Cuando se supo que Barack Obama había sido el ganador del premio Nobel de la Paz la pregunta generalizada fue ¿y este acaso qué hizo? ¿A quién le ha ganado? Pues bien, gracias, de nuevo, a la ardua labor de nuestra unidad investigativa, el Bestiario del balón le trae a sus lectores una exclusiva mundial: si Barack Obama se ganó el Nobel fue por su silenciosa, pero efectiva labor en la resolución de la grave crisis hondureña, tal y como lo demuestra la imagen.
El cuento es que Obama, a quien hasta ahora no se le conocía su faceta de estratega, prefirió no tomar parte activa en las gestiones de varios presidentes para restituir a Manuel Zelaya optando más bien por una brillante jugada a tres bandas. Pese a las múltiples invitaciones, Obama no se le pegó al parche de Evo, Hugo y Cristina para practicar el peligroso deporte extremo bolivariano del aterrizaje en pistas llenas de tanques. En una movida menos riesgosa y más efectiva, decidió que lo ha había que hacer era aesorar al D.T. de la selección catracha, Reynaldo Rueda, y con sabios y certeros consejos garantizar su clasificación al mundial.
De esta forma, Obama lograba -como todos los invitados a esta sección- darle rienda suelta a su oculta pasión por el fútbol al tiempo que conseguía que el país centroamericano superara su crisis pues, ya con cupo en Suráfrica, que vuelva Zelaya o que siga Micheletti dejó de importarle incluso a Zelaya y a Micheletti.
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