Se informa a nuestros visitantes que los nueve capítulos de la exitosa y premiada serie De Bogotá en las canchas comenzarán a ser reemitidos a partir de hoy por Señal Colombia en el horario de las 10:00 p.m de lunes a viernes. A través nuestro, las directivas de la serie nos piden el favor de que sus comentarios, críticas y halagos queden consignados en esta página. Si no surgen inconvenientes técnicos de última hora, nuestros visitantes en el exterior podrán sintonizar Señal Colombia aquí.
Leo Morula
Fue José Castaño el empresario que a mediados de 1995 se fue de club en club con un producto llamado a revolucionar el mercado. No era el noni, ni el gingko bilova, tampoco el factor de transferencia. No. Era la transferencia de un paquete de jugadores africanos -pague dos lleve tres- a precio de huevo. Un «chisgononónhermano, haceme caso, los tengo en la casa, me los mandó Roger Mila», repetía de ciudad en ciudad.»
Finalmente y después de muchas vueltas, Castaño logró convencer a los directivos del Once Caldas quienes andaban subidos en el bus de la vanguardia estrenando estadio y con muchas ganas de seguir innovando y sorprendiendo. Gracias a esto accedieron a contratar al ya reseñado y más o menos célebre Teobogo Moloi a N.N. Tagarika de Zimbawe (que jamás apareció) y a Lebohang William Morula, «Leo», para los amigos, se le escuchó al llegar.
Ansioso por demostrar todo su potencial, Morula, surafricano igual que Moloi, desembarcó en la Nubia en medio de gran expectativa. Pocos días después y luego de haber jugado sólo 20 minutos contra el Quindío este mismo aeropuerto vio partir, sigiloso (versiones sin confirmar hablan de griffin y bigote postizo) a Leo.
Después de huir de Manizales vino a aparecer de nuevo engrosando las filas del Aurich Cañaña peruano. A esta altura, amigo lector, tal vez suponga que después del Aurich Cañaña no queda sino el Taurus de Panamá para un futbolista cuesta abajo en su rodada. Pues no. Ya sin griffin ni bigote, pero sí parapetado para evitar que la secretaria del Once lo reconociera y le cobrara el mes de EPS que ella tuvo que pagarle para no armar un caos con la planilla, a Morula se le pudo ver, con el número 18, entre los suplentes de la selección surafricana que enfrentó al local Francia el 12 de junio en Marsella por el Mundial de 1998.
Cansado de aventuriar (también pasó por el Vanspor turco), Morula se instaló de nuevo en su país, donde quiso ser el Pelé del archiconocido Jomo Cosmos. En este equipo saltó de la cancha al banco -como asistente técnico- y del banco a detrás de las rejas, pero no del estadio por causa de una sanción, sino de una cárcel en Pretoria donde fue a templar luego de que no supo explicarle a la Policía qué diablos hacía al volante de un carro robado.
Decir Millonarios y Xeneizes no siempre supone contradicción
Lo que son las contradicciones de la vida. Millonarios, un equipo que tuvo siempre identificación con River Plate vio cómo, en un partido benéfico, sus colores fueron mezclados con los de Boca Juniors en una bizarra idea de la marca deportiva Saeta.
El encuentro entre gallinas y bosteros se dio en el marco de un enfrentamiento amistoso organizado en beneficio de la lucha contra la droga. Las Naciones Unidas y la Dirección Nacional de Estupefacientes decidieron unir fuerzas y darle al público bogotano un espectáculo pocas veces visto: llevar al estadio El Campín a los bonaerenses con todas sus figuras, aprovechando que andaban por estas tierras disputando la Recopa Sudamericana contra Caldas.
Boca jugó, pero muchas de sus figuras se quedaron en el Hotel Granada en una competencia para saber quién era más hábil en el hundimiento de patos de hule en el jacuzzi -práctica muy común en los clubes organizados, quienes no gastan tiempo en huir de las concentraciones ni salir a beber fuera de la barra del bar hotelero- y algunos, aún con las manos arrugadas por el agua corrieron rápidamente y se montaron en un Transmilenio que los dejó frente al coliseo de la 57.
