Junior de azul pesadilla

Muy común en las peores pesadillas es que se alteren las proporciones, se pierdan las dimensiones, que las leyes más elementales de la física pierdan vigencia, que las cuerdas vocales no funcionen, que la cabeza o los pies adquieran el peso de una roca lunar y que los colores adquieran delirantes tonos oníricos rara vez vistos cuando se está en un estado no alterado de conciencia.

Pues bien, uno de estos singulares casos tuvo lugar en abril de 2005 cuando millones de televidentes, junto con algunos miles de espectadores que asistieron esa noche al Monumental de Núñez, la mayoría en pleno uso de sus facultades y libres del efecto de cualquier barbitúrico o sicotrópico, pudieron apreciar en la camiseta del Junior de Barranquilla una tonalidad de azul propia de la más bizarra de las pesadillas cortesía de la casa barranquillera Zodium.

En efecto, en aquella noche copera, Junior -que meses atrás ya había sorprendido vistiendo de amarillo en ela final contra Nacional- tuvo a bien lucir un burdo uniforme en tono azul pesadilla con un patrocinio de Cerveza Aguila que parecía estar estampado sobre un fondo de espadadrapo que más que uniforme de competencia parecía la piyama que el patrocinador le había proporcionado a los integrantes del plantel al comenzar la temporada. La explicación no hace falta: tanto el uniforme número uno como el alterno del equipo barranquillero eran similares al tradicional uniforme del equipo de la banda, situación que obligó a la familia Char a darle vía libre al ingenio y al talento del equipo de diseñadores de Zodium.El resultado dejó muy en claro que lo de esta firma es el diseño de sugestivos jeanes que resalten la figura de la mujer barranquillera..

Colombia preolímpica 1992

La ilusión hecha nación encarnó este grupo de talentosos futbolistas que dieron garrote y zanahoria futbolística en dosis exactas. Tras merecer el campeonato preolímpico de Paraguay, que se vio truncado por la derrota contra los locales 1-0 (gol de Yegros) el segundo lugar nos coló en Barcelona ´92, y por la suma de individualidades del conjunto, de nuevo se alzaron favoritismos al viento sobre nuestras aspiraciones a ganar la presea dorada en las justas.

De sopetón nos encontramos con la realidad: en el debut, expulsión de Iván Valenciano y 4-0 en contra frente a España, posterior ganador del oro al vencer 3-2 en un partidazo a Polonia.

La campaña colombiana terminó siendo patética con una igualdad 1-1 frente a Qatar y una espantosa derrota 4-3 frente a Egipto, cortesía de los graves errores de la última línea y de Farid Mondragón, quien reemplazó en el último encuentro a Miguel Calero.

Dos años después parte de esta prole, fantástica pero irregular, nos daría gloria y oprobio al ganarle 5-0 a los argentinos en Buenos Aires, y nos mandaría al infierno con el fracaso de USA 94. Revisar en la imagen, los bigotes de Calero, Gaviria, Aristizábal, así como la camiseta marca Comba, una de las más espantosas vistas alguna vez y con un sponsor más grande que algún escudo patrio.

En la foto: Miguel Calero, Jorge Bermúdez, Hermann “Carepa” Gaviria, Geovannis Cassiani, Iván Valenciano, Harold Lozano. Abajo: Faustino Asprilla, John Wilmer “Pelusa” Pérez, José Fernando Santa, Víctor Aristizábal, Diego Osorio.
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El Once de verde hospital

Fuente inagotable de material para esta redaccción es el Once Caldas y sus sastres. En 1999 el equipo de Manizales incursionó por primera vez en una competición internacional después del subtítulo de 1998 siendo sus rivales en primera fase los argentinos Vélez Sarsfield y River Plate. Al ser blanco el color del uniforme principal de los dos argentinos, el Once de Manizales se vio en la obligación por primera vez en su historia reciente de escoger un segundo uniforme. A juzgar por el resultado, un horripilante verde hospital con burdos vivos blancos y rojos simulando un reguero de pintura en el pecho, la razón del segundo uniforme le llegó sobre la hora a los directivos albos que por esa época confeccionaban bajo la marca «Once Caldas mi equipo del alma» su propia indumentaria. A este lamentable diseño hay que sumarle el patrocinio de un oscuro laboratorio fabricante de suplementos alimenticios –también conseguido a última hora– que colaboró de forma notable para que el uniforme adquiriera un inconfundible aire de atuendo de equipo de torneo interpatios. .

