El profesor Salomón


Imagen común la de Ricardo Ernesto Salomón: gritando de angustia por tantos goles encajados.

En la antigua sede de Millonarios ubicada en el edificio de la Agrícola de Seguros de la Calle 67 con 9ª hubo tragedia en 1987. Desde la ida de Pedro Vivalda, Millonarios no contaba con un arquero lo suficientemente decente para soportar con su espalda el duro reto de atajar en el tradicional club bogotano.

Tan difícil fue la situación en la sala de juntas en la que se reunieron los socios que hasta algún vocal dijo que había sido un error haber dejado ir a Esteban Basigalup, dueño de varias historias de terror en la portería azul. Es que en 1987 estaban para ocupar el puesto de arqueros cuatro nombres que producían más desconfianza que DMG: eran Fabio “La Gallina” Calle, Rubén Cuevas con sus pisahuevos Croydon, el viejo Alcides Saavedra y un muy joven Ómar Franco.

Por eso decidieron contratar a un arquero extranjero. No necesariamente de categoría, pero al menos extranjero. Con eso bastaba. Fue entonces cuando llegó a la sede del norte un tucumano tímido llamado Ricardo Ernesto Salomón. Su hoja de vida no tenía pasos por River, Boca o San Lorenzo. Atlético Tucumán, Atlético Concepción y Racing de Córdoba, donde fue eterno suplente del ex Medellín Juan José Bogado, eran sus pobres cartas de presentación.


Salomón le pide al kinesiólogo Rubens que le ponga varios bultos de sorgo en las manos. Que él es fisicoculturista y los puede cargar…

La revista oficial de Millonarios le hizo un gran reportaje en donde, en vez de descubrirse sus habilidades como arquero, se revelaron detalles tan jugosos como que era dueño de un gimnasio para fisicoculturistas en Tucumán, que por venirse a jugar a Colombia tuvo que abandonar sus estudios como “Instructor de físicoculturistas” –debía tres materias- y que le encantaba tocar guitarra, seguramente acompañado de malvaviscos asados y canelazo hirviendo. Es decir, un tipo jartísimo.

El título de esta nota hecha en la fabulosa revista “Millos” terminó siendo casi el epitafio de Salomón en Colombia: “No soy ningún aparecido”.


El Profesor Salomón mira hacia el horizonte. Para mejorar sus músculos pedía que le patearan al arco con bolas de bolos pintadas como balones Mikasa (foto).

Bajo el arco estuvo solamente 4 partidos, pero eso fue más que suficiente para que su nombre fuera inolvidable para cualquier hincha de Millonarios que se respete: el “Turco” fue un desastre total y pasó a la categoría de mito cuando en Ibagué, el Tolima le hizo cuatro goles tontos, mientras él torneaba su cuerpo haciendo barras con la portería sur del estadio San Bonifacio. Es que era la única manera que tenía para adelantar las clases de Profesor de físicoculturista que había quedado debiendo en su Tucumán natal. Y también fue la única forma en la cual podía “Sacar pecho” de su estancia en Colombia. Sacó brazos también, muy manga el tipo…

Lo peor es que después de irse por la puerta de atrás, su reemplazo fue Rubén Cousillas.


La foto oficial con el equipo

Actualmente es el entrenador de arqueros de Atlético Tucumán y como para completar los episodios extraños, supo ser presidente del Concejo deliberante de Yerbabuena (Tucumán) y alguna vez, en el 2005 sufrió una puñalada por parte de hinchas del Atlético. El que salió a defenderlo fue su hijo Juan Pablo que supo seguir los pasos de su padre: era el arquero suplente de los tucumanos..

"En varios pasajes hablaba solo"

Piedra angular del patrimonio inmaterial del fútbol colombiano son los célebres episodios de posesión demoníaca de los que suele ser víctima Fernando «el Pecoso» Castro. Episodios que datan de sus primeros meses como DT, tal y como lo atestigua este video de cuando ejercía como estratega del Quindío de 1989..

"Busco a don «Cheché»" (facsímil bestiarista)

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Es común en el Bestiario nutrirse de textos periodísticos con algunos años de longevidad. Con base en fragmentos de declaraciones, preguntas rebuscadas y lugares comunes hallados en extensas jornadas de arqueología periodística, construimos nuestras biografías, reseñas y especiales. En los más de tres años que llevamos en esta labor hemos encontrado todo tipo de material escrito y gráfico: precarios excesos en la prosa, rebuscadas figuras que pretenden emular grandes plumas, desatinos periodísticos de todo tipo, capitanes de equipos disfrazados de marineros, pero nunca, nunca, un texto que al leerlo dijéramos con pleno convencimiento: «nos plagiaron».

