Cara de breva, actitud mesurada, entusiasmo venido a menos, entradas a destiempo y goles en su propio arco marcaron la tendencia de este ignoto argentino, del que pocos recuerdan mucho ya que su paso por canchas colombianas fue olvidable.
Aplicado aprendiz de defensa central en Ferrocarril Oeste no tuvo muchas oportunidades de pararse en la zaga del verde del oeste bonaerense por sus propias limitaciones técnicas y recaló en Colombia para ver si podía descollar en un fútbol de menor nivel. Aterrizó en Bucaramanga, en 1988 (había tenido un paso por Almirante Brown) cuando a este equipo lo patrocinaba en la camiseta la Lotería de Santander. Habría que decir que los búcaros no se ganaron la lotería, pero sí la indeseable cabeza de la lechona que rifan en sorteos de oficinas de poca monta con el pobre Piazzalonga.
Aparte de que el Bucaramanga era un equipo muy malo en aquellos tiempos (siempre quedaba de antepenúltimo en la tabla) Piazzalonga colaboró en el desbarranque canario, pues fue autor de tres autogoles sobre el arco del ya homenajeado John Freddy Van Stralhen. Su última incursión conocida fue en Unión de Santa Fe, donde jugó un solo partido en la temporada 90/91 y justo frente a Boca. Entre Batistuta y Latorrre lo bailaron y los santafecinos terminaron perdiendo 4-0 de locales.
Hace pocos años fue entrenador de Aldosivi de Mar del Plata.
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