Los que no llegaron -y se perdieron en el camino- a Brasil 2014

En el manual del técnico o directivo vendehumo, la palabra que más aparece según nos confirmó la división de análisis de discurso de nuestra unidad investigativa es «proceso».  Gigantescos desfalcos han tenido lugar en el fútbol con esa palabra como punta de lanza. No obstante, en el feliz regreso de Colombia a un Mundial, sí que hubo uno. Este se dio en la década pasada, en las selecciones juveniles que lograron un título suramericano y tres clasificaciones a semifinales de Copas del Mundo de las categorías sub17 y sub20.  Así, con muy pocas excepciones -entre ellas Mondragón que, cuando era joven todavía no se habían inventado ni el término, ni los diccionarios- casi todos los que irán a Brasil entraron a la Federación desde preescolar.

Pero, como siempre pasa, junto a los que desde el primer día dejaron claro que sacarían el mejor Icfes y terminarían de gerentes, están los que se salieron al terminar primaria, los que eran pilos pero caspas y aquellos que si bien se graduaron, son el azote de los exitosos quienes hace rato guardaron su contacto como «No contestar» fruto de tanto llamarlos a pedirles lo que les falta para pagar la tarjeta y no terminar en Datacrédito.  Son los  mismos que,  para este caso, nadie se los soportará durante el Mundial pues en lugar de ver el partido intentarán ser centro de atención recordando cuando en una concentración le escondieron las pinzas alisadoras a Falcao o aquella vez en que se fue la luz, se rompió un vidrio y tembló un poco la tierra luego de que el profe Lara sonriera.

Carlos Abella: Veterano de los mundiales de Finlandia 2003 y Holanda 2005, este arquero suplente tenía todo para ser el Eduardo Niño de esta generación, pero hoy parece más el Roque Pérez de la década. Tuvo su gran oportunidad en Nacional, donde no brilló. Pasó luego por Envigado y Chicó  para recalar en el Atlético Huila, donde hoy es amo y señor del eterno tierrero de debajo de los arcos del Plazas Alcid.

Óscar Briceño: Junto a su hermano Daniel, fueron por unos meses los gemelos maravilla del fútbol colombiano. Su transferencia a Millonarios luego de que su rostro se le apareciera a Juan Carlos Osorio en su libreta haciendo que éste se empecinara en su traída para gloria de la cuenta en islas Cayman del senador y desgracia de la salud mental de la parcial azul. Su aterrizaje en Bogotá, que parecía la antesala de su despegue definitivo que lo pondría, mínimo en Europa, por esas cosas del fútbol terminó siendo su pasaporte a la liga costarricense.  Regresó en 2009 apenas para confirmar su declive. Hoy es baluarte del Mineros de Guayana de Venezuela.

Sebastián Hernández: También hizo parte del equipo de Eduardo Lara tercero en el mundial escandinavo.  A juzgar por su palmarés, diez equipos en apenas nueve años,  de llegar a ser dirigido por Néstor Otero sin duda sería su consentido. En el Medellín el año pasado mostró algunos chispazos de su época dorada, los mismos que monetizó en su transferencia a comienzos de este año a la enigmática liga búlgara para engrosar la nómina del PFC Ludogorets Razgrad. Cualquier información sobre su paradero y estado actual será bienvenida.

Libis Arenas: Otro graduado manga cum laude de la Lara Academy. El puesto que hoy se escrituró David Ospina, con sobrados méritos, parecía en algún momento destinado para él luego de ser titular  con gran rendimiento en Finlandia 2003 y Holanda 2005.  El punto de giro, en contra, de su carrera tuvo lugar en Italia, donde no se adaptó la agitada vida romana en la Lazio. Regresó a Envigado, primera escala de una gira laboral continental con escalas en varios equipos de Paraguay y Uruguay y fugaces regresos a lavar ropa a Colombia.  Su trasegar le dejó un impresionante promedio de 1.6 equipos por año que lo puso en la mira del libro Guinness. Salió del América en 2012 por exceso de contravenciones.

Harrison Morales:  Si las convocatorias a la selección funcionaran con «selepuntos», Morales tendría asegurado cupo hasta Qatar 2022. No solo estuvo en la nómina, sino que además jugó buena parte de las copas juveniles de Finlandia y Holanda como volante. A diferencia de sus compañeros aquí reseñados, Morales ha mantenido una relación estable con un solo patrón, Hernando Ángel Corp.  La mayor parte del tiempo estuvo en Quindío y unos meses en Villavicencio donde lo mandaron en comisión a la sucursal de esta ciudad que funciona bajo el nombre de Centauros. Ahora, por último, lo trasladaron a la sede Popayán quizás en condición de avanzada para preparar la llegada del equipo de Armenia a la B.

Jimmy Estacio: En esta sequía de laterales que azota al país y que permite que cualquier ciudadano residenciado en Colombia con cédula de ciudadanía, rut y libreta militar llegue incluso a ser titular por toda una temporada de un equipo profesional en dicha posición sin consideración alguna de sus habilidades con el balón, harto debe lamentar Estacio no estar por lo menos en la primera división para así tener algo de visibilidad que seguro lo pondría en la órbita del cuerpo de asesores de Pékerman. Arrancó en el Cali, luego Pereira, Caldas y Pasto. Su último escalón, descendente, es el pomposo Expreso Rojo.