Así reaccionamos en días pasados cuando nos topamos con la crónica que da cuenta de la llega a Bogotá del joven futbolista tumaqueño Álvaro Saya. Cuando ya nos disponíamos a contactar a nuestro departamento legal con el fin de iniciar las acciones correspondientes, caímos en cuenta de que difícilmente podía configurar un plagio un artículo publicado en 1987. Más bien nos encontrábamos ante una obra visionaria, profética, que 18 años antes de que arrancara este proyecto ya recogía, y con lujo de detalles, el espíritu bestiarista. Esto nos motivó a poner a disposición de nuestros lectores la totalidad de un texto más bestiarista que una dupla técnica conformada por Felipe Nery Franco y el «Polaco» Escobar dirigiendo una selección fantasma en el Orange Bowl.

Adivine el personaje…


Jugó en Bogotá una sola vez y se hizo un autogolazo. A pesar de eso fue campeón de América y del mundo. Volvió casi 20 años después despojado de su bigote «referencia La Volpe», con saco, corbata y gran verso. Se devolvió a su país sin plata y con Armenia como recuerdo de un terremoto futbolístico que nunca va a olvidar.
Quien logre acertar la identidad del sujeto en mención, ganará un bono por 50 mil pesos de mercado en el «2 X 3» y unas onces con churros sin bocadillo acompañado por «Palmira» Salazar..

Multiplique su dinero

¿En quién debe confiar el Bucaramanga para sanear sus finanzas y salvarse de la B?
En la pirámide que patrocina al Pasto – 92
En la Caja Vocacional – 12
En el Banco del Pacífico – 6
En el Banco Selfín – 2
En Fabio Puyo Inversiones S. en C. – 7
Debe invertir el pase del «Michi» Sarmiento en DMG – 226
En la segunda versión del triangular fantasma – 121
Total de votos: 466

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Radiobestiario mochilero

Regresa su podcast de confianza. En esta edición con:

-El “Bolillo” le declara su amor a María Eugenia Dávila

-Los jugadores del Junior se van de “Clobis”…averígüelo…

-¿Chucky el muñeco diabólico? ¡No! es el “Pelusa” Orrego…

-¿Mochileros en Millonarios? Seguimiento…

-Homenaje a un amigo de la casa: el “Pecoso” Castro…

Para descargarlo, click secundario (botón derecho) y después en «guardar destino (enlace) como…
Usuarios de iTunes y portadores de iPods hacer click acá.

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Grandes mechoneadas de todos los tiempos

Muy común en el fútbol es escuchar que «por un pelo» un equipo logró un título, una clasificación o salvarse del descenso, pero rara vez, escuchamos que por un «mechón de pelos» un equipo consigue un objetivo. Pues bien, gracias a un «mechón de pelos» y más que a un mechón de pelos, gracias a una memorable y no menos certera mechoneada cortesía de la la singular capacidad del «Pecoso» Castro para caminar sobre la cuerda floja del reglamento, el América de Cali logró un cupo en la semifinal de la Copa Libertadores del 2003.

Después de perder 2-1 en Buenos Aires contra River Plate por los cuartos de final de la Copa, el América había logrado remontar el marcador y se imponía 3-1 en Cali. Faltando pocos minutos para terminar el partido, River arreció sus ataques contra el arco de «Rufai» Zapata buscando ese segundo gol que obligaría a una definición por penaltis (el gol visitante no tenía valor agregado por esos días). En uno de tantos ataques, el balón se desbordó por la línea lateral, llegando a los pies de Castro quien inmediatamente lo despachó con dirección al terreno de juego, proceder que colmó la paciencia de Darío Husaín quien reaccionó golpeando al «Pecoso». Al tanto de lo que ocurría, su hermano Claudio intervino en su defensa y fue entonces que Castro, viejo zorro, lo recibió con un jalón de pelo digno de cualquier culebrón de franja maldita que a su vez desencadenó una batalla campal con el sabor que sólo le pueden dar los equipos del Sur cuando se ven impotentes ante una inevitable eliminación. .

Pendientes de lo B

Así como en su momento le hicimos llegar oportunamente nuestras felicitaciones a la selección Colombia de waterpolo campeona mundial «B» en Kuwait, hoy nos corresponde saludar a la selección Colombia de Hockey tercera en el mundial «B» de Suráfrica. Lamentamos, eso sí, que este tercer puesto le haya reportado a los nuestros el ascenso a la serie «A», pues es claro que nada le sienta mejor a nuestra patria que el fantástico mundo de lo «B»..

