Sin hacer méritos para, diga usted, un apartaestudio en el parnaso de los más grandes del fútbol colombiano de todos los tiempos, el buen Alonso «Pocillo» López alcanzó a ganarse una pieza en el corazón de los hinchas azules, por cuenta de sus catorce años de servicio ininterrumpido en la banda izquierda de Millonarios, aportes que le permitieron tenerla escriturada durante todo este tiempo. Tan instalado estaba que el día de diciembre de 1985 cuando se consumó su salida este, dicen, clavó una bandera de Colombia y puso a sonar el himno en una grabadora Hitachi de doble casetera para impedir ser desalojado de un predio que había ocupado quieta y pacíficamente en término incluso superior al fijado por la ley.
Muchas veces jugador de selección, para 1984 ya tenía el sol a sus espaldas. No obstante, todavía le quedaba algo de gasolina, combustible que se consumió en los segundos que duró este abrazo en plena Caminata de la Solidaridad de ese año con quien por no sabemos qué razón en algún momento decidió ensañarse con la divisa embajadora.
¿Qué vino tras el malevo gesto de O Rei? Un título perdido en la última fecha, un licenciamiento, un fracaso en una eliminatoria y, por último, el fin de su carrera con más pena que gloria dos años después. Una lástima que no quiso hacerle caso al niño que tuvo un instante de clarividencia segundos previos a la foto como bien lo demuestra su rostro, convulsionado al saber ya lo que vendría para su ídolo local.
La llegada a Barranquilla de esta selección Camerún desprovista de sus principales figuras, como es tradición cuando un seleccionado extranjero pisa territorio nacional con fines amistosos, ha sido un bálsamo para esta redacción.
De entrada nos hizo recordara a ese combinado de jóvenes nigerianos de diversas profesiones que en 1994 vinieron a emular a sus ídolos fútbolistas y vestidos de verde sirvieron de artesanal sparring a la selección Colombia que semanas después terminaría olaverdeada en Los Ángeles. Luego nos pusimos a recopilar datos sobre los oficios y negocios de cada uno de estos aventureros, para lo que emprendimos un seguimiento de prensa que incluyó, desde luego, a Noticias Uno.
Y fue entonces cuando vino la revelación. Si observan con cuidado el muy buen informe de Paulo César Cortés, verán a los 34 segundos a uno de los jóvenes emprendedores comenzar sin mayor tiempo de espera y con una presión nivel Chingaza-II una robusta evacuación de su vejiga que se extiende hasta Puerto Colombia y se prolonga hasta el segundo 54, momento en el que procede al tradicional «sacudelis», demasiado breve según expertos consultados para este caso por lo que no se descartan posteriores goteos.
Centésimas después, llega el momento de la higiene, para lo cual, como buen varón práctico -y en esto exigimos sinceridad y autocrítica por parte de lectores tanto como resignación de nuestras lectoras- no se pone a buscar un gel antibacterial, ni un pañito húmedo, mucho menos un pastico mojado y procede a utilizar su vestimenta como toalla improvisada.
Pille el detalle.
Pero el episodio no termina ahí. Pronto, varios de sus compañeros que pasaban por el lugar reciben un estímulo inconsciente en forma de olor amoniacal que inmediatamente activó no sabemos qué conexiones que los pusieron en sorpresiva necesidad de repetir la gesta de su paisano, pero esta vez en masa.
Lo ocurrido, que, lejos, incluso más que los dos goles de Falcao, es el hecho más destacado de estos dos partidos deja varios interrogantes que, esperamos, nos ayuden a resolver:
-¿Será cierto que el empresario decidió traerlos por tierra y, como venían de afán, no pudieron parar a rociar arbolitos «y les tocó aguantarse»?
-¿Puede interpretarse este gesto como manoverguismo avanzado? Por lo tanto, ¿Será esta una señal de los camerunenses para que Millonarios se fije en ellos? ¿Terminarán los directivos azules, sin saber por qué, contratándolos?
-¿Tenía pretenciones territoriales el proceder? ¿Reclamarán, en consecuencia, acción del Country Club los involucrados antes de irse?
-Ahora que el tema se puso de moda, ¿se tratará de un mensaje subliminal de una campaña del Ministerio de Salud para que los hombres procedan a hacerse los chequeos necesarios para estar en condiciones de emular, o incluso superar, a los protagonistas?
-Por tratarse de una contravención, ¿alcanzará la fiscalía de Barranquilla a actuar de oficio? ¿Será posible que el trabajo comunitario que reciban como sanción incluya limpiar la jaula del Cole?
-¿Antanas Mockus convulsionó anoche sin razón aparente hasta ahora?
