A la creatividad periodística le deberían poner pico y placa. O por lo menos instalarle filtros. Todo para evitar que ideas como la de poner a un futbolista a posar disfrazado de algo entre monje benedictino, gurú oscurantista y papa negro de Pereira prosperen. Y es que en su momento puede que haya tenido alguna gracia, pero la vejez de estos brotes de ingenio es fatal. Para el medio, pero también para el protagonista quien hoy, por culpa de esta foto, tiene que gastar largas horas explicándole a los padres de familia de la escuela de fútbol que hoy regenta que sus hijos no tendrán contacto con silicios y similares.
Debieron pasar muchos años para poder encontrar una de las imágenes más perseguidas por la Unidad Investigativa del Bestiario del Balón, pero finalmente se logró hacer la tan ansiada captura. En «Don Chinche» una de las más recordads series cómicas de los años 80 apareció el gran Pecoso Castro en uno de sus capítulos. No fue la única presencia futbolera: Gabriel «La Pantera» Martínez, durísimo central que jugara en Junior y Santa Fe y Antonio Chávez, árbitro FIFA -en este caso afiliado a la «Fifirifai»- estuvieron presentes en el encuentro que enfrentaba a dos corrientes tan disímiles como las del Menottismo y el Bilardismo: en una esquina el equipo de Pachín Chemas «Don Chinche» (Héctor Ulloa) y de Eutimio Pastrana Polanía (Hernando Casanova). En la otra, el club de Eraos Pedraza (Víctor Mallarino) y William Guillermo (Luis Eduardo Arango). Un duelo que registraremos paso a paso: por ahora las formaciones de los equipos y el sorteo de campo.
No sólo en Sea World o en el acuario del Rodadero es posible ver a dos delfines brincar en simultánea. En septiembre de 1993 los cinco goles que Colombia le metió a Argentina dieron pie a esta escena de dos émulos de flipper cuyas vidas más o menos paralelas se cruzaron esa noche bonaerense en la que dejaron asomar el perritu que ambos, y Jorge Correa Pastrana también, llevan dentro.
La Federación Colombiana de Fútbol, pensando en el bien del equipo nacional, está haciendo un llamado a coleccionistas, talleres de mecánica y señoras que adquirieron un Renault 4 en los últimos 40 años, con el fin de comprarlos y así entregarlos a los miembros del equipo actual a manera de bono motivacional.
Un directivo del comité encontró esta vieja publicidad en uno de los rincones de su casa y de inmediato puso a correr a los demás dirigentes para levantarse en el mercado 25 Renaults 4. ¿La consigna? Entregarle a cada uno de nuestros futbolistas uno de esos amigos fieles si se logra la entrada al Mundial brasileño.
Ante la noticia varios jugadores ya están haciendo planes. Pablo Armero lo engallará con el fin de hacer piques en las calles de Udine. David Ospina y James Rodríguez armarán la primera edición del Rally Niza-Oporto y Dayro Moreno le pondrá amplios bafles en el baúl con el fin de recorrer con su música las calles de Tijuana.
Solamente hubo dos malas caras ante la decisión de regalar estos bellos escarabajos: la de Julio Comesaña, quien fue enterado del premio segundos después de presentar renuncia a su cargo y Gustavo Bolívar, que considera al Renault 4 como un carro «común y corriente».
Hizo lo que quiso. Se puso cuantas camisetas pudo, jugó al urólogo en plena cancha y ante miles de aficionados, supo lo que era celebrar goles vestido de azul, verde rojo, aurinegro, verdeamarelo y rojiblanco, entre muchas otras combinaciones. Sólo le faltó de amarillo de selección y eso porque le dio pereza hacer fila en la 100 para apostillar los papeles que le pedían.
Daniel Tílger alcanzó la realización personal y profesional en Colombia, pero esta fue parcial. La unidad investigativa del Bestiario del balón ha podido establecer luego de intensas pesquisas, que el delantero argentino en algún momento de su estancia por estas tierras quiso ingresar a la banda underground de trash metal «The lion’s agony» de Leonel Álvarez. Pero falló.
El cuento es que antes de ingresar, tuvo que seguir el proceso de selección. Este incluía una sesión de fotos con el instrumento al que que aspiraba, el bajo en su caso. Juicioso, el delantero cuadró fecha y una vez delante de la cámara dio todo de sí, pero fue demasiado. Al recibir el sobre con el material, Leo, despectivo y con sonrisa burlona que no disimuló entre dientes, dio el veredicto: «nuuu papá, esta pintica es puro pop, mero mainstrim, ¿sabes qué? pasáselo al monito este amanerado, el gringuito que dicen que se parece a mi ¿ah? ¿qué tal?…¿cómo se llama?…¡ Zulu! como que está montando su grupete, disque «Café Moreno»¿Ah?»¡Ja!, pero ni mandado a hacer para esos caribonitos está…»
Tílger recibió la razón, y, aunque alcanzó a dudarlo, consideró que el proyecto de Zulu era tan serio como otro Zulu que conocía, Zuluaga, «el Topolino» que lo divertía los sábados por la noche. Y entonces archivó su anhelo.
Lo estuvieron buscando por mucho tiempo pero nadie daba razón de él. Fueron años de búsqueda y de drama. El boletín policial que dejó la familia al extravío de este Angus daba pistas interesantes y de fácil detección. La Unidad Investigativa del Bestiario del Balón conoció en su momento la descripción que fue dejada a las autoridades locales para poderlo hallar y, solo pensando en el deber periodístico, quisimos reproducirlas:
Descripción de la familia a la Policía colombiana
Señales particulares:
Se pone bravo cuando le hablan del 5-0.
Dice «Mil nueve setenta y nueve» a la hora de referirse a un año.
Tiene pinta de argentino, pero bronceado al natural, no en cámara solar.
Tiene todas las boletas de los conciertos de Vilma Palma e Vampiros.
Cuando quiere hablar de Jamerson Rentería, dice «Yamerson».
Carga para todas partes un afiche de Pablito Ruiz.
No puede pronunciar las letras Ñ y LL.
El hallazgo final
Más allá de que la descripción era perfecta, no se pudo localizar su rastro, hasta hoy cuando, desde la casa de Navarro Montoya gritaron de felicidad al saber que este argentino pura raza aparecía en plena transmisión de Fox, siendo Fernando «Machorrito» Niembro, el encargado de poder hacer este estupendo hallazgo periodístico. Lo encontraron en mal estado -tenía una camiseta chiviada- pero ya va rumbo a su patria, a celebrar entre Fernet y alfajores los goles argentinos en las eliminatorias mundialistas.
¡La TV hizo un milagro! Divúlgalo a siete de tus contactos. De lo contrario serás castigado con la postura de la camiseta de la Selección Colombia.