Millonarios ganó 2-1 con goles de Martín García -anotaciones que guardó cuidadosamente en video para poder encontrar chanfa en el fútbol del exterior- y los boquenses -que tuvieron en su nómina titular al fallecido Gustavo Eberto, Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto- descontaron a través de Morel Rodríguez.
Nunca en la historia millonarios y xeneizes estuvieron tan cerca. En las huestes de River Plate trinaban de la rabia al ver el modelo de la camiseta, mientras que en Bogotá, algunos no muy privilegiados rescataron de la hoguera este incunable de la moda, que pudo unir dos fuerzas que supuestamente se rechazan. La camiseta y la unión fue poder presenciar para algunos hinchas embajadores -de los que hacen el aguante y dicen gashinas- un momento inolvidable. Tan inolvidable e inesperado como el capítulo navideño en el que He-Man y Skeletor se hicieron amigos.
Radiobestiario y la fonomímica
Radiobestiario, su podcast siglo XXII, esta semana con:
-Johan Fano, precursor de la fonomímica cómico-musical (ver videoclip adjunto).
-Manimal Cortéz: Animal de poder del fútbol colombiano (y sin una gota de yajé).
-Carrera de observación por el barrio Santafé para despedir al Tigre.
-Software bestiarista: Championship Ricard.
-Ejercicio pedagógico: el Pibe nos convenció: el técnico tiene que ser colombiano.
-Ronaldo en la mira de la maldición de Monserrate.
-¿Vagner Love próximo comisionado de paz?
-El Real lidera el torneo y Eugenio lidera la ingesta.
-Miguel Ángel sienta su posición sobre la educación experiencial.
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El videoclip es un aporte y hallazgo de GuayiGol.
Mundial de tornillos: Los marroquíes tumbando colombiano
¡Qué mal ha hecho a nuestro país ese cuento de la malicia indígena! Cada colombiano que se respete alguna vez se ha ufanado de sobornar un policía de tránsito o no devolver nunca la botella de vidrio a la tienda del vecino que le fía en los momentos que se acorta la quincena. Las avivadas típicas de meter un billete falso en un colectivo de noche o hacerse el dormido en los puestos para minusválidos en Transmilenio han hecho que nuestra fama de maliciosos sagaces sea un estereotipo más que colgamos en el collar de arepas.
José Joaquín Torres es un hombre amable, de gesto adusto y que seguramente jamás quedó debiendo una finca en el estanco cercano. Menos iba a dejarse pervertir por la tentación de darle unos calados a un policía de tránsito que le pusiera una infracción por pasarse la luz roja. Es que su palabra era la ley. Vestido de negro, salió siempre a campos de Colombia, Sudamérica y el mundo a impartir justicia. Fue el árbitro que representó a nuestro país en USA 1994 y –pensando maliciosamente- el único que reza para que a la selección le vaya mal en una Copa del Mundo: es que así se puede quedar más tiempo dirigiendo en el torneo.
Pues el bueno de José Joaquín pagó por la cantidad de compatriotas que se han dedicado a hacer pillerías como comerse las uvas que exponen en las góndolas de Romi, o embaucar a los sacerdotes de las iglesias hace unos años, dando generosas limosnas de 50 mil pesos en monedas falsas de mil. Supieron que Torres era colombiano y los hombres que estaban en el campo decidieron ir un paso más allá de la “Malicia indígena”.

Todo esto pasó en el anodino marco que podía ofrecer un partido disputado entre Bélgica y Marruecos, el que abrió el grupo F. No era de extrañarse que los europeos les estuvieran pegando un baile a los africanos, De hecho Bélgica empezó ganando a los 11 minutos con gol de De Gryse.
¿Y el arbitraje? Nada fuera de lo común. Muy aplicado, Jose Joaco amonestó a tres belgas y a tres marroquíes. Su mayor reto llegó en el minuto 88 de juego. La FIFA recomendó a todos los árbitros en esa Copa del Mundo que si un futbolista era derribado por un adversario sin tener más rivales delante de él, con el arco a su disposición, el agresor tendría que ser expulsado de inmediato. Fue la famosa invención del “último recurso” que castigaba a los infractores y de paso, haría subir el promedio de goles de los mundiales.
