Central y matrona uruguay@. Si la defensa de Santa Fe tuvo un óptimo rendimiento en 2005 fue por el temor de los restantes integrantes a ser víctima de una de sus cantaletas.
Chicó gris-2007
El Chicó no es un equipo que se haya destacado precisamente por su rigor cromático: azul oscuro, negro, naranja, verde tenue referencia centro de salud son algunos de los colores que han pasado por su camiseta. Y en esta amplia gama hay que resaltar el gris que lució en un partido contra Equidad por el Finalización de 2007. Pero no fue algo planeado por el departamento de diseño e imagen del equipo gomelo-boyacense: el uso de esta tonalidad se debió a que faltando poco para comenzar el partido el juez decidió que el uniforme del visitante era muy similar al del local.
El dictamen del juez cogió al Chicó mal parado, pues no habían llevado uniforme alterno. El juez se empecinó en no empezar el partido y luego de descartar opciones -desvestir a los operarios del vecino Mundo aventura, una de ellas- a los de Pimentel no les quedó sino correr a su sede bogotana donde, por suerte, encontraron unas viejas camisetas de entrenamiento, grises como su desempeño esa tarde: 3-1 perdieron contra los del «(Gran) Maestro» García.
John Florez
Cuando ya había perdido todas las esperanzas, Norberto Peluffo le hizo realidad su sueño de ser futbolista profesional. A sus 27 años, el DT santandereano vio que podía todavía despachar como lateral izquierdo de Millonarios y tras verlo en un torneo aficionado bogotano, con el argumento de «que el que juega es John, no la cédula» gestionó ante recursos humanos su contratación para la temporada 2004.
Y la verdad es que respondió. Incluso hizo un gol: de tiro libre contra el Chicó en el Alfonso López. Sin que llegara nunca la tribuna a corear su apellido o a ser llamado para un comercial de Pepsi, tuvo un desempeño aceptable y, lo más importante hoy, nadie llegó a referirse a él como «Johnsito» o «Florecitas»; es decir, fue serio y rendidor.
Su año feliz tuvo un final algo abrupto: una expulsión en el primer partido de la temporada 2005 en Envigado, acabó con el sueño. La suspensión de 2 fechas que recibió por esa roja hizo loop al infinito.
Futbolistas con cara de señora vieja: Anthony de Ávila
Futbolistas con cara de señora vieja: Ricardo Gareca

Delantero y luego DT argentino. Hombre de dos preocupaciones: el triunfo y el cuidado del blower. Rechazó ofertas tentadoras para ser anfitrión de «Laura en América» versión Mercosur.


