«La manoteé con toda la mano»

El uruguayo Carlos Arias ya era conocedor de nuestro fútbol, a fuerza de sacar la pelota del fondo del arco cuando tuvo que defender sin gran suceso las porterías de Cúcuta y Unión Ma

gdalena. Buen arquero, en Santa Fe tuvo sus mejores actuaciones, como este penal que le detuvo a René Higuita en un juego que Santa Fe le ganó a Nacional 2-1. Ofrecemos excusas por los problemas de audio y el tracking del video (los beta nunca se los terminaron de inventar). Sus declaraciones postpartido lo emocionaron hasta la redundancia.

De Sir Hamilton para el mundo: la postal de Francia'98

Los colombianos recordamos el Mundial de Chile a través de la imagen de Lev Yashin entre desconcertado e iracundo tras el gol olímpico de Marcos Coll. Casi treinta años después, la postal de Italia'90 corrió por cuenta

de Freddy Rincón y su celebración del empate contra Alemania. La de Estados Unidos -para desgracia de toda una nación- no puede ser sino el trágico autogol de Andrés Escobar. ¿Y Francia?

El pasito tun-tun de Léider Calimenio tras el gol contra Túnez, dirán algunos. Pero no. Hechas las indagaciones, la unidad investigativa del Bestiario del balón pudo establecer que si bien la mayoría de los colombianos quisieran que este fuera su recuerdo insignia del mundial francés -lejos, el más insípido en insulso de los cuatro- no lo logran.

Y no lo consiguen porque en el medio se les atraviesa con modales de trauma infantil el madrazo con adición de guayazo que Sir Hamilton Ricard por motivos todavía desconocidos le propinó a la cámara que estaba llevando el partido a millones de hogares en todo el planeta.

¿Qué lo llevó a comportarse de esa forma? Es un enigma aún. Pánico escénico tal vez. O quizás alguna cámara, siendo él más jóven, irrumpió en su intimidad y desde entonces les tiene fobia. O quien quita que, como dicen que ocurrió en su fugaz paso por Santa Fe, su nombre ya engrosara el listado de morosos del bar del hotel y que el lente indiscreto le haya revelado al barman que no era ningún integrante de ningún grupo de música tropical que había cruzado el charco para rebuscárselas en bares latinos. Explicaría la ira que al quedar en evidencia se le cerraría inmediatamente la línea de crédito que había logrado con mucho esfuerzo abrir.

Vía SergioCG.

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Maturana, técnico del Real Madrid (1991)

Así tituló más de un medio en Colombia en mayo de 1991. El presidente «merengue», Ramón Mendoza había decidido apostarle al colombiano como carta, primero para ganar las elecciones en el club, y luego para que tomara las riendas del plantel profesional. Inmenso honor.

Hazaña histórica de nuestro balompié. «A Maturana le espera un reto bien serio.Por eso lo del Madrid no se puede entender como la gran meta de Pacho; es simplemente el comienzo, el inicio de sus verdaderos objetivos. Lo anterior fue la preparación de una gran carrera que empieza ahora», escribió César Augusto Londoño en un artículo, portada de Deporte Gráfico, en el que se daba como un hecho la llegada del chocoano al Bernabéu.

Y no sólo César Augusto andaba eufórico. Con él, medio país. Qué medio país, tres cuartos de esta nación. Y entre ellos el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Antonio Navarro que, al aceptarle la renuncia a la curul, aprovechó para inyectarle confianza. Le dijo en su carta que «en el Real Madrid, si llega allá como todos deseamos (buen político, Navarro sabía que las puertas de los hornos queman panes), es irreemplazable».

Pie de foto contundente.

La ensillada sin bestias todavía, oficio en el que Colombia es potencia mundial, arrancó a todo vapor una vez en el país se decidió que era un hecho la nueva chanfa de Pacho. «Marcar en zona, hacer presión sobre el balón, jugar con la intención del contrario, tener jugadores con manejo y dejarle al talento la responsabilidad del ataque, son lo principios que aplicará en su nuevo club», pronosticó en su artículo César Augusto.

Y la euforia germinó como dictan nuestros manuales: que qué orgullo, que la reconquista, que el mejor técnico de esta y tres galaxias más, que ahora sí éramos potencia y que para septiembre ya estarían jugando «amigo secreto» en las oficinas del equipo con motivo del día del amor y la amistá.

Y es que, en serio, todo estaba dispuesto: Pacho, buen amigo, dejaría a los colombianos felices y a su carnal «Bolillo» junto a Diego Barragán instalados en el Valladolid como reemplazo . Nada parecía impedir que el Real Madrid fuera a partir de junio » el Real Madrid de los colombianos» mucho antes de Rincón y Congo.

