Los Fatstreet Boys

Cortesía: @Pinocalad

Si uno mezcla bronceador coppertone 30, nopikex y publicidad de ropa, se puede dar un cuadro tal como este, en el que varios integrantes del Deportes Tolima modelo 2004-2005 se quitaron las vergüenzas naturales y decidieron hacer su palomita como modelos de catálogo.

Siguiendo el ejemplo de David “Calamity” James y David Beckham, modelos de Armani (no de Leandro, sí de la casa de alta costura) varios directivos de la casa de confecciones deportivas Sheffy se reunieron en un restaurante del Barrio San Bonifacio para pensar en la estrategia publicitaria correcta con la que debían promocionar sus nuevos productos.  Después de sentarse y esperar las viandas, el más joven directivo lanzó la primera idea

“¿Nos saldrá muy caro Óscar Bríñez como imagen oficial?” (Nota de la redacción: Óscar Bríñez, nacido en Chaparral, Tolima, fue uno de los más ignotos participantes de “Protagonistas de novela”, muy similar a Ronaldinho entre otras).

“¡Carísimo! Se supo cotizar el muchacho”, dijo un viejo zorro que presidía la mesa y que conocía a Bríñez desde la niñez.

Un publicista argentino apareció en escena y a pesar de que nadie lo había llamado, quiso meterle estilo a la reunión y dio una idea interesante:

“Che, queridos: si la solución está en sus manos”.

Todos al tiempo se miraron y soltaron el viudo de capaz que estaban engullendo. No entendían por qué el pescado que comían con las manos iba a solucionarles las cosas. El publicista argentino resopló y ordenó que siguieran comiendo mientras explicaba su expresión. Se refería a que la respuesta estaba muy cerca de ellos: en una mesa aledaña estaban departiendo los futbolistas profesionales del Tolima.

“Ellos son los pibes que deben poner a modelar. Háganme caso, ché. ¿O no recuerdan al Michi Sarmiento, a Andrés Pérez y al Pibe García? ¡La Pepsi que tomó la gente en Colombia gracias a ellos aún le reporta ganancias a la embotelladora!”

“¿Y usted cómo sabe eso?”, preguntó presuroso un dirigente que sin desatarse la corbata, la había guardado en el bolsillo de la camisa para que no se untara de sopa. El gaucho dijo, tocándose la barbilla.

-Yo sé eso porque fui el que inventé esa “campania”.

La siguiente escena encontró a Dumar Rueda, Diego Gómez, Gerardo Vallejo, Yulián Anchico, Daniel Briceño (el de mejores poses en la sesión) y Jorge Horacio Serna posando para los flashes –que no eran muy necesarios por el solazo incandescente- con un único propósito: realizar el catálogo Sheffy de ropa deportiva.

Pantalonetas a medio culo, boxers visibles y risas fueron el resultado de esta campaña, en la que entre otras, aunque las imágenes no las hemos podido encontrar todavía, Anchico posa con un overol, pero sin camiseta debajo.

Todavía desconocemos los resultados de ventas de Sheffy luego de esta particular iniciativa, pero curiosamente todo archivo que registró este extraño emprendimiento de marketing, desapareció por completo. Hoy recuperamos una de las pocas fotografías que quedaron.

Javier Fernández, un narrador posmoderno

httpv://www.youtube.com/watch?v=xYOklTpX28s

La narración posmoderna, sobre todo si de prosa se trata, se caracteriza, entre otras, por prescindir del tiempo lineal. Pasado, presente y futuro se barajan dando paso a la circularidad en el relato: hoy puede ser mañana, ayer ya fue pasado mañana. Pues bien, hasta hoy nos enteramos de que estas vanguardias literarias le apuntan a colonizar otras narraciones, en este caso la deportiva.

Javier Fernández, créalo o no, fue uno de sus abanderados. La prueba es este fragmento de narración del histórico gol de «Neco» Martínez contra Polonia en la gira «sparring» (o mirar y no tocar) que hiciera la selección de mayores días antes del Mundial de Alemania 2006, certamen del que fue eliminada con lujo de detalles. Como verán, sorprendido por la hazaña del buen «Neco», Fernández no quiso quedarse atrás y sacó de la manga su propio as narrando el gol de una forma nunca antes vista: en pretérito imperfecto para luego brincar sin despeinarse al presente subjuntivo, y de ahí si desbocarse en su empalagoso relato.

Una lástima que el buen Javier haya abandonado estas sendas de innovación para inscribirse, poco después, en una escuela tan retardataria como insoportable: la de los diminutivistas.