Juan Carlos Toja: El Jim Morrison del FPC ha tenido una carrera marcada por los altibajos y, sobre todo, las tentaciones naturistas. Después del que parecía su reencauche en el Steua de Bucarest, se inscribió definitivamente  en la doctrina Juan Pablo Montoya y prefirió la placidez de los suburbios estadounidenses al ajetreo de la alta competencia europea. Hoy milita sin contratiempos en el New Egland Revolution. Se le ve con frecuencia en los mercados orgánicos autogestionados de productos elaborados por mujeres cabeza de hogar de países en vía de desarrollo de Foxborough.

Daniel Machacón: Ver aquí.

Criterio de selección: Escogimos a aquellos que fueron varias veces llamados a selecciones juveniles en la década pasada y que hoy no tienen ninguna opción de entrar en una convocatoria. Esto excluye a algunos que también fueron discípulos de Lara y Rueda y que hasta ahora no han logrado entusiasmar a Pékerman como Hugo «Estefan Medina me desbancó» Rodallega, Wason Rentería, Harrison Otálvaro, Dayro Moreno y Mauricio Casierra.

No más ensayos. Vote ya

delegados

[poll id=»168″]

James Rodríguez también hace goles de derecha

Aunque en la memoria de todo el mundo James Rodríguez es más zurdo que el Ché Guevara, también se ha dado el lujo de anotar golazos con la pierna diestra. Hay que agregar que este James del que hablamos es el papá del James que todo el mundo conoce. Wilson James Rodríguez, jugador que anduvo por Cúcuta, Tolima y Cali metió este bombazo contra el Caldas. Iván Mejía en su sección del «Show del gol Criptón» le dedicó una frase gentil: «este muchacho juega muy bien».

Todavía faltaban dos años para que el James de hoy naciera.

JamesRodriguezPadre
James papá en 1989 haciendo su mejor esfuerzo para lucir el bigote que entonces exigía el reglamento.

El embajador de Qatar

QatarCali

 

[poll id=»167″]

Un gol con «síndrome Naty Botero»

Hay mujeres que se ven hermosas cuando están lejos de nuestro panorama, pero la perspectiva de belleza se modifica a medida que se acercan a nuestros ojos. Bien es sabido de aquellas féminas que de acuerdo al lenguaje masculino tienen un «muy buen lejos». El oasis de la distancia hace que su aspecto sea esplendoroso pero al acercarse termina siendo una mujer normal, no tan despampanante como se imaginaba.

A este extraño caso de sofisma se le ha bautizado como el «Síndrome Naty Botero». Belleza y normalidad pueden convivir a medida que se aproxima la víctima de este síndrome a su objetivo masculino. Pero no es un problema exclusivo del sexo opuesto. En materia de goles también ha pasado más de una vez que uno advierte el final deseado de un gol que pinta para ser hermoso pero que al final, termina siendo una anotación común y corriente. Uno, al predecir el final imaginando una conclusión ideal -un balazo al ángulo con estirada elástica del arquero- es quien se equivoca: el desenlace de la escena es un puntazo deforme y un arquero despatarrado.

Este gol tipo «Naty Botero» fue narrado en precisa forma por William Vinasco, acompañado del joven Adolfo Pérez durante el mítico especial de los 500 goles.

Nota de la redacción: el síndrome «Naty Botero» también se denomina «síndrome de las gafas negras». Hay mujeres que con antiparras oscuras se ven deseables y suculentas, pero cuando el sol se va y ellas se las quitan, es probable que la magia de su encanto desaparezca.

Cuando Bonner puso cachos

BonnerDefensor2

Cada vez es más raro en estos tiempos de torneos cortos, flexibilidad laboral y jugadores cuentacobristas encontrar casos de futbolistas de un solo equipo en toda su carrera. Bonner Mosquera, buen volante de Millonarios que habría podido tener mayor proyección de haber aprendido a parar el balón, estuvo a punto de ser uno de ellos.

Debutó en 1992, cuando las toldas azules recién se reponían de esa bomba atómica que fue el 7-3 que les propinó Santa Fe en el primer partido del año. Su carrera tuvo entonces una curva ascendente y alcanzó su pico más alto en 1995 cuando fue un habitué de las convocatorias del «Bolillo» y estuvo con Freddy León en la nómina de la Copa América de Uruguay.

Sonó religiosamente en todos los eneros durante por lo menos cinco años para irse al América, pero nunca pudo, o nunca quiso, no lo sabemos, abandonar su zona de confort. Estando en ella el mencionado ascenso de su desempeño de repente se detuvo, su rendimiento se estabilizó por la franja media y, en consecuencia, las ofertas de fin de año se hicieron cada vez más raras, más modestas. Hace poco confesó que el fútbol nunca fue su gran pasión, cosa que a muchos les bastó ver un partido suyo para intuir.

