El partido contra Santos, por la tercera fase de la Libertadores marcó el punto más alto de la relación entre el Once Caldas y el Contact. Plenamente conscientes ya del impresionante potencial de esta herramienta, los directivos no se pusieron con consideraciones estéticas de ninguna índole y, desbordados, subastaron, cuentan, en un puesto alquilado de una plaza de mercado paulista hasta el último centímetro de una camiseta que, sin querer, inauguró y dejó listo para patentar el concepto de las «páginas negras».
Todos estaban contentos: las alforjas llenas de reales que llevarían de vuelta a Manizales caían de maravilla en medio de tantas penurias. El único que habría preferido seguir recibiendo cheques sin fondos fue el utilero, que tuvo que pasar, nos informan, dos noches en vela dedicado a las manualidades, esto es: a recortar y pegar rollos enteros de contact para dejar listo el display.
Tremenda rareza. Teníamos registro de un fugaz patrocinio de Turbana, cuando a los verdes les tocó despachar en el colombianísimo Orange Bowl por la sanción que la Confederación le impuso al país a finales de 1990, pero no sabíamos, la verdad, que el Auto Spa de Island Park había llegado a un acuerdo con los directivos de Nacional para un patrocinio fugaz en la modalidad «one night stand».
Suponemos, por el trofeo de la Libertadores estampado en la camiseta Torino, que fue por esa época del exilio forzoso. Deducimos, y aquí les pedimos su colaboración, que fue con motivo de alguno de los partidos de la Libertadores de este año, aunque no descartamos que haya sido para un amistoso. Llama poderosamente la atención que para ese entonces ya existiera el concepto de Spa para autos, lugar en el que, suponemos los lavaban con sales minerales y les aplicaban reflexología en las llantas. Quizás contaba también con un Auto Spa Jr., especial para los TYM Miniautos, otro aliado estratégico fugaz que tuvo Nacional por esos años.
La Unidad Investigativa del Bestiario del Balón no deja de trabajar, así sea 30 de febrero o festivo Emiliani. En medio de las depresiones que dejan los domingos en la tarde, sonó el teléfono rojo de nuestra redacción. Nuestro informante, que se identificó como Jimi Hendrix advirtió en una veloz comunicación la responsabilidad creativa de Felipe Nery Franco en la composición e interpretación de la canción «Born To Be Wild», erróneamente adjudicada en mérito a John Kay, vocalista de Steppenwolf.
Uno de los himnos que empezó a cimentar las fuertes paredes del heavy metal tuvo al paraguayo como estandarte, de acuerdo a lo dicho por Jimi Hendrix. De inmediato nuestro avezado editor dominical lo inquirió con una pregunta:
-¿Y por qué Nery tendría intenciones o derechos sobre esa canción?
Hendrix acudió a la lógica pura, la que no existe en nuestra sede de trabajo. Expresó:
-Nery fue la musa de «Born To Be Wild» ¿No sabe inglés o qué? ¿Quién más pudo haber inspirado esa canción? Les remito en un marconigrama un video que lo comprueba.
Fue poner play y verlo manoteando desesperadamente las teclas del órgano Hammond como si estuviera protestándole a un árbitro localista o a una vendedora de chaquiras para el pelo en El Rodadero.
Cuando primero llegó el archivo, nuestra unidad de recepción, análisis y clasificación (en liquidación) lo desestimó. «Ahí medio aguanta, es Saulo Hernández tapando con una camiseta manga larga de la selección alemana en el Pereira» fue el dictamen del responsable de recibir la filtración. La cosa quedó quieta hasta que en un uno de nuestros talleres pedagógicas que se enmarcan en nuestro programa de responsabilidad social nos encontrábamos en plena actividad de repaso y memorización de rostros de futbolistas famosos. Fue entonces cuando la persona a cargo de la dinámica tuvo la epifanía: «yo a este man lo he visto antes», dijo cuando pasó la diapositiva de Lothar Matthaus, «a este vergajo dónde fue que lo vi hace poco», se preguntó.
Varios días duró con la inquietud hasta que por fin, en la ducha, logró atar el cabo: había sido en la foto del Pereira donde supuestamente Saulo Hernández lucía el uniforme de la selección campeona en Italia’90. Apenas cayó en cuenta gritó: «Ese no es ningún Saulo Hernández, ese es Lothar Matthaus y nos mamó galló». Se citó a comité de crisis y se aportaron las pruebas. No hizo falta mayor argumentación, las imágenes eran contundentes y la conclusión también: Lothar Matthaus vino de incógnito a Pereira y, siguiendo el ejemplo de la vecina Cali, tapó en el Pereira.
La siguiente tarea fue averiguar por qué diablos «Mateito» Matthaus vino a templar a la Perla del Otún y más en calidad de arquero. Dice la fuente que aceptó hablar para nosotros a cambio de preservar su identidad y de cuatro consejos para la vida del Vágner del amor, que el volante y luego stopper tenía una fuerte fijación por los cruces entre felinares, razón que aparentemente lo llevó a visitar al Ligre del Zoológico Matecaña. Al parecer coincidió en su visita con Saulo y su familia, quien, mire usted, también se interesaba por el tema. El golero, germanófilo de vieja data además, lo identificó, vio que se parecían y de una le fue diciendo «viejo Lothar, vos sabés que lo mío es suplentear, este año estoy jodido, me ha tocado casi todo de titular, haceme ahí un 14 y te haces pasar por mi el domingo, luego si querés te invito a conocer Juanchito». Algo atónito y desatendiendo por un momento al ligre, Matthaus reflexionó para luego aceptar la propuesta, «qué más da, ya entrados en gastos démosle» pensó para sus adentros, en alemán, por supuesto. Luego miró al ligre en busca de aprobación y este asintió.