No tenemos dudas de que nuestro crédito arbitral jamás llevó copialina a los exámenes a los que someten a los réferis y que tampoco se colinchò en un carrito de golf para mejorar sus tiempos en el test de Cooper. Pero el pobre Torres, al presentar el examen práctico, pasó un papelón similar al de nuestra selección en ese torneo.
Mohhamed Azmi era el arquero de Marruecos. No hubo uno más malo que él durante esa Copa. Todos los goles que le hicieron a su equipo fueron su culpa. Y en el minuto 88, un delantero belga escapó a la marca de los magrebíes y se fue solo, directo a la portería. Su único oponente era Azmi, que acorde a su flojo Mundial, no usó las manos para detener al atacante: directamente salió corriendo y lo bajó con una plancha criminal: a la luz del reglamento era tiro libre directo y expulsión del portero. Sencillito, no había cascaritas en ese examen.
Como Azmi sabía que le pondrían tarjeta roja y hasta de pronto cárcel, temió ir a dar a un calabozo colombiano al lado de alguno de los Faciolince y para gambetear lo inevitable, se hizo el lesionado. Torres se disponía a dar rienda suelta a ese reglamento del que tanto se apegó en su carrera pero los marroquíes, sin un pelo de idiotas, le hicieron un cambalache digno de vendedor de antenas robaseñal en la avenida Jiménez.
Mientras ambos bandos reclamaban, Torres buscaba su estilógrafo Allegro para hacer anotaciones en su tarjeta. En ese instante el banco de Marruecos se avivó y puso a calentar al arquero suplente. De pronto, Torres fue impotente al ver que al arquero lo sacaban en esos carritos de golf en los que él no quiso montarse para cortar camino en los test de Cooper. En la línea de cal esperaba presto el portero suplente y Naybet, zaguero africano canchero, empezó a presionar a JJ para que entrara su compañero.

Torres, en medio de semejante embolate, autorizó el cambio y no expulsó a Azmi, que fue lo que debió hacer desde un comienzo. Marruecos siguió con 11 en el campo y los belgas también quedaron medio despistados.
Hoy Torres no debe ser bienvenido en Marruecos: gracias a su desacierto, Azmi siguió tapando en durante el Mundial.
Resumen del partido, aportado por jadaza:
Enhorabuena
El Bestiario del balón, siempre presto a saludar logros de proyectos que rescatan la memoria histórica de nuestro nunca bien ponderado fútbol, felicita a De Bogotá en las canchas, merecidísimo ganador de la India Catalina al mejor documental para televisión de 2009.
Concurso: encuentre las diferencias
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El logo de un banco de imágenes (avaluado en 20 dólares) es la imagen del torneo colombiano. Encuentre todas las diferencias (es más difícil que decirle a Hernán Boyero que haga una gambeta) y para el que halle más detalles, habrá obsequio: el ganador podrá tomarse un kumis Tim en compañía del inspector Ruanini y el «Fercho» González.
Hallazgo original, aquí.
Bestiario del balón, ahora sí interactivo
El Bestiario del balón, siempre preocupado por estar a la vanguardia, ingresa ahora sí al siglo XXI con un nuevo espacio 100% interactivo. La idea es que ustedes nos ayuden a descifrar el contenido del diálogo que tuvo lugar entre Oscar Julián Ruiz y el popular «Kiko» Barrios durante el prolongado abrazo que registra el video
Para esto deben hacer lo siguiente:
1. Hacer doble clic en el video.
2. Una vez ingresen al sitio de Youtube donde está alojado el video, deben dirigirse a la parte superior derecha del video donde dice «Editor de anotaciones».
3. Luego escogen la viñeta que prefieran (abajo a la izquierda) y listo, escriben su aporte.
También, por supuesto, se puede hacer a la antigua, en los comentarios del post. Lo importante es contar con su colaboración interactiva para conocer de una buena vez los detalles del prolongado apapuche entre técnico y referí.
Radiobestiario: mucho menos que fútbol
Un nuevo Radiobestiario con el más reciente hallazgo de nuestra unidad investigativa: los archivos desclasificados de la Gazeta Roja.
Espere también:
-Alegato Pérez de hoy: Campaña contra la Benedetización del periodismo (y no por Mario).
-Condorito y sus amigos se instalan en Bogotá.
-Boyero y su músculo financiero.
