El Bestiario del Balón, tras cinco años de actividades quiere poner en práctica el lugar común de la publicidad: “Nosotros cumplimos años pero los regalos son para usted”. Después de recurrir a tecnología de punta en cuanto a sondeos de opinion y tras recibir un tutorial electoral de los expertos en elecciones en Colombia para los comicios de 1970, decidimos entrar a la maraña de los grandes medios que se atreven a implantar este método. La mision: escoger al futbolista más bestiarista de las dos décadas más recientes.
Los nombres abundan: Elías Correa, Alberto Bobadilla, Mario Jiménez, Orlando Rojas… este mosaico fotográfico le recordará caras y camisetas, pero lo más importante es que usted elija su preferido. Recuerde: solo se aceptan votos de futbolistas que jugaron o jueguen en Colombia durante el periodo comprendido entre 1990 y hoy. Usted puede escoger a su preferido. Es votación abierta
Entre aquellos que votaron se hará un sorteo -que será presenciado por Otto Greiffenstein y Hernán Castrillón- y habrá 50 ganadores del libro con la historia de la Copa Mustang.
Solamente hay que cumplir con tres requisitos muy sencillos:
1. Darle “like” al enlace de Mustang en Facebook (ellos fueron los que nos obsequiaron los libros para ustedes así que esperamos su colaboración en este sentido). Lo del enlace es importante porque los ganadores podrán decirle a Osquitar Córdoba que estampe su firma en el libro. El enlace, aqui
2. Para escribir su candidato, basta poner un comentario en el post con el nombre de su elegido. Recuerde que para la entrega del libro es necesario tener sus datos, así que le aconsejamos se registre en la página para que la entrega del obsequio sea efectiva.
3. La entrega de los libros se hará en la ciudad de Bogotá en fecha y lugar por definir. El ganador tendrá que estar ese día en el lugar en el que se haga la entrega con cédula de ciudadanía a la mano.
El Bestiario del Balón entra a las grandes ligas de los sondeos de opinión. ¡Vote ya por su favorito!
Para las verdades el tiempo. Cuántos días con sus noches no desperdiciaron los hinchas azules tratando de encontrar el porqué del paupérrimo rendimiento de sus ídolos. Años después, la comisión de verdad histórica, reconciliación y reparación del Bestiario del balón está en condiciones de aportar algunas pistas. Primero fue el caso de Harry Castillo, ahora el que se aclara es el de otro hijo de Tumaco: Mauricio Casierra. Como pasó con «Churta», el videoclip que hoy les presentamos demuestra que para Casierra el fútbol ocupaba un triste tercer o cuarto reglón en su lista de prioridades. Puede que de cuerpo estuviera en la banda derecha del Campín, pero no hay duda que su alma levitaba entre bling blines y acordes de reggeaton.
Y de nuevo, la Programación Neuro Lingüística. Así, mientras en pleno partido Casierra recitaba mentalmente la letra de «Culo llegue» no había balón al que no llegara de culo.
El 4 de diciembre de 1986 podría ejemplificar de perfecta manera la colombianidad en todos sus aspectos: en un período menor a las 24 horas puede haber tragedia, celebración y humor.
En Chile, un gol de Ceferino Peña le daba esperanza a Colombia para llegar a la final de los juegos Odesur. El lateral, que arrancó en el América de Cali y años después jugaría en Caldas, Santa Fe, Quindío, Huila y tantos más era la figura de una formación que finalmente debió conformarse con el segundo lugar de la competencia al perder 2-0 en la final con Argentina.
La selección del "profe" Bernal. Foto: José Antonio Vargas.
Colombia se enfrentó en la semifinal del torneo a Brasil, que entre otras, ya tenía a Dunga en nómina. Los dirigidos por Jorge Luis Bernal formaron con Hernán Torres; la zaga «familiar» compuesta por Alfredo González, Miguel “Fercho” González, Víctor González Scott y Ceferino Peña; en el medio Néstor Pizza, Wilson Rodríguez, David Gruesso, César Calero (reemplazado por el gran Dorian Zuluaga); Adelante Armando “Pollo” Díaz (quien fue reemplazado por otro nombre granado: Hernán “La Chichigüa” García) y Orlando Maturana.
El encuentro en los 90´había quedado 1-1 y por penales fue que Colombia pudo encontrar la final de fútbol de los Odesur
Ese mismo día Campo Elías Delgado, ex combatiente de Vietnam hacía un recorrido sangriento por Bogotá acabando con la vida de 29 personas, entre ellas la de su propia madre, e inmortalizando el nombre del Restaurante Pozzetto. Fue esa noche, la del gol de Ceferino que el nacido en Chinácota (Norte de Santander) gestó una de las tragedias más escabrosas de la ciudad.
¿Y el humor? Mientras Ceferino gritaba victoria y Pozzetto se convertía en un campo de batalla, se emitió una de las tantas ediciones del Show de Jimmy. Y justo, el sketch elegido para esta jornada tan variable fue “Debajo de mi camión», parodia de “El Higuerón”, canción del Binomio de Oro con fecha del 4 de diciembre.