Al día siguiente saltaba a la cancha del Pascual con el grande Matecaña, pero ocurrió que Saulo no contaba sino con un buzo que justo había mandado lavar el viernes y que no se había alcanzado a secar, ni poniéndolo detrás de la nevera. Esto obligó a Lothar a usar su uniforme de dotación que cargaba siempre en su equipaje de mano, «por si las moscas». Como habrá de suponer, amigo lector, para evitar quedar en evidencia, ese día el arquero del Pereira no habló. No hubo quien liderara al equipo desde atrás.Intentó con lenguaje de señas, pero nada. Hebert González, encargado de comunicarse con el supuesto Saulo se quedó un poco más calvo tratando de adivinar que quería este con «¡schaisse!, ¡ligren!». Al terminar el partido, el verdadero Saulo le recibió el uniforme de afán (se lo quedó, por supuesto) y tuvo, ahora sí en castellano, que rendir descargos en el camerino. A Lothar, eufórico y torsidesnudo, se le vio esa noche deambular por Juanchito gritando, botella de aguardiente blanco en la mano, «¡schaisse!, ¡ligren!»
Un testigo encubierto que iba a hablar sobre el carrusel de la salud dejó sobre la mesa de una lonchería chapineruna este casete, que cayó en manos de nuestra Unidad Investigativa.
Entre los videos que llevaba para comparecer ante los fiscales estaba este video, prueba reina de lo que se supone fue un despilfarro de esfuerzos y dinero: la transmisión de la gran final del Hexagonal del Olaya 1998. Los investigadores pretenden estimar cuál fue el costo de las chaquetas que lucen con garbo y donaire Eric Frasser y un amigo de la casa, el gran Henry «Bocha» Jiménez.
También los entes judiciales buscan descifrar frases que podrían ser señales en clave: Una de ellas la lanza el bienamado «Bocha» que dice que Seguros La Equidad es un equipo «compensadito». La unidad de investigadores se trasladó de inmediato a las instalaciones de Compensar para saber si tiene relación con ese comentaro hecho al aire y que, de encontrarse el nexo, podría fijar una alianza bajo la mesa entre las dos empresas.
De lo que sí están seguros los investigadores es que hubo dilapidacion de fondos en micas hospitalarias después de que Hernando Perdomo Ch lo confesara, cuando no sabía que ya estaba al aire y con los micrófonos encendidos. Se oye claramente en los primeros segundos que dice la frase: «Juana: préstame la pipa, Pepe, para hacer pipí». Nuestra Unidad Investigativa quiso ir más allá y acudiendo a modernas técnicas de audio, pudo escuchar esa frase al revés para ver si había algún mensaje subliminal, además de la ya mencionada y escatológica revelación. ¡Oh, sorpresa! Había, en efecto un mensaje encriptado que rezaba: «Palacino, pase pa la papa». La información extractada por nuestros avezados periodistas ya está en manos de las autoridades incompetentes.
Finalmente, y por culpa de los pixeles, no se ha podido establecer si el Santiago Escobar que aparece en la formación de La Equidad es el mismo que hoy dirige a Nacional y que enfrentará a los aseguradores en la final del apertura. Se cree firmemente que se trata de un homónimo pero hay temor porque si se tratara del «Sachi» es seguro que la ley del ex funcionaría en esta final del torneo apertura 2011.
El fútbol colombiano está perdiendo a sus bigotes más representativos. Gran conmoción causó en la sala de redacción de este medio la noticia de que la causa había perdido uno de sus estandartes: el longevo y tupido mostacho de Jorge Luis Pinto. Por eso, y haciendo esfuerzos para no dejarnos paralizar por la consternación, nos pusimos en la tarea de investigar el hecho. Activamos nuestras redes y pronto llegó el resultado. Es esta imagen que capta el momento exacto en que, en uno de sus recurrentes ataques de ira, que no fue en un estadio (nótese que estaba oyendo walkman) sino en la calle y no sabemos por qué: ¿Un comparendo injusto? ¿Una colada en una fila? ¿Un rebelde e insoportable vello facial enconado que desató la furia? Se abre el debate.
Es bien sabido que medirse camisetas de equipos del mundo es, más que la pelota, la verdadera pasión de Diego Armando Maradona. En documentar esta desbordada afición del 10 ya han dedicado parte de sus vidas nuestros mentores de Enunabaldosa. Es bien conocido que el Deportivo Cali, entre los futbolistas del continente, es un destino turístico tan cotizado como Aruba, Cancún o el Irotama. El caso es que ambas cosas se juntaron en 1979, año en el que Argentinos Juniors vino a jugar un cuadrangular a la capital del Valle contra América, Cali y Cúcuta.
Atraídos seguramente por la buena reputación de la ciudad y -cómo negarlo- por la impresionante liquidez de la que gozaban sobre todo los rojos en esa época, los bichos colorados aterrizaron para enfrentar primero al América -derrota 3-2 con golazo de Maradona- y luego al Cúcuta: victoria 5-1 con cuatro del de Villa Fiorito. Pero esto es secundario. Importa que Diego se las arregló para darle rienda suelta a su pasión, que para entonces no pasaba ni por las caleñas, ni por lo que se hace en Condoricosas ni tampoco por lo que comercializaban los polémicos empresarios que recién se habían instalado en la junta del América. No. Tuvo tiempo, no sabemos cómo, para cambiarse a las carreras detrás de un palo de mango y ponerse el uniforme completo del América y, ecuánime como siempre ha sido, de ahí salir a las carreras y, ansioso, a medirse el del Cali y sentir por unos minutos el relax y el confort que este le había hecho sentir a tantos colegas suyos, arqueros sobre todo. Sólo entonces sintió que ya podía regresar, pleno, a Buenos Aires.