A la fija con el cliché

Fijarse en el segundo apellido de un futbolista puede sacar de apuros a un periodista con ansias de originalidad. Este fue el caso del reportero de turno, argentino, de El Gráfico, sospechamos, cuando se le encomendó la tarea de retratar al arquero colombiano de Independiente Farid Camilo Mondragón Alí. Luego de agotar todas las vías posibles para la consecución de un dragón, el comunicador recurrió al segundo apellido del guardameta y luego al viejotruco de la asociación libre: segundo apellido, Alí, Alí Babá, Turbante, árabe, alfombra. El resultado fue esta simpática postal que corre el riesgo de ser reciclada el día en que Arroz Roa decida probar suerte en el mercado argentino.

Imagen:  Pablo César Velasco.

Qué maestro

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Radiobestiario Eswinger

En el Radiobestiario de esta semana descubrimos el guiño que Pepe Moreno le hizo al Vágner del amor. Y también:

-Distracción, Guajira, territorio bestiarista.

-Álvaro Aponte regresó de Perú con unas páginas blancas. Detalles.

-Conozca los gallos destapados de nuestro fútbol.

-Autoridades migratorias de España esperan subienda este miércoles.

-Miguel Ángel, en el ojo del huracán y en el alma del parrandón de la Picota. Comunicación exclusiva.

-Créanlo o no: robaron a Zemaría.

-Eugenio, sin querer queriendo, se topa con la rumba eswinger. Imperdible.

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Radiobestiario Cafam League

Regresa el podcast que nos hace querer al fútbol colombiano. Esta semana con:

-El misterio de la «Gallina» Calle.

-Si la literatura tiene su Hay, el fútbol tendrá su Tabora Festival.

-Criadero de futbolistas en Uruguay y de enanos en el Espinal.

-Jugadores del América, a punta de ayuno, por la senda Zen.

-Coles del país conspiran contra pajarraco del Mundial. Detalles.

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El misterio del manoverguismo azul, II parte

Ya instalado el tradicional santo y seña que era casi una comunión entre los jugadores de Millonarios, parecía que no iba a existir ningún sobresalto en las costumbres de este clan hasta que el argentino Daniel Tilger apareció. Debutó en Boca y al país llegó para el Sporting de Barranquilla en 1991, destacándose por sus dotes goleadoras en infinidad de equipos. También demostró su valía en Millonarios a finales de los noventa y tal vez entusiasmado por tanto cariño recibido, decidió hacer público el código que distinguía a la secreta logia.

En el Palogrande -qué mejor lugar para hacerlo, pensó Tilger- y tras marcar un gol al Caldas, pensó que Juan Carlos Henao, a pesar de no ser del mismo equipo, podía ser parte de este club de los cortapalos. Lo invitó cortésmente a hacer parte de esta cofradía haciéndole  el santo y seña y fue Troya. Fue como si hubiera traicionado a todo el consejo manoverguista. El portero no supo qué hacer y los demás «miembros» se sintieron ofendidos por la generosidad de Tilger por convidar a alguien ajeno. La controversia no se detuvo y además de que el delantero argentino recibiera una larga sanción de la Dimayor por su hecho, el cónclave manoverguista decidió su expulsión inmediata de tal membresía.

Tilger se fue a su país y  las levantadas carpas embajadoras guardaron silencio, hasta que la unidad investigativa del Bestiario del Balón recuperara el testimonio de sa noche de cisma interno en Manizales.

Historia patria: Selección Colombia y Adidas

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Podría decirse que la sub20 de Eduardo «soy más emo que Diemo» Lara que por estos días disputa el Juventud de América se está rajando en todas las materias salvo una. Y una que, a la hora del té, poco importa. O mejor, sólo le importa a los fanáticos más enfermos y a los de la línea «Esteban Cortazar». Nos referimos al diseño deportivo. En este campo ha tenido buena acogida entre la afición la llegada de Adidas como proveedor de los uniformes de la tricolor en reemplazo del emporio ítalo-panameño Lotto. Todo esto sin importar que,  según confirmó Mario Bros, se trata de un diseño provisional y que el definitivo sólo se conocerá hasta marzo.

Diseño provisional de Adidas, estrenado por la sub17.

Provisional o definitivo llama mucho la atención el parecido de este uniforme con el que luciera otra selección juvenil, esta sí llamada a ser recordada por varias generaciones: la de Luis Alfonso Marroquín en el Mundial Juvenil de 1985. Para esa época, Colombia, que ya había usado uniformes Le Coq Sportif, comenzaba una relación intermitente con la casa alemana. Todo empezó en plena eliminatoria al Mundial de 1986, cuando el equipo de mayores desechó sobre la marcha los uniformes que con mucho esmero había concebido la diseñadora bogotana Maria Elvira Pardo para pasarse a los importados de las tres rayas. Luego de un desliz con Puma en la Copa América de 1987, Adidas regresó para vestir a los mayores en la eliminatoria y en el Mundial de 1990. Los juveniles, entretanto, apoyaron la industria nacional luciendo diseños de marcas orgullo del eje cafetero como Comba -por el giro del balón, no por los díscolos hermanos- y Torino.