No era nuestra intención, lo prometemos, pero otra vez un homenaje nos obliga a tocar el bendito tema del Deportivo Cali y sus arqueros. El responsable en esta ocasión es Eduardo Calderón, arquero de la selección Colombia sub17 campeona suramericana en Armenia en 1993. Calderón, junto a otros malogrados como Pana, Velasco, Oliveros y Madrid fue una de las grandes figuras del equipo de «Basilico» Gonzalez que opacó incluso al Brasil de un jovencito que su sola presencia reclamaba a gritos un ortodoncista: un tal Ronaldo Nazario de Lima. Una vez coronados campeones se indagó, como es la costumbre, un poco
más sobre estas jóvenes promesas. Fue entonces cuando se supo que Calderón provenía de la escuela del Deportivo Cali. Campeón suramericano, de la misma escuela de Calero, Mondragón y Córodoba, Eduardo tenía todo para descollar en el arco verde desde muy temprana edad. Sin embargo, quienes hacían estas cándidas predicciones no contaban con que el Cali es el Cali y que tradicionalmente ha sido escenario de los más rocambolescos episodios. En efecto, poco tiempo después de su éxito con la sub17 a Eduardo se le informó que su baja estatura (1.72) no le garantizaba ningún futuro bajo los tres palos. Eduardo, resignado, seguramente buscó la vieja libreta con los teléfonos de Pana, Madrid y Oliveros para así ahogar juntos las penas. .