-¿En los centros comerciales de Yaundé los hombres van juntos al baño mientras las mujeres se quedan renegando solas afuera?
Ya habíamos contado la paradójica historia de la primera vez de Higuita, pero nos faltaba la foto. Para resumir: uno de los máximos ídolos del Atlético Nacional saltó por primera vez en condición de futbolista profesional al gramado de un estadio con el buzo (Adidas) de…Millonarios, nada menos. Fue el 8 de septiembre de 1985, en el Campín, partido que terminó 1-1 con goles de Lugo para Nacional y Marcelo Trobbiani para Millonarios.
Ficha:
Millonarios: Higuita, Galeano, Gutiérrez de Piñeres, Molina, «Pocillo» López, Morales, Peluffo, Díaz, Trobbiani, «Pirata» Ferrer y Funes.
La salida de Miguel Prince y la llegada de Eduardo Julián Retat al banquillo del club fue apenas una cortina de humo para la estrategia pensada por los directivos del equipo para esquivar la posibilidad de perder su puesto en la primera división. La prueba reina, encontrada por nuestra Unidad Investigativa, es esta imagen del álbum del fútbol profesional colombiano 2012. En los archivos de la Dimayor está inscrito como «Patriotas Boyacá». Pero en una jugada jurídica digna de Abelardo De La Espriella, esta imagen habla del «Patriotas Bocayá».
Ese vacío jurídico -cree la dirigencia- será vital si el club se queda colgado en la búsqueda de puntos. El caso, en los tribunales de arbitrio deportivo se ha denominado como «la batalla de Bocayá». ¿Cuál sería la solución del entuerto? De acuerdo al historial de casos de este tipo, la propuesta sería aumentar la cantidad de equipos en la A e incluir a «Patriotas Bocayá» en primera división.
Se dice en los corredores que los dirigentes bocayenses estarían dispuestos a ceder varios planes de tiempo compartido en hoteles de Duitama y Sogamoso para aquellos directivos que, llegado el caso de un descenso patriota, apoyen la demanda del Patriotas Bocayá y que incluso hay altos hilos invisibles que desde ya están modificando la letra de la quinta estrofa del himno nacional. La original decía así:
De Boyacá en los campos
el genio de la gloria
con cada espiga un héroe
invicto coronó.
Soldados sin coraza
ganaron la victoria
su varonil aliento
de escudo les sirvió.
La versión modificada se cantaría así:
De Bocayá en los campos
Carpintero y Lazaga
Viáfara y su guante
invicto coronó.
Patriotas sin descenso
Comieron Pizza Nostra
su varonil aliento
de escudo les sirvió.
Existe un momento en la vida de todo calvo en el que el azar lo pone frente a un juego de espejos -generalmente en un vestier o en una peluquería- y de sopetón descubre que su coronilla se ha desentejado y así comprueba que donde inocentemente creía portar pelo no hay más que una tonsura franciscana cero kilómetros.
Este traumático momento que marca nuestro debut como calvos -luego viene la admisión en el capítulo de la liga de alopésicos más cercana, pero ese es otro cuento- fue el que vivió en 1984 Alberto Casas y que narró con lujo de detalles en esta columna publicada en la Revista Millos. Por esa época, hay que aclarar, también gastaba abolengo como uno de varios notables que el gobierno convocó con la única misión de unir a las fuerzas vivas del país en pos del, como hoy, anhelado regreso a un Mundial.
El caso es que, viéndose corto de tema, suponemos, y con la hora de cierre a milímetros de la nuca, el carismático periodista, decidió abrirle su corazón a los lectores y en un ejercicio de aceptable filigrana con prudentes dosis de humor cachaco envolver con intrascendentes divagaciones futboleras el relato del drama que entonces vivía y que tenía que dejarlo salir antes de que siguiera quemándolo por dentro, como lamparazo enrevesado.
El debut de Andre Krul no fue un mito aunque todo parecía indicar que sí. Justo, cuando llamó a Amsterdam a decir que por fa le grabaran el partido en el que iba a salir, no transmitieron Millonarios-Chicó. Dejó su testimonio en los corredores del estadio El Campín como para que no se diga que fue mentira lo de él en el fútbol colombiano. Aunque habla con Óscar «Chico» Restrepo en inglés, su mejor amigo es Elvis Perlaza quien, en los vestidores del estadio Santiago de las Atalayas en Yopal le sugirió amablemente que por favor se echara grandes raciones de Black Flag y que se bañara con Nopiquex para evitar las ronchas de las picaduras de zancudo. la primera la pudo hacer: la segunda, no tanto. Yopal está sin agua hace un año.