Fue una fecha que encerró todo lo que a veces somos capaces de ser.
Dios sabe cuánto talento desperdiciado hay en las prácticas de fútbol. Harry Castillo podría encajar en este perfil. Largos viajes a oriente, donde jugó en ligas de toda laya y su invaluable y estéril aporte en Millonarios hacen de él una figura inolvidable. Pero el gran Harry sintió que él estaba para grandes cosas, para ser un profesional «integral». Recordando entonces sus orígenes y apalancado por amigos de infancia -muy al estilo de Carlos Tevez y sus amigos que tienen un grupo de cumbia villera- se metió al mundo de la música con un éxito infinitamente superior al que amasó en el césped de El Campín.
Por eso, la redacción de este noble site recomienda gustosamente que usted, amable lector, amenice las fiestas de fin de año con «Guapetéalo» un hit musical perteneciente al rubro «música del mundo». Puro bling bling para el decembrino mes que se acerca.
Con un video memorable y el turbo del Renault 9 del buen «Churta» en acción al finalizar el clip, «Guapetéalo» bien podía ser tenida en cuenta en la próxima entrega de los Premios Grammy. Si Jethro Tull ganó un gramófono en 1990 por ser el mejor grupo de metal y Memo Orozco fue nominado por mejor disco infantil, la producción que en conjunto hicieron Harry Castillo y el grupo «Unión Libre» merece todo nuestro reconocimiento y también el de la academia.
Hasta que llegó el día en que todas las puertas de todos los equipos de todas las ligas del mundo se le cerraron al andariego y emprendedor Hamilton Ricard. El dueño del bar de un hostal bogotano quiso saldar cuentas con el chocoano y logró que su nombre fuera incluido en una circular roja que de forma conjunta elaboran la FIFA y Datacrédito.
Angustiado, el delantero y reconocido coleccionista de contratos a término fijo optó por pedir consejo. Algún compadre entonces le dijo: «reinvéntate, Hamilton, reinvéntate». Una lástima, como vemos, que el ingenio que le ha sobrado para hacerle el quite al desempleo le haya faltado a la hora de construir un nuevo perfil profesional.
Siempre precoz, desde su más tierna infancia se anunció como el goleador que hoy es. Como pasa con todos los niños maravilla de nuestro fútbol, estuvo en serio riesgo de castañizarse (por John Edison), pero sobrevivió y hoy es reconocido goleador. Última pista: le salió a la mamá.
Adivine el personaje y gane tres sesiones de tecnocumbia a cargo del «Gringo» Palacios.
Es uno de los riesgos más graves que corre un ser humano. Sentir el poder salino de esas extrañas fuerzas que no pueden ser combatidas con eficacia ni con rezos, ni con escobas detrás de la puerta para que la mala racha concluya pronto su incómoda visita. Aún no se han inventado una póliza eficiente que sea capaz de cubrir esta eventualidad, que no deja de ser latente ante ciertas presencias. De hecho, el granítico equipo de La Equidad y su plantel está pensando hablar con la dirigencia para empezar a hacer válido el ítem de cubrimiento ante «Eventos relacionados con salmuera» y de esta manera, sacar rédito económico de una mala racha que puede tener explicaciones comprobables a través de este documento.
Es que ninguno de los jugadores puede dormir bien, luego de que un «efecto Poltergeist» cayera sobre aquellos que salen en esta imagen. Aunados en torno a la inauguración de las torres de iluminación del Estadio de Techo, los futbolistas y el presidente de la institución Clemente Jaimes aparecen radiantes y sonrientes sin saber el peligro que corren al inmortalizarse en este encuadre tradicional, pero al que le sobra un protagonista.
Luego de tomada esta foto pasaron cosas que todavía no pueden ser explicadas ni por los inventores de la Patasola, el Chupacabras o DMG:
Ariel Carreño sufrió conmoción cerebral y una fuerte fractura de cráneo.
Alexis García fue suspendido un mes por pelearse con Eduardo Pimentel en medio de un anodino Equidad-Chicó. Como si esto fuera poco, debió pagar una multa cercana a los 3 millones de pesos.
Germán Caffa, arquero argentino, sufrió una lesión que lo tiene todavía en barrena.
El Cali le metió cinco goles en Techo.
Renzo Sheput no es el de antes.
De estar segundo del torneo, hoy no está clasificado a las finales.
Dawhlin Leudo, hombre de bestiarista identidad, se desmayó súbitamente contra el Tolima, haciendo gemir de miedo a jugadores, técnico y aquellos que no son beneficiarios de su seguro.
De no recibir expulsiones a pesar de abusar del juego fuerte, la tarjeta roja es amiga de las quincenas de varios integrantes del equipo, antes impunes en sus entradas.
No solamente Bogotá está en ruinas. La Equidad supo sufrir el «Efecto Poltergeist». Por eso, averigüe con su vendedor de confianza sobre los seguros para llevar una vida sin sal. Podría necesitarlo.