Recordando a Miguel Calero

En 1993 una inolvidable producción fotográfica reunió a los tres arqueros más destacados de la Escuela Carlos Portela: Miguel Calero, que atajaba en el Deportivo Cali, Farid Mondragón -que estaba de visita en Colombia después de haber hecho una excepcional campaña con Cerro Porteño de Paraguay- y Óscar Córdoba, por esos tiempos defendiendo los intereses del Once Phillips. Cali perdió 0-2 en casa. Es de las pocas postales que juntó a los tres colosos del arco en nuestro país

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La relación Techo-Mundo Aventura no es la primera

La moda de llamar a la casa de un amigo o a la familia y hacer señas para que lo vean montado en una atracción mecánica de Mundo Aventura mientras se transmite en directo un partido de La Equidad parece una nueva tendencia pero nada más lejano a eso. Aunque muchos tratan de llevar a cabo esa sana costumbre de «mojar cámara» de esta forma, ya hubo pioneros en el asunto. En la inauguración del estadio en el Barrio Timiza de Bogotá, en 1983, se disputó un memorable clásico entre Santa Fe y Millonarios que terminó empatado a un gol.

Y no fueron a jugar nóminas juveniles, como cuando Pelé anduvo en El Campín: por el lado azul estaban Van Tuyne, Vivalda, Germán Morales, Wilmar Cabrera, Carlos Ángel López… Del lado rojo figuraron Mina Camacho, José Alejandro Galván, Grimoldi, Oddine y Gottardi.

Por ese entonces la rueda de Chicago estaba atestada, como las tribunas. Pero algunos intrépidos se animaron a tratar de ser inmortalizados y lo consiguieron. Así como se puede ver perfectamente por TV y en HD la mano estirada de algún parroquiano que anda esquivando el vómito montado en la araña de Mundo Aventura -ese ejercicio suele ser más interesante que observar los partidos de La Equidad-, en la foto también se alcanza a ver a un niño con saco de rombos haciendo los cuernitos de Ronnie James Dio en la canasta azul del lado derecho de la rueda de Chicago.

 

Anchico además de modelo fue actor

El buen Yulián, cuando corría con las selecciónes juveniles mostrando sus rulos ai aire supo probar las mieles del atractivo y corto negocio del modelaje. Como el fútbol, al ser ambas disciplinas de tan corta duración, tomó la decisión de poder desarrollar alguna profesión de mayor vigencia y por eso, luego de varias clases intensivas en varias academias de teatro y después de superar la etapa del actor que recién graduado se la pasa tomando canelazo, usando boina y portando una larga bufanda en cualquier lanzamiento de obra -hasta de lotes- pudo finalmente entrar al maravilloso mundo del tubo catódico.

Su papel fue corto pero resultó ser inolvidable. Encarnaba a un enfermero medio asesino que se arrepiente de su fechoría al final de la escena. Tras largos estudios de su parte y ensayando los métodos de Stanislavki y el siempre efectivo método italiano, Anchico fue Angrande en el plató.

Su compañera de set debía morir, sin embargo Anchico pensó que si oficiaba como libretista podía también tener buen futuro. Cambió a escondidas el desenlace de la escena y de esta manera logró que la actriz, también novata como él, pudiera estar algunos capítulos más al aire. De repente y sin quererlo, a Yulián Anchico se le debe la explosión artística de Ana María Orozco, mundialmente famosa años después con «Betty la fea».

Anchico intentó llamar a la Orozco al teléfono durante la cumbre de su fama pero nadie respondió. Cuando él se coronó campeón con Santa Fe la Orozco lo recordó y quiso hablar con él para felicitarlo. El que no respondió en esta ocasión, fue Yulián

Extra: ¿Patriotas legalmente no puede descender?

La salida de Miguel Prince y la llegada de Eduardo Julián Retat al banquillo del club fue apenas una cortina de humo para la estrategia pensada por los directivos del equipo para esquivar la posibilidad de perder su puesto en la primera división. La prueba reina, encontrada por nuestra Unidad Investigativa, es esta imagen del álbum del fútbol profesional colombiano 2012. En los archivos de la Dimayor está inscrito como «Patriotas Boyacá». Pero en una jugada jurídica digna de Abelardo De La Espriella, esta imagen habla del «Patriotas Bocayá».

