Unión La Cartagenera 1991

En materia de afectos futboleros la región caribe registra cierta promiscuidad. No es difícil, por ejemplo, encontrar hinchas del Unión, del Sucre, del Valledupar e incluso del Real Cartagena con espacio en su corazón para el Júnior, el Unión o el incluso el Real Cartagena. De este amor libre con rotación incluida también se han contagiado los equipos. La historia del Unión la Cartagenera es una buena muestra.

Ocurrió que para el segundo semestre de 1991 el Unión Magdalena tenía sus cuentas bancarias en su estado natural, es decir, plagadas de sobregiros, hechas una bahía de tinta roja. Agobiados por las deudas y cansados del exceso de apatía de su fanaticada, sus directivos vieron con buenos ojos la posibilidad de instalarse en Cartagena donde los esperaba el patrocinio de la Lotería La Cartagenera y con él, el apoyo de las fuerzas vivas de una ciudad que sólo había tenido fútbol profesional en 1971 cuando el Bucaramanga se disfrazó de Real Cartagena.

Así, el equipo dirigido por el argentino Daniel Silguero -de dilatada trayectoria en las inferiores del América- llegó a un estadio Pedro de Heredia semiabandonado cuya cancha albergaba una población de morritos que triplicaba la ya significativa del Eduardo Santos. En su nómina figuraban dos leyendas criollas del arco: Jorge Rayo y Roque «cada que me tocaban en el Campín me tiraba al piso por 34 minutos» Pérez; un terror de los (propios) arqueros como Álvaro Aponte; dos jóvenes promesas: Carlos Asprilla y Flaminio Rivas; un artillero con la pólvora ya con bastante moho: Héctor Ramón Sosa y otros nombres que algo nos dicen como Guillermo «Efectividad» Serrano, Ronald Valderrama, el gran Teddy Orozco y el diez argentino Marcelo Ibañez.

El balance del paseo a la vecina ciudad fue más bien discreto. El Unión terminó el finalización en la misma novena posición que había logrado en el apertura y no le alcanzó para un cupo en los cuadrangulares. Para el año siguiente regresó vía carretera de la cordialidad a Santa Marta mientras que a Cartagena llegó -de nuevo por la carretera de la cordialidad- el Sporting de Barranquilla que pasó a ser el segundo Real Cartagena, el mismo que sobrevive hasta nuestros días.

 

Daniel Tílger, homenaje a un precursor

TilgerNorberto

Hace relativamente poco el plantel profesional de Millonarios decidió que visitar el salón de belleza del afamado estilista Norberto era una buena alternativa como actividad lúdico-estética-cultural. Las imágenes de los dirigido por Vanemerak estudiando alternativas para hacerse la permanente mientras otros se decidían por los rayitos al tiempo que disfrutaban de un pedicure escandalizaron a los más puristas, a esos hinchas enchapados a la antigua para quienes la estética en el fútbol sólo tiene cabida a la hora de despuntarse el bigote.

El caso fue que la incursión en predios tradicionalmente hostiles fue asumida como un hecho sin precedentes. Los más librepensadores reconocieron el valor de este puñado de muchachos que habían dejado atrás prejuicios para darle bandera verde a otras dimensiones de su ser. Pero no sabían quienes esto aplaudían que en 1991, diecisiete años antes, Daniel Tílger, como lo demuestra esta foto, ya cargaba en su billetera camuflada de velcro una tarjetica de cliente frecuente de este mismo salón de belleza, con un agujero hecho con perforadora por cada visita a renovar la vitalidad de sus rayitos tipo peluquín.

 

Pelé y sus gustos raros

Nuestros mentores de Enunabaldosa diero

n a luz la que para nosotros es la mejor sección que pueda tener cualquier blog de cualquier internet de cualquier planeta: Pelé debutó con un pibe. Ofrece una juiciosa exploración por una faceta del ídolo que pocos medios se han atrevido a esculcar. No obstante el rigor, hasta ahora habían pasado por alto otra dimensión de su vida sentimental que esta fotografía -recién llegada a manos de nuestra unidad investigativa- revela y que promete más de un dolor de cabeza para el departamento de comunicaciones de Pelé Corp.

Tres estadios 1A

En el video lo importante no es que el «Rambo» Sosa se haga un gol que deja a Caldas entre los ocho, ni que James Rodríguez papá marque un gol de tiro libre que le hizo comerse varias

cucharadas de arena al arquero del Sporting, Lisandro Bello. Tampoco es importante eso de que Alfonso Cañon hijo clave un golazo de tiro libre y que el arquero del Cúcuta William Mosquera dé volteretas como extra de vaquero acribillado en una película de John Wayne.

Lo verdaderamente valioso es ver tres colosos: el Romelio Martínez de Barranquilla en el juego Sporting-Tolima, el extinto Fernando Londoño y Londoño de Manizales, cuando estaba siendo demolido para darle paso al Palogrande y el Luis Duque Peña, ubicado en Girardot y hogar del Cúcuta Deportivo en 1990.

Nadie sabe si el Atlético de Madrid, en sus angustias económicas, tal vez hubiera jugado contra Sporting y Cúcuta hoy, en esos estadios.