Para entonces, recordemos, Maturana cumplía una campaña decorosa como técnico del Real Valladolid al tiempo que a distancia y vía telex ejercía como constituyente, cargo para el que había sido elegido luego de aceptar conformar una lista del recién desmovilizado M-19. El Real, por su parte, venía de una campaña llena de tumbos con dos cambios de técnico: comenzó Benjamín Toshack, luego la dupla Di Stéfano-Camacho y por último el yugoslavo Radomir Antic, para efectos de esta historia, villano del paseo.

Según nos contaron, la idea era que Ramón Mendoza una vez asegurara su elección, le pediría al balcánico la renuncia para instalar a nuestro crédito. Y parece que eso también fue lo que le dijeron a Pacho que, ilusionado, cerró apartamento en Valladolid, renunció a su freelance en Bogotá y durante unos días sólo tuvo merenguitos para ofrecerle a las visitas.

Pero algo falló. De repente, cada que Maturana llamaba a Mendoza, cuentan, este resultaba estar en una reunión, llevando los niños al dentista, en medio de un percance doméstico o simplemente atendiendo una llamada muy importante en la otra línea. Traducido al español de las Indias, la secretaria se cansó de decirle «ay don Pacho, si viera, don Ramón justo acabó de salir, usted tan de malas, pero le prometo que aquí le dejo su razoncita».

La angustia de Maturana al no recibir respuesta de Mendoza fue la de todo un país. La ansiada rueda de prensa para protocolizar lo que ya era un hecho jamás tuvo lugar.


El Noticiero TVHoy alcanzó a dar como un hecho la llegada de Pacho al banquillo del Bernabéu.

Y entonces, lo de siempre, el procedimiento que trae la cartilla de la colombianidad para sobrellevar resacas de este tipo: que el color de su piel fue un obstáculo en el seno del camerino del equipo que siempre fue franquista, que la conspiración de todos contra Colombia, que el sagaz Mendoza se aprovechó de la ingenuidad del colombianito y su buena fe y que el perverso Antic supo mover sus fichas para boicotear su llegada.

De lo que poco se habló es que justo mientras el representante de Maturana firmaba un preacuerdo, Antic supo enderezar el caminado del equipo y consiguió una serie de triunfos que lograron hacer impresentable su salida, más con la marea electoral alta. Pero no todo fueron pérdidas para el colombiano. Haber estado cerca, porque lo estuvo, eso nadie lo cuestiona, de sentarse en el banquillo local del Bernabéu, aumentó su cotización. Ayudó a aumentar el saldo de su reputación que luego fue dilapidando pero esa es otra historia. Resumen: perdió el hombre, pero el técnico ganó un poco.

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Radiobestiario y el servicio secreto

Segundo

El Radiobestiario de esta semana incursiona en la noxpirinistica. Y además:

-Déjese ver con una buena acción: adopte a Teo.

-¿Wilder Medina maestro de ceremonias del concierto de McCartney? ¿Recibirá el ex beatle the little kick of good luck de Jorge Barón dentro de un inflable de Noxpirin?

-Devaneo-homenaje a Segundo, el deportista que encarna el espíritu fitness ochentero.

-Tuvimos dos corresponsales que nos traen todo lo que usted quiso saber y no se atrevió a preguntar de la cumbre: Eugenio y Miguel Ángel.

-¿Wiston Girón amigo de Messi?

-Las obras benéficas  de los futbolistas: «Fundación arroz con huevo».

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Chicó FC Prostatrón Fila 2001

ChicoProstatron

De los productos exóticos que se han asomado por las camisetas de nuestro FPC este: el prostatrón, aparato entonces considerado milagroso para evitar la obstrucción de la vejiga por el crecimiento acelerado de la próstata en el caballero.

El caso es que el importador oficial de este dispositivo decidió sumarse al proyecto que entonces todavía compartía Eduardo Pimentel con los hermanos Caicedo. Fue la primera temporada del Chicó en la B y estuvo cerca de ascender (clasificó al cuadrangular final). Llegó lejos con una nómina compuesta por jugadores de pasado reciente azul como Freddy León, Raúl Ramírez Gacha, Álvaro Aponte y Néstor Villarreal. Falta por establecer si la avanzada edad de algunos de ellos los hacía también usuarios del revolucionario invento y, esperemos que no, si algún tipo de convenio para desarrollo de pruebas piloto fue suscrito entre Prostatrón Inc. y el entonces Chicó F.C.