Ese vacío jurídico -cree la dirigencia- será vital si el club se queda colgado en la búsqueda de puntos. El caso, en los tribunales de arbitrio deportivo se ha denominado como «la batalla de Bocayá». ¿Cuál sería la solución del entuerto? De acuerdo al historial de casos de este tipo, la propuesta sería aumentar la cantidad de equipos en la A e incluir a «Patriotas Bocayá» en primera división.

Se dice en los corredores que los dirigentes bocayenses estarían dispuestos a ceder varios planes de tiempo compartido en hoteles de Duitama y Sogamoso para aquellos directivos que, llegado el caso de un descenso patriota, apoyen la demanda del Patriotas Bocayá y que incluso hay altos hilos invisibles que desde ya están modificando la letra de la quinta estrofa del himno nacional. La original decía así:

De Boyacá en los campos
el genio de la gloria
con cada espiga un héroe
invicto coronó.
Soldados sin coraza
ganaron la victoria
su varonil aliento
de escudo les sirvió.

La versión modificada se cantaría así:

De Bocayá en los campos
Carpintero y Lazaga
Viáfara y su guante
invicto coronó.
Patriotas sin descenso
Comieron Pizza Nostra
su varonil aliento
de escudo les sirvió.

Estaremos atentos a cualquier novedad…

«Despídase en inglés: goodbye». La voz de Andre Krul

 

Foto camerino @guilloarango

Foto Krul y Audio: @hugobogota

El debut de Andre Krul no fue un mito aunque todo parecía indicar que sí. Justo, cuando llamó a Amsterdam a decir que por fa le grabaran el partido en el que iba a salir, no transmitieron Millonarios-Chicó. Dejó su testimonio en los corredores del estadio El Campín como para que no se diga que fue mentira lo de él en el fútbol colombiano. Aunque habla con Óscar «Chico» Restrepo en inglés, su mejor amigo es Elvis Perlaza quien, en los vestidores del estadio Santiago de las Atalayas en Yopal le sugirió amablemente que por favor se echara grandes raciones de Black Flag y que se bañara con Nopiquex para evitar las ronchas de las picaduras de zancudo. la primera la pudo hacer: la segunda, no tanto. Yopal está sin agua hace un año.

¿De qué equipo es Jerry Seinfeld?

Hallazgo de Adolfo Zableh (consulte el otro lado de esta historia en rutaterricola.com)

Nuestra unidad investigativa hizo un seguimiento exhaustivo para poder definir esta pregunta. Las pesquisas, aunque dejaron quebradas las arcas de la redacción y sin modo de explicarle a Belisario Marín cuál va a ser el canje con el que se le abonará parte de la deuda adquirida por pasajes terrestres y marítimos -no hubo un solo aeropuerto en esta historia de búsqueda-, también esclarecieron muchas dudas sembradas desde el año 2006. Si bien el cómico gringo en su famoso programa trató de parecer fanático de los Mets, su corazón late por el motilón.

Fue en una visita relámpago a Bogotá, acompañado de todo su elenco. El objetivo era hacer un turismo distinto al que acostumbra el forastero que pisa nuestras tierras. Con el mapa claro decidió comer y rumbear en «Gustavo Carne de Pavo» y comer carne los domingos en el mítico «Pacheco los saluda». Un amigo le dijo que ir de Camping a Los Gansos era una idea extraordinaria. Su mal español lo llevó, por voces de algunos hinchas, a terminar en El Campín con unos tipos que no eran gansos, pero decían «Soooomos Gassssshhhhhhinas» con notoria tonada argentina.