Con la colaboración de Vorphalack.
Este Radiobestiario está muy vivo
(Imagen cortesía @LockeMysterio )
Una edición más del podcast que esperan sus reproductores. En una edición tamaño XXL espere:
-«Todo muerto paga», nuevo cartel en la entrada de nuestros estadios.
-Lolo Sudarsky en pareo, barrabrava del Real Cartagena.
-El profe Osorio y su nueva cara, bohemia y grecocaldense. Exclusivo: los acrósticos de su libreta.
-«Bolillo» come flores encerrado en baño de hotel madrileño. Detalles.
-Zemaría ingresa a la masonería y cede su carrito de golf a la logia de los barcinitos mojados.
-El himno que canta la selección de micro es de Franz Ferdinand. Les contamos por qué.
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Futbolistas con cara de señores viejos (o la sub50)
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Los futbolistas ahora ya no son como antes. A aquellos señores de bigote y aire patriarcal que encarnaban en muchos casos figuras de padres ausentes los han ido reemplazando jóvenes imberbes fuertemente influenciados por tribus tipo candys, floggers y emos. Sin duda esto le ha dado al fútbol un ingrediente de sensibilidad, diversidad y estética que no tenía y esto es recatable, pero también ha hecho que el jugador promedio para los hinchas de más de 30 años ya no encarne a un padre, a un tío respetable sino, en el mejor de los casos a un hermanito menor.
Ahora, en lugar de un «sí señor o no señor» como respuesta ante un pedido de autógrafo un futbolista a duras penas inspira un «chino pendejo». Dirán, seguro con razón, que son cosas de la edad, de la godarria innata en la mayoría de los hinchas, absolutamente negados para descifrar los signos de los tiempos. Por eso, hemos querido traerles a ustedes este especial (de varias entregas) para rememorar a esa casi extinta casta de futbolistas que pese a que en el momento de la foto tenían no más 35 años nosotros los veíamos -y los vemos- como de 54 o 63.
La extraña historia de Alirio y Mauricio
En 1990 el Deportivo Pereira gozaba de dos perlas juveniles en su formación. Los Serna. Alirio, apodado «El Marinillo» era el famoso para esos tiempos por sus dotes goleadoras. Mauricio, «Chicho», jugaba como volante de creación y no era aquel recio jugador sin pelos en la lengua y en la cabeza que se transformó en el quinto defensa del Boca Juniors de Carlos Bianchi.
Todo lo contrario: «Chicho» ostentaba largo y crespo pelo que envidiaba Juan Carlos «Chapulín» Maciel (arquero argentino y rival regional pues atajaba en el Quindío) bigote ralo y era un mediocampista habilidoso, de buena técnica y gran despliegue ofensivo.
De un momento a otro el giro para la trayectoria de ambos fue más que brusco. Los dos llegaron a Nacional pero mientras que Alirio parecía ser George Costanza, Mauricio tomó ribetes de Jerry Seinfeld. La carrera del delantero terminó cuando deambulaba en el último descenso del Cúcuta a segunda división. «Chicho» nunca más hizo un regate y decidió que lo suyo era coleccionar piernas de sus rivales como trofeo de guerra. Así se hizo ídolo de la hinchada boquense, a la altura de Blas Giunta y Ubaldo Rattin
Pero si usted nunca vio a Mauricio Serna haciendo enganches en el área o marcando golazos es hora de observarlo. La víctima, como no podía ser de otra manera, Millonarios, de quien Serna resultó ser verdugo recurrente en etapas posteriores.
Bombero voluntario, gran encuesta
Reciclaje de ocasión: Los años maravillosos de Néstor Otero

Agradecimiento a Armando Vargas y el Noticiero de lo cotidiano
A pesar de que la imagen es una simple evocación de alumnos y profesores en el colegio Lauretta Bender de Cali, la imagen tiene algo más de futbolístico que la pose de sus protagonistas. Las preocupaciones de los educandos estaban centradas en su clase de matemáticas porque su profesor era cuchilla. No les exigía saber despejar la X en un problema de álgebra y tampoco decir en segundos cuál era la raíz cuadrada de 2549.
No, el profe de cabeza rápida tenía mejores cosas que enseñar. Alguna vez se presentó un diálogo similar a este en el aula de 8 grado.
-Pase al tablero, Martínez. ¿Listo para el examen?
-Sí profe, pero no me vaya a dar duro.
-Duro daba Obdulio Trasante, hermano. (risas de los alumnos) A ver: cuál fue el esquema táctico utilizado por Stefan Kovacs en el Ajax de 1971.
-Uy no profe, ¿eso cuando lo vimos?
-Hacete el pendejo, mijo, que el otro día revisé cuadernos. ¿Qué está haciendo en esta clase? Responda pues, porque si no, saca uno.
-Profe, pero… Póngame a despejar una fórmula que pa eso soy teso.
-Listo hermano.
Y el profe escribió en el tablero la sigla W-M y botó la tiza al suelo. Lo miró subiendo las cejas y retó a su alumno:
-Quihubo «toronjo». ¿Le quedó grande?
-Nono, profe, ¿eso en qué página del álgebra de Baldor sale?
-Ehhhhhhh brutico si no, hermano. ¿No digás que no conocés a «Herber Chamman»?
No, la verdad que no, profe.
-Tenés uno por bruto. ¿Cómo no sabés qué es la W-M si sos el capitán del equipo de fútbol? Te voy a sapear con el DT ¿oís?
Finalmente, rajando y rajando alumnos, al profe no le quedó otra que abandonar las aulas y dirigir clubes de fútbol. Claro, los futbolistas también le sacan canas cuando, como si les estuviera explicando un trinomio cuadrado perfecto, no entienden qué es «cerrar la banda» o «ganar la espalda». Era Néstor Otero. El «matemático» (abajo, tercero de izquierda a derecha)..






