Hugo Gatti y la prueba reina del plan «Venga a Cali, tape en el Cali»

Como ya es de conocimiento de nuestros lectores, desde hace varias décadas existe en el portafolio de las agencias de viajes del Sur del continente un plan hecho a la medida de los arqueros. Se llama, para los que recién llegan a sintonía, «Venga a Cali, tape en el Cali» y esta concebido para goleros que tras varios años de desgaste en concentraciones, situaciones de extrema presión, definiciones constantes desde los doce pasos con todo el desgaste físico-mental que esto implica, entrenamientos a doble jornada y demás arandelas de este ingrato oficio quieran darse una pausa, doblarle el pescuezo al super yo, dejar asomar a su niño interior y en un paradisíaco escenario como el que solo la capital del Valle puede aportar, recargar energías al tiempo que eventualmente en sus ratos libres tienen la oportunidad de pararse bajo los tres palos del arco del Deportivo Cali, eso sí, sin ningún compromiso.

Dicen los que lo han tomado -y que no se cansan de recomendarlo en el voz a voz cotidiano- que el paquete  incluye también paseo de olla en Pance, valera para diez noches en Juanchito con tertulia al terminar en el lenguaje de los cuerpos, foto autografiada con el mono churuco del Zoológico y, más recientemente, la opción de manejar un articulado del MIO con acceso ilimitado al pito.

Pues bien, para quienes dudan de que tal alternativa vacacional existe, les tenemos la prueba reina. Para comienzos de 1980 la revista El Gráfico entrevistó al legendario cuidapalos Hugo Gatti quien insinuó que tal vez su ciclo en Boca podría ya estar cerca de cumplirse. Ante esto el periodista le preguntó: ¿Adónde querés irte?, a lo que el «Loco» ripostó: «Al Deportivo Cali. Allá siempre hay sol, buen clima, un lindo hotel. Lo hablé con Nacha y ella está de acuerdo (habían cotizado el familiar)».

Pese a la expresa voluntad del cliente, por razones que desconocemos finalmente no hubo acuerdo con la agencia. Gatti, obstinado,  pero ante todo loco y soñador, no dejó morir la ilusión. Años después, cuando ya estaba en el último de sus muchos últimos años cumplió el sueño pero muy a medias. Vino a Cali, sí. A tapar, sí, pero no con el Cali, sino con el América en el partido de despedida de Willington Ortíz. Peor es nada.

Con la colaboración de Enunabaldosa.