
El Junior de Barranquilla en 1991 necesitaba un arquero con las suficientes condiciones como para adueñarse de un puesto que tradicionalmente ha sido ocupado por mano de obra foránea y donde se quemaron pseudoproyectos criollos como Javier Chimá, Calixto Chiquillo, Leonidas De La Hoz y en tiempos recientes Carlos Pérez.
Algún directivo comentó por lo bajo que había visto un par de portadas de la Revista El Gráfico en 1989 donde habían mencionado a un tal Docabo que pintaba bien. Juan Carlos entonces era una de las más grandes promesas en el arco de San Lorenzo de Almagro pero su carácter indomable lo había relegado a temporadas larguísimas en la banca. Eso terminó atrofiando este proyecto porque, sin que nadie lo supiera, el buen arquero pero de personalidad muy fuerte, recaló poco tiempo después en Vélez Sarsfield en donde también tuvo problemas por agarrarse con todo el mundo.
No cabe duda entonces que un atarvancito argentino, de topo en la oreja y actitud de James Dean tenía poco futuro en Barranquilla y así fue. Sus actuaciones fueron muy malas y terminó yéndose una triste tarde de 1991 en la que el Deportivo Independiente Medellín goleó 4-0 al Junior con cuatro tantos de Jorge Daniel Jara, tres de ellos colaboración exclusiva del gaucho.
Después deambuló por Temuco (Chile), Chacarita, Estudiantes, Perugia y Viterbese de Italia y se dio el lujo de ser campeón con Vélez Sarsfield en 1994 (como suplente, claro) de la Copa Libertadores de América.
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