En 1985, tiempo en el que ya Colombia sabía que tenía que jugar si quería estar en el Mundial de 1986 después de decir que no era buena idea hacer la Copa del Mundo en el país, la Federación de Fútbol de ese entonces pensó en una estrategia tipo «paraguas»: escogió una «Comisión de Notables» para que ellos se encargaran de elegir al entrenador de la Selección Colombia. ¿La idea? Que si algo fracasaba, la culpa no sería del ente federativo, sino de los integrantes de esta cofradía en la que pululaban los calambures y los microlingotes en cada una de sus charlas.
Alberto Casas Santamaría (primero a la izquierda), Daniel Samper Pizano (segundo de izquierda a derecha), Juan Sebastián Betancur (tercero de izquierda a derecha), junto con Carlos Cure (último a la derecha) recibieron la responsabilidad de elegir estratega para Colombia. León Londoño fue el encargado de dar la bendición.
Gabriel Ochoa Uribe, por decisión del cónclave, reemplazó al «Caimán» Sánchez pero tras agarrones con la prensa y «Gusshiddinkato» en el banquillo, al dirigir al tiempo a Colombia y al América, el país se quedó por fuera del Mundial 86, perdiendo un repechaje contra Paraguay.
En su momento «Los notables» recibieron los señalamientos sobre el fracaso. La Federación, cosa que no ha cambiado desde esos tiempos hasta hoy, pasó «de agache».
Juan Sebastián Betancur????, Carlos Cure ???? que pena la ignorancia, pero quienes eran estos «notables»?
Claro, la comisión de notables…DE NOTABLES CHUPADORES DE WHISKY!!
De lo mas bestiarista en absoluto. La elección de Ochoa no fue mala en realidad pero si totalmente académica -ya que está de moda el término. Embelesado con la copa, el médico botó un repechaje fácil fácil contra los paraguas.