Leopardos morados

Este curioso uniforme azul-morado con franja amarilla de la casa bumanguesa Vera lima (propiedad de Eusebio Vera Lima) se le pudo ver al Atlético en contados partidos a comienzos de 2004. Quizás por la mojigatería que, insistimos, en temas de diseño deportivo ha caracterizado a prensa y afición deportiva del país, este uniforme no se le volvió a ver al equipo dirigido en ese entonces por Óscar Aristizábal.
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John Jairo Carmona y la Libertadores

Al mejor estilo del “colado” que cuando llega a una fiesta ajena es el que más bebe, el que se baila y accede carnalmente a todas las mujeres del lugar, el que tiene el delicioso aval de quemar alfombras con pútridas colillas o vomitarse en cuanta esquina de la casa encuentre con el manto de la impunidad como mejor cómplice, este lateral consiguió lo que Maradona no pudo: levantar el trofeo como campeón de la Copa Libertadores de América.

Su participación en la hazaña verde fue mínima, si revisamos toda la campaña del equipo antioqueño en el certamen copero. Pero el destino le tenía en el camino un premio excesivo para su trayectoria, muy relacionada al bajo perfil y la suplencia: jugr la gran final ocupando la posición de lateral, lugar donde era indiscutido Luis Fernando “Chonto” Herrera.

De esa forma Carmona jugó el 31 de mayo de 1989 en el 2-0 en Bogotá (autogol de Miño, gol de Usuriaga) al lado de Higuita, Perea, Escobar, Gómez, Álvarez, García, Fajardo, Arango, Usuriaga y Tréllez y levantó el trofeo, lo besó más que ninguno y lloró más lágrimas que todas las de sus compañeros de escuadra. Como cualquier colado de fiesta…
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La euforia del "Moisa"

Primer semestre de 1992. Después de la hecatombe que supuso el 7-3 que le propinara Santa Fe a Millonarios en el incio del campeonato al que le siguió un lánguido empate en Pereira, Millonarios celebró su primera victoria en el torneo: 2-0 contra el recién ascendido Envigado en Bogotá. Este triunfo supuso un brutal y no menos pintoresco ejercicio de catarsis de su técnico, el célebre «Moisa» Pachón, que hoy compartimos con nuestros lectores.

Imagen cortesía de www.museovintage.com.

Daniel Tílger

Difícil encontrar un caso en el que se aplique mejor aquello de que una imagen vale mal que mil palabras. El tema de Daniel Tilger podría dar para llenar páginas enteras con reseñas de sus ejecutorias en Boca, Sporting, Once Philips, Santa Fe, Quindío, Junior, América, Cali, Millonarios, Unión de Santa Fe, Argentinos, Juniors, Nueva Chicago, Lanús y Tiro Federal. Se le podría dedicar un capítulo a anécdotas como la de aquella vez en que hizo sus primeros pinitos como urologo con Juan Carlos Hernao. A este capítulo le podría seguir uno con el relato de esta tarde caleña en la que, jugando con Santa Fe, celebró en solitario un gol ante la mirada de desaprobación de sus compañeros que previamente habían experimentado un considerable aumento en el saldo de sus cuentas bancarias.

Nueve años de carrera en Colombia en los que se dio el lujo de conocer el país mejor que el profesor Yarumo hacen que reputados colombianólogos como Malcom Deas palidezcan a su lado. En suma, el tema de la relación de Daniel con Colombia ameritaría quizás un Bestiario propio. Por eso ninguna imagen mejor que esta celebración en la que, sin ningún pudor, da rienda suelta a una pasión reprimida mostrando el escudo del equipo que siempre llevó debajo de la piel, incluso cuando debutó con la de Boca. .

Show del gol Criptón

«Y ahora nuestro muy imitado pero nunca igualado show del gol Criptón…».

