Un nuevo caso en que la cigüeña se equivocó a la hora de llevar un encargo. Diego Fernando Mújica Rampoldi es el hijo entrenador en propiedad del Tolima de la Libertadores-83, Juan Martín, quien llegó a vestir la celeste uruguaya en 22 ocasiones y dejando huella como uno de los hombres que ganó la Copa Libertadores como jugador y entrenador (Nacional 71 y 80).
Entre todo lo bueno que hizo su padre (quien pasó por el Caldas, Cali y de nuevo Tolima), una cosa marcó el futuro nefasto de su hijo, regalarle un balón de fútbol. «Me hice jugador por mi padre. Siempre me gustó el fútbol, mis familiares lo practicaban y eso me influenció», dijo Diego Fernando a su llegada a Medellín.
El 12 de febrero debutó Juan Martín en el Poderoso, cuando Luis Augusto García era el técnico del equipo, asistido por Darío Vélez, Gonzalo Garrincha Guzmán y Juan Martín Mújica. ¡Con razón! Diego había llegado gracias a un pequeño empujoncito del asesor del Poderoso. El uruguayo fue titular en un puñado de encuentros, sin goles obviamente, alternando su posición con Álex Fernández y José Luis Pino. Pasaron los encuentros y los malos resultados pululaban. Hasta que el 4 de mayo, menos de tres meses después de su debut, una derrota ante Millonarios hizo que el cuerpo técnico dejara su puesto en el Rojo. En el avión que partió ese sábado del aeropuerto José María Córdoba viajaba todo el staff de entrenadores, y a su lado, como era de esperarse el pequeño Diego Fernando.
Al Benjamín de los Mújica le queda un gran honor, haber militado en el Bordeaux de Francia durante tres años. ¿Adivinen quien rondaba por el club?….
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