-Reminiscencias de la Copa Juan Hernández.
-El Power Point se toma al fútbol colombiano. Sepa por qué.
-Tiembla el fútbol, llueve la sal, Pelé dio sus favoritos para Suráfrica 2010.
-Invitados: Jeffrey,Eugenio Baena, Zemaría y Miguel Ángel.
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Material gráfico de apoyo:
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Especial multimedia: Alianza Llanos
httpv://www.youtube.com/watch?v=SuKcUY_0pH4
La historia del equipo que le permitió a la otra mitad del país tener su representación futbolística -como diría en esta nota de 1993 del noticiero AM PM el entonces joven reportero Óscar Fernando Gómez- comienza en 1985 y en el microfútbol. Alcanzada la madurez, en enero de 1987 se dio el salto de la zapatilla al guayo con el ingreso a la primera C. En esta categoría permaneció hasta 1991 cuando fue admitido como socio fundador de la Primera B colombiana (entonces Copa Concasa).
Junto a Deportivo Armenia, Dinastía Riosucio, Atlético Buenaventura, Cóndor, Envigado, Rionegro, Huila, Tuluá y Academia Bogotana, Alianza Llanos estrenó la categoría llamada a revitalizar las finanzas de Wyeth Consumer Healthcare, casa matriz del Mareol, medicamento de altísima demanda entre los planteles de estos equipos que pronto se convirtieron también en socios fundadores del club de amiguitos del Parador Rojo. Esto, en lo que a viajes, casi siempre por tierra, corresponde. Cuando le correspondía actual de local, lo hacía en el estadio Bello Horizonte, rebautizado luego Manuel Calle Lombana pese a la intensa campaña adelantada por Óscar Fernando con su propuesta de conservar el nombre original suprimiendo sólo una «l» de «Bello» para así enmendar el lapsus de la nota.

De uniforme a rayas blancas y negras, estuvo muy cerca de ascender en las dos primeras ediciones del torneo 1991 y 1992 con José Luis Forero como técnico. Su siguiente campaña destacada fue en 1995 cuando alcanzó el tercer lugar del torneo adecuación bajo la dirección del reputado técnico-ascensorista Álvaro de Jesús Gómez. Después, un puesto 11 en el torneo 1995-1996 con pasos más bien breves de Tulio Bedoya y Heberto Carrillo por el cargo de DT para en 1997 -con Radamel García como estratega- hacer dudosa historia al caer de la B a la C en esa breve época en la que ambas categorías estaban interconectadas.
Como suele suceder con los equipos de esta categoría, por sus filas fueron lo más parecido a un salpicón del Parador Rojo con jugadores de todos los perfiles. Jóvenes promesas como Mayer Candelo, Jorge Banguero, Orlando Ballesteros, Cástulo Boiga y Héctor Valoyes; viejas glorias como Jairo «Banano» Murillo y Carlos «la Fiera» Gutiérrez junto a créditos locales entre los que sobresalen el arquero Asdrúbal «la Araña» Martínez -de lejos, símbolo y estandarte del equipo-, Germán Tabares, Freddy Bogotá -también de greña llanera como Asdrúbal- y Enrique Braidy. Hasta realeza europea hubo en sus filas. Hablamos del argentino Andrés Mónaco, de los Mónaco de Montecarlo, quien registró un paso fugaz por el equipo a finales de 1995 junto a su compatriota Diego Obberti.
Por desgracia y como cualquiera de nosotros, Alianza no fue ajeno a la difícil situación del país. El problema es que fue muy cercano con cuatro de sus integrantes -Harold Fernández, Nelsón Arturo «Bimbín» Gómez Cuesta, Paco Baquero y Danilo Ospina- perdiendo su vida en oscuras circunstancias.

Diez años después de su descenso 2.0 y cuatro después de que otro equipo, Centauros, sin vínculo con los blanquinegros, se apropiara de su sueño de llegar a primera división haciéndolo realidad en 2002 gracias a un pujante y emprendedor respaldo, Alianza Llanos reapareció en la Primera C. Su técnico, un hombre de la casa: Enrique «el Llanero» Braidy. No nos fue posible confirmar si el arco sigue encomendado a «la Araña» Martínez.