Consciente de que era ahora o nunca, a finales de 2000 y luego de que el clima organizacional del camerino azul se deteriorara, circunstancia de la que muchos lo señalaron como gestor, recibió una discreta oferta de Defensor Sporting de Uruguay que después de mucho meditarlo aceptó. No fue la transferencia que sacudió el mercado, ninguna rotativa tuvo que detenerse para registrarla.

En Uruguay no partió en dos la historia de la liga. Permaneció un año, lapso en el que Millonarios logró el único título internacional de su historia y el único oficial que obtuvo mientras Bonner fue jugador activo: la Merconorte 2001. Por supuesto, al regresar ese diciembre pitaron todos los detectores salinos del aeropuerto por los que pasó.

Radiobestiario y el Sharpie

SharpieDef

Regresa el Radiobestiario con el minuto a minuto del affaire «Sharpie». Tenemos todos los detalles de este inolvidable episodio con el que la providencia nos bendice.

Espere también:

Lo que une a Raúl Cuero y al FPC.

El @perri77u irrumpe, de nuevo, en la torre de cristal.

La nueva y opulenta vida del Cali-Qatar.

Miguel Ángel extasiado con llegada de Spencer Tunick a Colombia.

Descargar (Clic secundario y luego «Guardar enlace como…»)

Usuarios de iTunes y portadores de iPods hacer clic acá. ..

zp8497586rq

La última selección Colombia vestida de rojo

SeleccionColombiaRojo
Arriba: Barack Obama, Freddy Rincón, Leonel Álvarez, Óscar Cortés, «Barrabas» Gómez, Óscar Córdoba. Abajo: Carlos Valderrama, Víctor Aristizábal, Faustino Asprilla, «Chonto» Herrera y Wilson Pérez.

Muy añorada por estos días, la camiseta roja de Colombia, la del 1-1 contra Alemania, la de la clasificación a Italia’90 y el debut ganador en este mismo torneo, tuvo una despedida, en partidos oficiales, bastante discreta, poco acorde con su abolengo.

Ocurrió que luego de una dolorosa derrota por penales contra Argentina en la semifinal de la Copa América de Ecuador de 1993 al equipo de Pacho y Bolillo (BF4E) le correspondió viajar a Portoviejo para disputar con los locales el siempre insulso partido por el tercer puesto del torneo, que es como una pelea con otro ex novio para ver quién es el padrino del matrimonio de la que no fue de ninguno de los dos.

Pero lo que importa aquí es que al ser Ecuador local en el estadio Reales Tamarindos, pudo jugar con su uniforme principal lo que obligó a Colombia a recurrir al alterno. De rojo Umbro con pantaloneta azul y medias amarillas saltó a la cancha la tricolor  que esta vez tampoco tuvo entre los inicialistas a Adolfo «Tren» Valencia, delantero para entonces con su poder goleador en plena ebullición, pero a años luz todavía de igualar el talento que Víctor Aristizábal derrochaba -sin el balón- en aquella competición, razón por la que era titular de la selección, pero sobre todo del corazón del cuerpo técnico.

RinconRojaCopaAmerica1993
Otro de Buenaventura, Freddy Rincón, en un fallido intento por repetir ante las cámaras el gesto posterior al gol contra Alemania.

El gol del de Buenaventura -que entró para el segundo tiempo-, con el que se ganó el partido y el bronce fue un pequeño acto de tardía justicia divina, valga decirlo. Y hay que decir también que una vez sonó el pitazo final nadie sabía que este era también cobijaba a un un fiel traje de trabajo. Por tal razón no hubo ni discursos, ni copa de vino ni ronda scout entonando “no es más que un hasta luego”. Nada.

Y es que la muerte de este atuendo solo ocurriría meses después, a comienzos de 1994 cuando en circunstancias todavía sin aclarar del todo –algunos dicen que fue exigencia de la Fifa, otros señalan a la Federación- se optó por abandonar esta combinación cromática para pasar a la camiseta azul con pantaloneta azul y medias amarillas. Esta combinación tuvo, por cierto, un bautizo de octava: en su estreno un criminal patadón de un sueco alias «Anderson» y que impactara en la rodilla derecha del Pibe Valderrama, puso al país a hacer cadenas de oración para que el diez samario pudiera estar en el Mundial como en efecto sucedió no obstante muchos hoy creen que lo reciente de esta lesión influyó entre mil factores más en el desempeño regularzón y collazos que mostró.

PibeLesionNuevoUniforme
El Pibe, segundos después de sentir la fuerza de Escandinavia.

Como es bien conocido, el segundo uniforme luego mutaría: la pantaloneta pasaría a ser blanca así como las medias. El rojo sería progresivamente excluido, pues las medias de la pinta principal ahora las prefieren blancas.No obstante, es bien sabido que el hincha del fútbol es amante de las tradiciones y defensor de los valores además de nostálgico y melancólico. Por tal razón no se descarta que en Brasil regrese el rojo y, ya metidos en la onda vintage, ¿por qué no los bigotes y las madrinas de la selección?