
Marcelo Bielsa elude orines e insultos en el Pascual Guerrero
Nadie se ha percatado por qué el argentino Marcelo Bielsa decidió no venir a trabajar con la Selección Colombia. No fue el dinero, tampoco la materia prima: todo fue una cuestión aeroportuaria. Así de sencillo.
Al visitar Bogotá en julio de 2006 tras el llamado de Luis Bedoya para que se hiciera cargo de Colombia, Bielsa expuso sus ideas frente al máximo dirigente de nuestro fútbol y coincidió con que antes que nada debía existir unidad de trabajo. Ahí fue Troya:
Bielsa: ¿la sede va a ser Bogotá?
Bedoya: sí señor.
Bielsa ¿Y dónde vamos a entrenar?
Bedoya : en Armenia o Medellín.
Bielsa: ¿Cómo?
Bedoya: sí, en Armenia o Medellín.

Norberto Scoponi vuela por los aires y le ataja el penal a Orlando Maturana
En ese instante Bielsa recordó cuál era el hilo que lo unía a Hernán Darío Gómez: el miedo a volar. Los desafíos en el aire no eran lo suyo y cuando, después de tomarse un tinto en la solitaria sala de prensa del edificio federativo, imaginó cómo iba a ser su estancia en Colombia. Con casas en Bogotá y con trabajo en Medellín o Armenia, viajar cada tres días no lo tranquilizaba. Menos cuando averiguó cómo era el traslado por tierra: por un lado, era enfrentar el Alto de la Línea; por el otro, chocar con seis peajes carísimos hasta la bella villa no era negocio. ¿Y si las cosas salían mal deportivamente?
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Justo pensó en ese momento cuando, en el marco de las semifinales entre América y Newell´s Old Boys, salió protegido por la policía del Estadio Pascual Guerrero en Cali. Esa noche, tras 26 penaltis y atajadas soberbias de Norberto Scoponi, el club rosarino pudo llegar a la final del torneo copero. Entonces, con largos viajes, sin Scoponi, el riesgo de que no le fuera bien resultaba inminente.

Ficha publicada por El Gráfico de la semifinal América-Newell´s Old Boys
Se despidió de todos en la Federación de Fútbol, estrechó la mano de Celina, la contadora federativa , y cogió un colectivo en la avenida 34. El conductor lo reconoció y aunque el vehículo iba atestado de gente, el chofer le acercó una butaca y le habló:
Chofer: profe ¿ya firmó?
Bielsa: voy a pensarlo. ¿este colectivo pasa por el aeropuerto?
Chofer: ¡Sí, profe! ¡Huy usted si juepucha pa´ loco! ¿Y nos va a clasificar?
Bielsa: le tengo fobia a los aviones y nadie que sea sensato juega en una parte y entrena en otro. Además me llegaron los videos de los viajes de los dirigentes. Si hay algo que me asuste más que un avión, es un dirigente pasado de tragos que llore en pleno vuelo, me abrace y diga que yo soy su mejor amigo.
El resto de la historia es conocida…
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