El buen Yulián, cuando corría con las selecciónes juveniles mostrando sus rulos ai aire supo probar las mieles del atractivo y corto negocio del modelaje. Como el fútbol, al ser ambas disciplinas de tan corta duración, tomó la decisión de poder desarrollar alguna profesión de mayor vigencia y por eso, luego de varias clases intensivas en varias academias de teatro y después de superar la etapa del actor que recién graduado se la pasa tomando canelazo, usando boina y portando una larga bufanda en cualquier lanzamiento de obra -hasta de lotes- pudo finalmente entrar al maravilloso mundo del tubo catódico.
Su papel fue corto pero resultó ser inolvidable. Encarnaba a un enfermero medio asesino que se arrepiente de su fechoría al final de la escena. Tras largos estudios de su parte y ensayando los métodos de Stanislavki y el siempre efectivo método italiano, Anchico fue Angrande en el plató.
Su compañera de set debía morir, sin embargo Anchico pensó que si oficiaba como libretista podía también tener buen futuro. Cambió a escondidas el desenlace de la escena y de esta manera logró que la actriz, también novata como él, pudiera estar algunos capítulos más al aire. De repente y sin quererlo, a Yulián Anchico se le debe la explosión artística de Ana María Orozco, mundialmente famosa años después con «Betty la fea».
Anchico intentó llamar a la Orozco al teléfono durante la cumbre de su fama pero nadie respondió. Cuando él se coronó campeón con Santa Fe la Orozco lo recordó y quiso hablar con él para felicitarlo. El que no respondió en esta ocasión, fue Yulián
El perro que suena al fondo es «cuchuco»?
Jajajaja, también me quedé un día viendo ese culebrón noventero que dan ahora por Telepacífico donde «Yulián» trata de seducir a (ojo) Lucero Cortés.