Homenaje a los soldados desconocidos: Dimas y Gestas

Material gráfico cedido por @egolaxista_

No piense mal, porque no hay ladrones ni inocentes crucificados. Es que en temas bíblicos siempre se recuerda –y que no se nos tome como profanos- al que estaba en el centro de la foto y no mucho a aquellos que aparecían a un costado.

En esta imborrable postal de la Copa Ciudad Pereira en su XIII edición ocurrió lo mismo. El eje de la imagen, el protagonista de portada fue el que trascendió. Gerardo Bedoya, recién desempacado de Ebéjico, Antioquia, fue elegido como el mejor jugador del torneo, cuando por el sector izquierdo repartía cambios de frente, proyecciones al ataque y una que otra patadita para defender los intereses del Pilsen Ferroclub. Pelo corto, ausencia de iluminaciones capilares y  un zezeo que no se conocía, sus características.

Pero la unidad investigativa del Bestiario del Balón quiso saber más de los anónimos que rodeaban al hombre más popular del estadio Mora Mora y alrededores en esos tiempos. De peinado “Calypso”, con una contextura similar a la de Oseas, el delantero de Palmeiras que le amargara la vida al Cali en la Libertadores  de 1999, y con un patrocinador en el pecho que le encajaría mejor a la fortaleza de Bedoya al jugar (“Trilladora Marina”) Paulo César Salazar, delantero insustituible del “Cuba Volea” y goleador de esa edición con 7 anotaciones. A la derecha, Arley Herrera, el mejor jugador juvenil de la competición y compadre de Paulo César en eso de jugar en el “Cuba Volea”.

Bedoya luego subió a los cielos –aunque tuvo un par de bajadas al infierno- en Pereira, Cali, Racing Club, Puebla, Colón, Boca Juniors, Nacional, Millonarios, Envigado y Chicó.

De Salazar y Herrera nadie más escribió una línea. 16 años después el archivo recuperó su recuerdo.

Nota al pie: el colero de la tabla resultó ser el equipo “Toño Deportes-Asofrut Chinchiná”, que, como es lógico, ya tiene un lugar en el corazón de nuestra redacción.