«Yo ser el jugador más importante», «Palomo» Usurriaga

A la hora de la euforia la vergüenza, pero también la ética suelen salir sacrificadas. Mientras el periodista japonés no tiene problema en poner a recitar a la fuente lo que quiere que le diga, el «Palomo» tampoco ve lío en entrar en el juego y sacar a relucir, por unos segundos, lo mejor de su español para extranjeros. Un clásico.

Minuto a minuto: Nacional (de Uruguay) es Colombia en la Libertadores

Aporte de @felipan

Se habló de fracasos, de que Víctor Marulanda hizo malos fichajes, de que Carlos Villagra por ponerse la camiseta verde perdió su olfato goleador, de que Baiano aumentó su peso comiendo grandes pliegos de chicharrón en los bajos del Atanasio Girardot, de que Fernando Martel no era un refuerzo serio por hacerse el peinado honguito, de que Francisco Arrué aprovechaba sus largas suplencias en el verde antioqueño siendo galán de pasarela en el Centro Comercial Oviedo -donde varias cayeron ante el playboy de marras-, de que la rosca Aristizábal-Santa era perjudicial para la salud nacionalista, de que Ramón Cabrero no encontró en el soflán para sus camisetas polo rosadas el consuelo suficiente al desarraigo, de que Gio Moreno nunca fue nada en las finales, de que tenía más cierre las puertas del motel del último video de Delfín Quishpe que su compatriota Iván Hurtado…

Tantos motivos para hablar de los fracasos de Nacional en las últimas temporadas no fueron tal para el respetado diario O´Globo de Brasil que, aún a esta hora, está convencido que el rival del Fluminense es Nacional de Medellín y no de Montevideo.

Rey de Copas, el encargado de subir los escudos al minuto a minuto de O´Globo.

A la fija con el cliché

Fijarse en el segundo apellido de un futbolista puede sacar de apuros a un periodista con ansias de originalidad. Este fue el caso del reportero de turno, argentino, de El Gráfico, sospechamos, cuando se le encomendó la tarea de retratar al arquero colombiano de Independiente Farid Camilo Mondragón Alí. Luego de agotar todas las vías posibles para la consecución de un dragón, el comunicador recurrió al segundo apellido del guardameta y luego al viejotruco de la asociación libre: segundo apellido, Alí, Alí Babá, Turbante, árabe, alfombra. El resultado fue esta simpática postal que corre el riesgo de ser reciclada el día en que Arroz Roa decida probar suerte en el mercado argentino.

Imagen:  Pablo César Velasco.

Parecen dos gotas de agua

Hallazgo de @Lucas_Cardenal

El portal Goal.com logró el objetivo de hacer olvidar las serias informaciones de cualquier impreso. En un perfil que hasta Gay Talese aplaudiría, un corresponsal de la página se aventuró a hacer comparaciones que dejan huella a través de un texto imperdible. La meta: lograr que Samuel Eto´o se pareciera un poquito a Christian Nazarit.

Los tiempos pasan pero a la hora de poner dos valores en una balanza, los excesos no se detienen. Pasó con Jader Rojas, el día que le encontraron su parecido con Christian Vieri y hace poco el juego del Once Caldas fue igualado con el del Barcelona de España.

De acuerdo a la lectura, a Nazarit -un nombre que no se contempló en la mesa central de redacción como posible candidato a «Pasaron de incógnitos» porque sencillamente no se parece a Eto´o- le gusta complementar sus desayunos con infusiones  cargadas, dado que le gusta el té bien moreno: Nazarith deja la bolsita en el pocillo hasta que la tisana queda con carácter suficiente. Bebidas negras ¡ah qué placer!

Mientras nuestros integrantes de la Unidad Investigativa llaman a Norbey Quevedo e Ignacio Gómez para que ellos, sabios en el periodismo de denuncia, les den unas pistas sobre este extraño caso de comparación, fue encontrado un video en el que Nazarith -ataviado con una máscara del delantero camerunés- ensaya el grito campeonil en un estadio El Campín a oscuras. Se dice que el atacante alquiló un lunes en la noche el escenario deportivo para ensayar con algunos extras las arengas que quiere vociferar con Santa Fe a final de año. ¿La luz que hace las veces de reflector? Metieron el carro de Néstor «Palmira» Salazar con las exploradoras prendidas para conseguir ese efecto.

Olimpiadas de improvisación I

La combinación de afán y creatividad en un reportero gráfico deportivo puede ser letal.  «Hermano, te tengo a Arley listo de 3:00 a 3:05,  sacále par fotos bien jaladas para un artículo en el que voy a decir que los Panamericanos son una vitrina ni la verraca para él» fue lo que debió haber escuchado el autor de esta imagen mientras se subía, presuroso, al taxi.  Esta, nuestra interpretación de la postal. No obstante, cumplimos con registrar otra lectura que surgió en la sala de redacción y que habla de una supuesta pasión oculta de Arley por la instalación de ventanales que quedó registrada en el lente de un paparazzo de ocasión. Juzguen y opinen ustedes.