Obediente, Seinfeld trató de alimentarse antes de entrar al coloso de la 57 y aunque fue asustado por algunos «perritus» en las instalaciones de Pollo Brujo (foto), consiguió consumir con los demás integrantes de la serie dos aves tipo broasted con cebolla roja. Y terminó yendo al partido Millonarios-Cúcuta, el mismo que aparece como nexo en la primera foto. Allí, en las graderías, oía que llamaban a un tipo con nombre gringo. A Willers. Por eso puso especial atención en el arquero Willers «Cauchito» Valencia esa noche de miércoles. Le comentaron que el técnico de Millonarios era Prince, y él, muy entusiasmado, bajó al camerino para hablar con el músico y para pedirle que le cantara a capella «Purple Rain». Jerry y sus amigos quedaron decepcionados cuando les abrió la puerta del camarín un «sexy motherfucker» con acento ocañero, quien lo sacó a empellones porque pensaba que era espía del Cúcuta.

Por ese gesto de grosería prometió que sería fiel a los colores rojinegrosde aquí hasta el final de los tiempos. Esa noche, si bien perdió su equipo 1-0 con gol de Gabriel Fernández, siguió yendo como incógnito al General Santander, cuando su apretado calendario lo permitía. Justo él lloró sus ojos con la eliminación motilona en la semifinal de la Copa Libertadores frente a Boca Juniors en 2007, en aquella noche de niebla y de Riquelme mandándola guardar al arco de Robinson Zapata. Al final del encuentro, no pudo hacer más que llorar en los corredores de la inhóspita Bombonera. Un hombre le puso la mano en el hombro y lo abrazó después. Lo invitó a comer algo y a charlar de fútbol. Ese hombre era Carlos Bianchi (foto) con quien, desde ese día, Seinfeld comparte una amistad que trasciende más allá de las fronteras.

El misterio fue resuelto. Seinfeld es motilón.

Adivine el personaje

Proyecto importante en Santa Fe en tiempos en los que se buscaba un recambio para Miller Cuesta  Miguel Mosquera Torres. Hoy nadie sabe por qué no han hecho una colecta de llaves que no se usan para hacerle una estatua. El ganador podrá reclamar un mechón oxigenado en las puntas, donación de Eumelio Ramón Palacios.

Un gol colegial que en 1985 desató la furia

Daba mucha rabia cuando, en los duelos de colegio, el tarado habilidoso decidía dar vueltas y vueltas con la pelota para gambetear a todos los del curso. No importaban las patadas que se le enviaran a las canilleras. El tipo pasaba impune frente a todos. Para completar su faena, se mamoleaba al arquero unas tres veces, se iba con el balón Mikasa despacito hasta la línea y se quedaba parado, sin hacer gol, esperando a que los demás fueran en cacería para evitarlo. La historia era igual: cuando el tarado veía muy cerca la tromba furibunda, tocaba dócilmente la pelota para que cruzara la línea.  Casi nunca la pelota tocaba la red. Era solo eso: tocarla y ya, con el único ánimo de mostrar superioridad y humillar al desairado.

Daniel Raschle era un delantero que actuaba para Cerro Porteño en 1985 y no tuvo mejor idea que hacer esa misma maniobra en un juego de Copa Libertadores frente a Millonarios en Bogotá. El azul debía ganar para estar en segunda ronda pero Cerro ganaba 0-1 con gol de Jorge Amado Nunes. Y pasó como en el colegio: Millonarios por irse a buscar el empate dejó sin protección a Vivalda y Raschle hizo de las suyas. Se sacó al arquero argentino con un dribbling largo y se fue hasta la línea, a esperarlo, sin hacer el gol. Vivalda, al no tener riesgo de recibir matrícula condicional, le mandó a Raschle un histórico planchazo que no evitó el gol, pero que sí fue una catarsis.

El juego, por culpa de eso, terminó en tángana y con el público afilando sus colmillos para comerse vivo a cada uno de los jugadores paraguayos, quienes debieron salir en la tanqueta 505 –un clásico a la hora de disturbios en el estadio-.

¿Y Raschle? Por su gol se suponía que iba a jugar en el Barcelona de España. Casi se le da el sueño. Terminó en el azulgrana Unión Magdalena en 1988, donde no pudo repetir su lujosa conquista de 1985.