Roberto Camargo

RobertoCamargo

El nombre nada más suena como el de un edil por la localidad de Barrios Unidos que busca encontrar amigos tenderos entre el reducido electorado, para conseguir más o menos dos mil votos, no para ganar una curul dentro de las JAL, sino para que, por lo menos, la registraduría le devuelva el dinero que consignara el día de inscripciones.

La cosa es que llamarse Roberto Camargo y no decicarse la  política local, puede enfilar al dueño de esta identificación al ostracismo. Caso comprobado fue el de nuestro Roberto Camargo, costeño para más señas (he ahí que tenía la sangre perfecta para ser político, no era tan descabellada la suposición) y que sin importar lo ignoto de su nombre se lanzó a ser arquero de fútbol. He aquí que él tuvo que vencer primero la, poca sonoridad de su nombre con tal de raspar un pedacito de primera división.

Es que estaba clarísimo: un nombre para un arquero es Jean Marie Pfaff. O René Higuita. Si se quiere John Freddy Van Stralhem. Los apellidos raros las mezclas curiosas son claves para que un portero sea

tenido en cuenta. Nadi

e se imagina a un dirigente firmando el contrato de Roberto Camargo para que cuide los tres palos de su arco.

Pero dicen en las calles de Cartagena que el muchacho fue testarudo y se impuso una meta más que curiosa: llegar a primera división dándose un largo plazo, categoría “Cesión Canal de Panamá”. Antes de los 36 años debía pisar un campo de primera y conseguir un logro importante.

Harto le costó pelear por su sueño, porque, de hecho, no era un guardameta que ofreciera garantías. Piernas flacas (sinónimo de que al saltar no tiene potencia al brincar, o sea que no llega a los balones altos y angulados), brazos secos (un taponazo mal dado podía significar que su brazo se doblara como un palo de balso), y pelo crespo que discretamente caía hasta un poco más abajo de la nuca (era ver a Weird Al Yankovic a lo lejos).

Así se las fue arreglando, pero nada que el sueño se cumplía. En la B sí tuvo participación  activa bajo los tres palos del Real Cartagena -aunque no rebajaba de vez en cuando sus banqueadas tétricas- y justamente en la B encontró el quiebre ideal para cumplir su cometido de llegar a las grandes ligas.

Texto publicado en el libro Bestiario del Balón, Aguilar, 2008.

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4 Replies to “Roberto Camargo”

  1. Yo a ese man juro que le he comprado coctel de camarón con caracol en la Av. Venezuela allá en la Heroica. o es de los que le cobran a uno en taxi desde el centro a Crespo cinco mil barritas, o sea quince mil pesos.

  2. Pobre tipo… es tan ignoto que si ni siquiera logra recolectar comentarios acá, en lo de la JAL se muere de hambre.

  3. Contrario a lo que piensan mucho, fue un buen arquero, que hizo parte del Centauros de villavicencio al igual que Carlos Gutierrez, Herly Alcazar, Nestor Salazar, Oswaldo Mc-Kenzie, Fuad Maziri, y Arley Betancourth. En la Actualidad es el preparador de arqueros del Real Cartagena.

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