Maguigo

La idea, suponemos, era hacerle el quite al lugar común, apostarle a la creatividad. La tarea: retratar al capitán, a la figura del equipo, Edison «el Guigo» Mafla. Lo normal, lo de moda para la época, era optar por lo obvio y alquilar un disfraz de capitán de navío -o sólo la gorra y luego buscar en la Plaza España cualquier blazer de botón dorado-y enchufárselo al capitán, pero del equipo.  Pero no. Había que romper moldes, deshacerse de esquemas.

-«¿Si no es de capitán entonces de qué lo disfrazamos?¿De Guigo? ¿Qué es un Guigo?» Preguntó alguien de la redacción.

-«Un Guigo es un animal de los llanos, como entre Güio y pingüino», acotó un despistado.

-«No te las vengas a dar aquí de sabiondohombre, Guigo no es nada, es su apodo y ya.» Respondió el editor.

-Un practicante tomó entonces la palabra: «Ya sé. Si no es de capitán disfracémoslo de crack.»

-«¿Pero crack no es bazuco? Ahí tocaría pegar pa’ una olla, conseguir una pipa y ropa de segunda, varias tallas más grande. Recuerden que el bazuco agranda la ropa.» Sugirió el despistado.

-«Dejá de hacer chistespendejos. Ya  sé. La tengo. El Guigo es un mago del balón, disfracémoslo de mago, andá más bien y te consigues un disfraz de mago», sentenció el editor sin aclarar que en mente tenía el traje de un mago de la línea Lorgia-Fabriani-Richard, es decir: frac negro, camisa blanca y sombrero de copa alta.

Sin mayores indicaciones pero sí con mucha prisa,  el practicante salió a cumplir  la tarea.

-Buenas mi rey, ¿para alquilar un disfraz de mago?

-Le tengo de Melchor y Baltazar, no de Gaspar.

-El que sea, no sé, cualquiera, pase el de Baltazar.

Con el disfraz de Baltazar en una bolsa del Tía llegó al día siguiente el practicante al estudio donde se harían las fotos. Como era de esperarse, al ver el disfraz, el editor montó en cólera. Pero de nada le sirvió porque el tiempo escaseaba al tiempo que el genio del Guigo empeoraba.  Así, con este panorama, al editor no le quedó más alternativa que hacer el foto estudio con el disfraz de mago oriental (alguien ofreció sus jeans y su camisa sugiriendo que combinadas con el chalequillo podían formar un disfraz de Juan Tamariz, pero la propuesta no tuvo mayor acogida).

Por último hay que decir que todo se habrán imaginado los protagonistas de esta historia menos que el episodio terminara siendo premonitorio. En efecto, y los hinchas de Santa Fe saben a qué nos referimos, meses después, un par de pases mágicos bastaron para que el Guigo desapareciera, cual Copperfield, la séptima estrella cardenal.

Quince años después, la verdad sobre el caso Arley Betancourt

En nuestro fútbol abundan las verdades a medias. Según una encuesta recientemente contratada por nuestra siempre inquieta Unidad Investigativa a la pregunta de cuál es la primera imagen que se le viene a la mente cuando escucha el nombre de Arley Betancourt 99.93% de los encuestados respondieron «Karate kid» (un desubicado encuestado restante respondió «familia de Belisario»).  Esto por el célebre episodio, ya reseñado, cómo no, que protagonizó el volante en los juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995.

Otras serían las respuestas si la opinión publica estuviera al tanto de la verdadera historia detrás de la patada de Arley que comienza con la foto que acompaña este texto. Esta muestra a Arley profunda y plácidamente dormido un año antes del altercado con el juez Ronald Gutiérrez. En el tercer sueño se encontraba Betancourt cuando algún intrépido y creativo fotógrafo de la desaparecida revista «Deporte Gráfico» decidió que era una gran idea mostrar la faceta onírica del volante. Sigiloso se acercó, instaló luces y trípode en silencio para no despertar al de Cerrito. Dicen  que incluso una asistente del fotógrafo logró aplicarle sendas capas de base sin que se inmutara (al contrario, dice la fuente, provocó sendos espasmos en el lenguaje de los cuerpos).

Cuando todo estuvo listo, el fotógrafo obturó, las luces descargaron sus vatios en el rostro del volante y Arley palideció. Aterrado y creyendo por un instante que las luces del fotógrafo eran las del túnel del que sólo tiene llaves la parca, tuvo que esperar algunos segundos para volver en sí y ser plenamente consciente de lo que sucedía. Una vez pudo ponerse en pie, presa de la ira, sólo atinó a agradecer el sorpresivo foto-estudio con una torpe patada voladora que, por suerte, el fotógrafo pudo esquivar.