El aparato de marras

Dos detalles más: la marca, Fila, de paso fugaz por estos pagos y algo exótico en una época en la que por la primera B sólo veían diseños de Torino, Comba, FSS, Piola y similares. Por último, el tributo que el equipo le hizo a sus orígenes en el último clásico regional contra Patriotas luciendo estos mismos colores.

Foto: @andrewfpb

¡¡Primicia!! La pistola de Teo

La imagen fue captada desde nuestro Kokorikóptero gracias a un nuevo sistema de fotografía con teleobjetivo donado por el gobierno de Islandia. Corresponde al arma con la que Teo amenazó a Sebastián Saja al terminar el clásico de Avellaneda contra Independiente que su equipo perdió 4-1. De esta forma se desvirtúan las versiones según las cuales el arma del delantero era un tubo PVC con dedo de guante de caucho en uno de sus extremos o una pistola de fulminantes de arito rojo como en algún momento se llegó a asegurar.

Pinto con orejitas

A finales de los 80 y comienzos de los 90 y por razones bien conocidas funcionaba una especie de puente aéreo -en un solo sentido- entre las sedes de Santa Fe y América. Entre todos los jugadores que viajaron estuvieron

los entonces jóvenes bogotanos Eduardo Niño y Wílmer Cabrera que a comienzos de 1990 y cuando eran fijos en la selección que pocos meses después jugaría el Mundial de Italia se despidieron de su casa matriz para instalarse en la tierra de Pepesón.

Esta nota de Ricardo Alfonso sirvió como despedida de los nuevos valores. Nos muestra a Niño, que sabía que era su último día, dejándose contagiar por el ambiente de recocha y haciéndole las populares «orejitas», muy comunes entonces nada menos que a Jorge Luis Pinto. Por su parte, el editor quiso hacer énfasis en el carácter que Cabrera proyectaba en la cancha y se valió del generador de caracteres para dejar claro que se trataba de un «volante con personalidad», descripción que tal vez no cayó muy bien en el resto del plantel.

De la donación de DIABLO AMERICANO.

El último gol del que se sentó sobre la pelota en el Maracaná

En épocas del «zapote mecánico», Colombia tenía tres canales de TV y seis goles en contra antes de jugar cualquier partido de eliminatorias. Por esos años Eduardo Emilio Vilarete era el hombre que, como Falcao García en estos tiempos, quedaba desconectado del resto del equipo. Defendían 10 y Vilarete se quedaba intercambiando teléfono con el arquero rival para buscar una transferencia a un fútbol en el que sí le levantaran la bola porque en Colombia, en la selección mejor dicho, la inanición era su amiga fiel. Se moría de hambre, lejos de quienes tocaban el balón, confiado en que un pelotazo lo encontrara al arquero rival guardándose el esfero en el bolsillo o dejando su agenda telefónica al lado de un palo para que él emergiera con un golazo salvador de cabeza, su gran especialidad.

En las eliminatorias para Argentina 78 andaba en esas mientras miraba cómo Brasil y 100 mil hinchas gritaban goles en el arco de su equipo. Fue 6-0 al final, pero cuando llegó el cuarto, obra de Marinho, Vilarete sintió que como siempre, iba a quedarse parado 90 minutos, igual que usuario de Supercade con recibo rosado de teléfono fijo. Se cansó de mirar cómo el resto se divertía -los brasileños- o sufría -cual defensa colombiano ante Roberto Dinamita-, se cansó y pidió un break.

La pelota llegó a la bomba central y el hombre se sentó encima de ella. Pero no le habló: lejos estaba entonces oligofrenia que solamente sabe manejar Quique Wolff. Realmente estaba mamado de aguantar de pie la goleada y su gesto fue tomado en el país como el de la rendición del cobarde, más que del tipo resignado y suficientemente maduro como para dejarse arrollar por la adversidad, verdadero deseo del atacante. En Brasil leyeron su descanso como la humillación más profunda, como cagarse sobre el balón. Una injusticia.

Jugó en muchos lados en Colombia (Bucaramanga, Nacional, Pereira, Tolima, Unión) y en el extranjero (Perú y Ecuador sus estaciones). Ya viejo se retiró en el Bucaramanga, en 1989. Solo hizo un gol, el del video. El último. El 150.

Radiobestiario y Zemaría

LogoRadioDef2

Vuelve el podcast que criolliza su reproductor (de música).

En esta entrega:

-¿Zemaría es el mesías? (en cualquier caso, lo siguen robando).

-Reminiscencias de visitas papales. Y del niño y el Papa.

-Nondier Romero tiene el celular de Dios, pero lo manda a buzón.

-Wilfredo Rincón del recuerdo: partidos post conciertos.

-Miguel Ángel hace un dibujo de sus vacaciones.

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