 

Selección Colombia D’León 1988

La camiseta de la selección estuvo muy alcance de la industria nacional en los ochenta antes del contrato firmado con Umbro en 1993. Casi todas las casas de ropa deportiva criollas tuvieron su palomita. Y entre ellas una antioqueña que tuvo su auge a finales de los ochenta vistiendo a los equipos paisas y como sastre oficial de René Higuita: D’León, marca que seguramente en su misión incluía algo así como «seremos el león que devore al puma». Finalmente esto no ocurrió, no tenemos noticias de su supervivencia. Le quedó, eso sí, el honor de haber estado en más de una convocatoria.

 

Última Hora: imágenes exclusivas de la negociación Jeque-Club Deportivo Los Millonarios

Dentro de un corpiño, una de nuestras habituales colaboradoras en la Unidad Investigativa del Bestiario del Balón pudo acceder a los momentos más tensionantes del diálogo sostenido entre el Jeque y los mi

embros de la Junta Directiva que quieren vender el club azul. Por ahora las partes se encuentran en un round de estudio para saber si la transacción llega a buen puerto. Una de las condiciones impuestas por el Emir González de turno es que no contará en la próxima temporada con Ignacio «King Hippo» Ithurralde y Ezequiel «Don Flamenco» Brítez.

Seguiremos informando…

 

Estaremos informado

Los tejedores de Cartago

El aviso fue avistado en una Revista del América de 1988, época en la que abundaban los enredos, las madejas de dimes y diretes que terminaban hechas una melodía. Por suerte había quien las desenredara. O por lo menos así se vendían.

Bono: identifique al último de izquierda a derecha y gánese una valera de Manricuras.

Recuerdo Olímpico: la Selección Colombia «huevos pericos»

Agradecimientos a Alejandro Castiblanco

De acuerdo a los corresponsales colombianos que estuvieron en Barcelona, para los Juegos Olímpicos de 1992, nunca hubo una Selección Colombia mejor alimentada que la que resultó subcampeona del torneo preolímpico en 1992. Comían día y noche en la barra dispuesta en la concentración. Ese hecho y la indisciplina de algunos de sus integrantes se pagó carísimo. Usando un uniforme color «huevo perico» -apenas para homenajear las pantagruélicas ingestas alimenticias- la Selección Colombia fue humillada 4-0 por España. El consuelo tras el final de los Olímpicos fue el mismo de siempre: «hay que decir que los que nos golearon fueron los campeones».

El render del Campín

Si fuera por los renders que los políticos exhiben, Colombia sería líder continental en infraestructura. Bogotá tendría metro, tranvía y tren de cercanías, al país no le cabría una autopista de doble calzada más y hasta Millonarios tendría su propio estadio. Por desgracia, no vivimos en el maravilloso mundo de los pajazos digitales sino en un valle de lágrimas, licitaciones chonetas, polémicos empresarios,empresas de papel y, lo más grave, puentes y troncales de papel.

Todo este auge de los renders como herramienta de trabajo de los políticos vendehumo parecía ser cosa de hace pocos años y gracias a la magia de los computadores.

Pero no. Este hallazgo del grupo de memoria histórica de nuestra unidad investigativa es revelador. Corresponde al render, si bien no digital pero render al fin y al cabo del entonces futuro estadio «El Campín» publicado en la revista Cromos en mayo de 1936.

En esa época Bogotá se preparaba para celebrar su cuarto centenario de fundada. La ciudad no contaba aún con un estadio de fútbol (el Alfonso López de la Ciudad Universitaria también estaba en construcción) y los partidos tenían lugar en escenarios como la Escuela Militar o el campo de «La Merced» en Teusaquillo.

En lugar de echar globos, se decidió que el municipio celebraría la fecha con un plan de obras en el que se incluyó el estadio. Algunos dicen que por idea de Jorge Eliécer Gaitán, tema que es no es del todo claro, en tanto estas imágenes son de mayo de 1936, un mes antes de que el caudillo asumiera como alcalde de la ciudad.

Como se puede ver en el dibujo, el diseño inicial de las tribunas era en forma de herradura sin tribunas en Norte. Pese a que no tenemos imágenes del aspecto que tenía el estadio dos años después cuando fue inaugurado con el partido Colombia y Ecuador el 10 de agosto de 1938 por los Juegos Bolivarianos, estas dos fotografía de la época tomadas también de Cromos nos dan pistas sobre hasta qué punto el ingeniero alemán Federico Leder Müller y su colega colombiano Rafael Arciniegas cumplieron con lo proyectado.

Como es bien sabido, el Campín que hoy conocemos es resultado de varias ampliaciones. El segundo piso de oriental, Norte y Sur, así como el tercer piso de occidental datan de finales de los sesenta. Las fotos muestran que para la inauguración ya existía un primer anillo que en el extremo que se puede ver en la foto del partido (¿Sur?¿Norte?) era de baja altura.

Es claro también que techo en Oriental no hubo sino hasta la ampliación de 1968, que nunca se vio al estadio sin tribunas en norte y que la fachada que muestra la primera imagen nunca llegó a verse así. Y no tenía por qué, en tanto era un estudio preliminar. Pero más allá de estos detalles sobre cómo fue madurando el Campín y le fueron saliendo tribunas (aportes bienvenidos) lo que sí está claro es que en los treinta ya había renders. La diferencia es que estos en cosa de apenas dos años se hacían realidad.

zp8497586rq