Un año después, en la semifinal del torneo de fútbol de los Panamericanos de Mar del Plata, Betancourt se acercó al juez costarricense Ronald Gutiérrez  para decirle que el balón que había lanzado un compañero no tenía como fin quemar tiempo. Cuando se disponía, cortés y respetuoso, a reclamarle a Gutiérrez, de la tribuna emergió un flash traicionero que, por esas cosas que ni Rodolfo Llinás podría explicarnos, activó no sabemos qué circuito neuronal de Betancourt logrando revivir enterito el trauma irreversible que le había causado el derroche creativo del fotógrafo. Fuera de sí, Arley reaccionó como ya todos sabemos. La diferencia fue que esta vez Betancourt no cargaba con el lastre de las horas de sueño que le quitó puntería aquella vez y, con una maestría que el mismísmo Jackie Chan envidiaría, lanzó la memorable patada que le significó a Gutiérrez varios puntos de sutura y a Arley la oportunidad de enriquecer su estadía en Mar del Plata conociendo las instalaciones de una Comisaría de Policía.

"Al sancocho de Cali le falta presa": Mbwas Mangut

«Cuando Víctor Macdonald, un reconocido empresario en Nigeria, lo presentó ante su colega colombiano José Castaño, a Mbwas Mangut lo invadió de inmediato un extraño sentir que le advertía que algo muy bueno llegaría en su carrera deportiva»…

No sabemos a qué se refería Jorge López Tulande, autor de la entrevista al nigeriano Mbwas Mangut publicada a comienzos de 2000 en la revista de El Cali. Pudo haber sido un ataque de epilepsia, un bajón de azúcar, un shock nervioso o un simple escalofrío, sea lo que sea, Mbwas seguramente aprendió, después de esta experiencia, a no dejarse guiar por sus sensaciones, pues de su paso por el Cali lo más notable no fueron ni sus gambetas ni sus goles, sino justamente, esta magistral pieza periodística con la que se le dio la bienvenida a las filas azucareras.

Después de un paso con más pena que gloria por el América en el 98 y de sendas paradas en el Tlathen United y el Shalck United de su país, este africano aterrizó en el plantel de reservas del Deportivo Cali gracias a una gestión de su hábil empresario José Castaño cuando apenas despuntaba el milenio. Poco después de haber llegado, el «Cheché» Hernández decidió otorgarle el ascenso y el nigeriano se convirtió en flamante refuerzo de la plantilla profesional. Fue entonces cuando López Tulande lo abordó para indagar sobre la vida, obra y trayectoria del recién llegado al que la hinchada quería conocer. A continuación, algunos apartes de una entrevista digna de una antología bestiarista:

-¿Cómo hizo para superar el obstáculo del idioma español?

Bueno, hablando con los compañeros. En el América el que más me enseñó fue Carlos Gutiérrez. Todavía tengo algunos problemitas con el idioma, pero lo estoy entendiendo cada día más.

-¿Y las comidas?

No he tenido problemas, allá también comemos sancocho de gallina.

-¿Cómo es el sancocho de allá de Nigeria?

Bastante presa y mucha verdura, es bueno. Pero me gusta mucho el que hacen aquí en Cali, aunque le falta más presa ¿no?

-¿Le gusta el licor?

Sí, pero cuando estoy de vacaciones

-¿Qué tipo de licor?

Bueno, allá tomamos mucha cerveza Guinnes y también se toma whisky Jhony Walker, también se toma vino para acompañar las comidas.

-¿Tiene carro?

Tenía hasta hace unos días

-¿Qué pasó?

Se lo robaron a un amigo en Nigeria. Era un Mercedes Benz que me había costado en el 97 siete mil dólares. Allá no responde el seguro por los carros robados, de manera que ya se perdió.

-¿Piensa comprar carro en Cali?

Por ahora no, sigo pagando taxis

-¿Tiene novia?

No, ahora no tengo. En Nigeria tuve varias, pero nada serio.

-¿Le gustan las caleñas?

Mucho, son bonitas y muy amables.

-¿No ha conquistado a ninguna todavía?

No, pero si tengo amigas vecinas, más adelante me consigo una novia.

Pie de foto campeón

Reproduzco textual pie de foto de la imagen tomada de la edición No. 8 de la revista Deporte Gráfico, diciembre 1990: El hincha del Bucaramanga le dio un vuelco a su estilo en 1990. Antes era conservador en sus atuendos. Ahora es agresivo. .

Rodillo al cuadrado

No siempre tiene que ser el Diario Deportivo el llamado a nutrir nuestra siempre estelar sección «Joyas de la prensa». La imagen de hoy, que también reúne los méritos para ser «Postal de nuestro fútbol», corre por cuenta del diario El Tiempo, que en vísperas del mundial de Francia le pidió a su departamento de fotografía ser «lo más creativos posibles» con el material gráfico que acompañaría una entrevista al entonces DT nacional. Tamaño documento no podía quedar sepultado el archivo. .