El manoverguismo azul recibe adhesiones

Carlos Preciado la tiene clara. Si fuera por su talento, su éxito y continuidad en Millonarios estaría en duda. Visitante frecuente del Bestiario, Preciado, temeroso de no recibir llamado a negociar para renovar su contrato en diciembre, no dudó en coquetearle a la logia de los manoverguistas con este gesto que nuestra unidad investigativa detectó el pasado miércoles en el partido en Tunja contra Chicó. Sabe que una vez admitido en la logia, superados los ritos de iniciación, su atornillada al cargo de volante embajador vendrá por añadidura.  Tiene a la mano el caso Marcio, delantero azul por más de un lustro. Y el de Harry Castillo, que debutó en 1992, fue hasta Corea, volvió y al regresar 13 años le tenían bien guardado su puesto.  Su ingreso tendrá que tener el vistobueno de los ancianos de la tribu, entre ellos, Rafael Robayo:

Robayo, salta a la cancha y hace el saludo manoverguista de rutina.

El misterio del manoverguismo azul

Esta vez la unidad investigativa no respondió a las expectativas. Mató el tigre y se asustó con el cuero. Las fuentes fallaron. Los expertos también. Nadie se atreve a explicarlo pero ahí está, lo pueden ver: es una extraña tradición, un lúbrico ritual, que, como lo muestran ambas imágenes, obliga al jugador de Millonarios ubicado en la mitad de la fila inferior de la formación a aparecer en la foto agarrando su miembro con la mano derecha.

En cambio de verdades, sobran hipótesis. Que se trata de una secreta logia -la de los manoverguistas- que por décadas ha existido dentro del club azul, que el santo y seña que utilizan sus miembros para identificarse es este y  que es, de paso, la culpable de la larga sequía. Otros hablan de una táctica, que el tiempo ha desmotrado fallida, para -de forma inconsciente- intimidar desde el comienzo a los rivales con gestos de este tipo. Por último, no faltan los que creen que no hay que hilar tan delgado y que el gesto lo explica una enfermedad venérea causada por la hermandad de leche que suele caracterizar a cualquier plantel profesional.

Ante la incertidumbre, invitamos a nuestros lectores a ser miembros honorarios del club de amiguitos de la Unidad Investigativa y ayudarnos a resolver este caso.