Álvaro Anzola

La primera vez que se le vio en el banco azul fue en el segundo semestre de 1998 en un partido contra América en Bogotá cuando fue llamado de urgencia como suplente de Rafael Escobar quien a su vez había asumido la defensa del arco azul en medio de la crisis de arqueros generada por las lesiones de Héctor Burguez y Andrés “Roque” Lopez. Dando muestras de una paciencia y abnegación admirables, “Anzolita”, como se le conoció, fue en sus inicios amo y señor del buzo 22 que tradicionalmente ha identificado al tercer arquero del cuadro embajador. Tanto, que tuvo a bien llevárselo como parte de su equipaje durante una breve temporada e la que defendió el arco del Girardot F.C.

No obstante su perenne presencia entre los suplentes azules , a Anzola no le faltaron oportunidades para abandonar de una buena vez su sempiterna condición de emergente. Cuatro años después de su debut en el banco embajador, comenzando el torneo finalización de 2002 una nueva temporada de lesiones en el arco azul (defendido para el época por Héctor Burguez y Eduardo Niño) dio pie para pensar que finalmente había llegado la tan esperada hora de Anzola. El debut no podría tener mejor marco: clásico contra Santa Fe. Para pesar de su fanaticada, el tan ansiado momento de ver a “Anzolita” cantando el himno aún debía esperar. Desilusionado, Anzola vio como el “Cheché” Hernández mandó traer de urgencia a Breiner Castillo de Cali para que se instalara en el arco azul mientras Burguez se recuperaba. Anzola, sin musitar palabra, continuó en su tarea de brindarle calor al banco norte del Campín.

Un año después, llegaría por fin la oportunidad para el paciente arquero bogotano. Una lesión de Héctor Burguez contra Centauros de Villavicencio le abrió las puertas a Anzola para que fuera al arco en el partido siguiente contra Pereira en el Hernán Ramírez. Un golazo de tiro libre del su coterráneo “El rolo” Flórez fue su bautizo en primera división. Después de este partido, Anzola fue titular en los cuatro partidos restantes del cuadrangular que finalmente ganaría Junior de Barranquilla. Después de esta breve temporada en el arco embajador, las oportunidades para Anzola se pueden contar con los dedos de la mano. La mayoría de estas fueron en el partido final de la temporada cuando, ya cocinada la eliminación azul, se aprovechaba este partido para recompensar a Álvaro por la paciencia y el compañerismo demostrados durante la temporada.

Una nueva oportunidad llegaría para Anzola dos años después cuando una nueva lesión del arquero uruguayo dejó vacante una vez más el arco azul esta vez el problema fue que Anzola no estuvo ahí para responder: una lesión no le permitió estar ese día en el arco azul. José Cuadrado, un novel e ignoto arquero costeño fue el encargado de reemplazar esa tarde al uruguayo. No fue esta la única tarde que se vería a “Cuadradito” en El Campín: más adelante en el campeonato sería él el llamado a ocupar el arco azul ante las constantes expulsiones del turista argentino Juan Francisco Hirigoyen. Anzola, por su parte, pronto regresaría a su lugar en el banco como suplente del argentino o del colombiano.

Con el 2005 terminó también el ciclo de Anzola en Millonarios o mejor, en el banco de Millonarios. Contrario a lo que se creía, “Anzolita” demostró que hasta su paciencia tiene límites y decidió partir rumbo a Yopal para defender allí el arco del tradicional Pumas dejando un vacío en el banco azul al que durante años le supo brindar calor..

Once Caldas-Adidas (II)

En la segunda entrega de nuestro especial sobre la tormentosa relación entre el cuadro albo y la casa alemana tenemos este uniforme azul y blanco que luciera el Once en su partido contra el PSV Eindhoven en el marco de la Copa del Paz en Corea en 2005. Igual que el blanco que les mostramos en la entrega anterior, este uniforme azul sólo se le pudo ver al Once en el partido contra los holandeses. Meses después, en el torneo local retornaron al negro como uniforme alterno mientras en las tiendas deportivas se ofrecía una camiseta adidas color azul que no era la que vemos en la foto y que jamás fue utilizada por el equipo de Manizales. .