a la selección le vaya mal en una Copa del Mundo: es que así se puede quedar más tiempo dirigiendo en el torneo.

Pues el bueno de José Joaquín pagó por la cantidad de compatriotas que se han dedicado a hacer pillerías como comerse las uvas que exponen en las góndolas de Romi, o embaucar a los sacerdotes de las iglesias hace unos años, dando generosas limosnas de 50 mil pesos en monedas falsas de mil. Supieron que Torres era colombiano y los hombres que estaban en el campo decidieron ir un paso más allá de la “Malicia indígena”.

Azmi, arquero marroquí que embaucó a JJ Torres, saca su recién comprada cadena de oro golfi especialmente para la foto.

Todo esto pasó en el anodino marco que podía ofrecer un partido disputado entre Bélgica y Marruecos, el que abrió el grupo F. No era de extrañarse que los europeos les estuvieran pegando un baile a los africanos, De hecho Bélgica empezó ganando a los 11 minutos con gol de De Gryse.

¿Y el arbitraje? Nada fuera de lo común. Muy aplicado, Jose Joaco amonestó a tres belgas y a tres marroquíes. Su mayor reto llegó en el minuto 88 de juego. La FIFA recomendó a todos los árbitros en esa Copa del Mundo que si un futbolista era derribado por un adversario sin tener más rivales delante de él, con el arco a su disposición, el agresor tendría que ser expulsado de inmediato. Fue la famosa invención del “último recurso” que castigaba a los infractores y de paso, haría subir el promedio de goles de los mundiales.

No tenemos dudas de que nuestro crédito arbitral jamás llevó copialina a los exámenes a los que someten a los réferis y que tampoco se colinchò en un carrito de golf para mejorar sus tiempos en el test de Cooper. Pero el pobre Torres, al presentar el examen práctico, pasó un papelón similar al de nuestra selección en ese torneo.

Mohhamed Azmi era el arquero de Marruecos. No hubo uno más malo que él durante esa Copa. Todos los goles que le hicieron a su equipo fueron su culpa. Y en el minuto 88, un delantero belga escapó a la marca de los magrebíes y se fue solo, directo a la portería. Su único oponente era Azmi, que acorde a su flojo Mundial, no usó las manos para detener al atacante: directamente salió corriendo y lo bajó con una plancha criminal: a la luz del reglamento era tiro libre directo y expulsión del portero. Sencillito, no había cascaritas en ese examen.

Como Azmi sabía que le pondrían tarjeta roja  y hasta de pronto cárcel, temió ir a dar a un calabozo colombiano al lado de alguno de los Faciolince y para gambetear lo inevitable, se hizo el lesionado. Torres se disponía a dar rienda suelta a ese reglamento del que tanto se apegó en su carrera pero los marroquíes, sin un pelo de idiotas, le hicieron un cambalache digno de vendedor de antenas robaseñal en la avenida Jiménez.

Mientras ambos bandos reclamaban, Torres buscaba su estilógrafo Allegro para hacer anotaciones en su tarjeta. En ese instante el banco de Marruecos se avivó y puso a calentar al arquero suplente. De pronto, Torres fue impotente al ver que al arquero lo sacaban en esos carritos de golf en los que él no quiso montarse para cortar camino en los test de Cooper. En la línea de cal esperaba presto el portero suplente y Naybet, zaguero africano canchero, empezó a presionar a JJ para que entrara su compañero.

Naybet, campanero de Azmi.

Torres, en medio de semejante embolate, autorizó el cambio y no expulsó a Azmi, que fue lo que debió hacer desde un comienzo. Marruecos siguió con 11 en el campo y los belgas también quedaron medio despistados.

Hoy Torres no debe ser bienvenido en Marruecos: gracias a su desacierto, Azmi siguió tapando en durante el Mundial.

Resumen del partido, aportado por jadaza:

httpv://www.youtube.com/watch?v=1FvYTSzaGp4&NR=1

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