"Al sancocho de Cali le falta presa": Mbwas Mangut

«Cuando Víctor Macdonald, un reconocido empresario en Nigeria, lo presentó ante su colega colombiano José Castaño, a Mbwas Mangut lo invadió de inmediato un extraño sentir que le advertía que algo muy bueno llegaría en su carrera deportiva»…

No sabemos a qué se refería Jorge López Tulande, autor de la entrevista al nigeriano Mbwas Mangut publicada a comienzos de 2000 en la revista de El Cali. Pudo haber sido un ataque de epilepsia, un bajón de azúcar, un shock nervioso o un simple escalofrío, sea lo que sea, Mbwas seguramente aprendió, después de esta experiencia, a no dejarse guiar por sus sensaciones, pues de su paso por el Cali lo más notable no fueron ni sus gambetas ni sus goles, sino justamente, esta magistral pieza periodística con la que se le dio la bienvenida a las filas azucareras.

Después de un paso con más pena que gloria por el América en el 98 y de sendas paradas en el Tlathen United y el Shalck United de su país, este africano aterrizó en el plantel de reservas del Deportivo Cali gracias a una gestión de su hábil empresario José Castaño cuando apenas despuntaba el milenio. Poco después de haber llegado, el «Cheché» Hernández decidió otorgarle el ascenso y el nigeriano se convirtió en flamante refuerzo de la plantilla profesional. Fue entonces cuando López Tulande lo abordó para indagar sobre la vida, obra y trayectoria del recién llegado al que la hinchada quería conocer. A continuación, algunos apartes de una entrevista digna de una antología bestiarista:

-¿Cómo hizo para superar el obstáculo del idioma español?

Bueno, hablando con los compañeros. En el América el que más me enseñó fue Carlos Gutiérrez. Todavía tengo algunos problemitas con el idioma, pero lo estoy entendiendo cada día más.

-¿Y las comidas?

No he tenido problemas, allá también comemos sancocho de gallina.

-¿Cómo es el sancocho de allá de Nigeria?

Bastante presa y mucha verdura, es bueno. Pero me gusta mucho el que hacen aquí en Cali, aunque le falta más presa ¿no?

-¿Le gusta el licor?

Sí, pero cuando estoy de vacaciones

-¿Qué tipo de licor?

Bueno, allá tomamos mucha cerveza Guinnes y también se toma whisky Jhony Walker, también se toma vino para acompañar las comidas.

-¿Tiene carro?

Tenía hasta hace unos días

-¿Qué pasó?

Se lo robaron a un amigo en Nigeria. Era un Mercedes Benz que me había costado en el 97 siete mil dólares. Allá no responde el seguro por los carros robados, de manera que ya se perdió.

-¿Piensa comprar carro en Cali?

Por ahora no, sigo pagando taxis

-¿Tiene novia?

No, ahora no tengo. En Nigeria tuve varias, pero nada serio.

-¿Le gustan las caleñas?

Mucho, son bonitas y muy amables.

-¿No ha conquistado a ninguna todavía?

No, pero si tengo amigas vecinas, más adelante me consigo una novia.

Martín Perezlindo

Con un gol de gran factura contra Brasil en Malasia por los cuartos de final del Mundial sub20 de 1997como carta de presentación, Martín Perezlindo aterrizó en el Millonarios de Norberto Peluffo como refuerzo tardío (curiosa y muchas veces inconveniente figura que, por cierto, ya hace parte del patrimonio inmaterial del club embajador) en el segundo semestre de 2003. Al llegar, «el Galgo» no habló de su dilatada trayectoria con un muy discreto promedio de goles por Unión de Santa Fe, Racing y Bella Vista de Uruguay. Prefirió omitir ese item y más bien hablar de sus mágicos momentos en Malasia como uno más de los «Pekerman’s boys» junto a Riquelme, Aimar, Placente y Cambiasso, entre otros.

Después de superar, como sucede siempre en estos casos, un largo período de adaptación, Perezlindo irrumpió con fuerza en el cuadrangular semifinal marcándole tres goles en dos partidos al Deportivo Pasto por (ya antes le había marcado uno al Quindío). Para desgracia de los azules, sus goles poco sirivieron pues fue ese el año en que un cabezazo de último minuto del hoy azul Milton Rodríguez le dio la victoria al Deportivo Cali una noche lluviosa en El Campín dejando así moribundo a un equipo al que ya se daba como seguro finalista y que después de ese gol quedó obligado a ganarle al Unión en Santa Marta, empresa que para un equipo de la capital siempre será poco más que una utopía.

Volviendo con el homenajeado, hay que decir que sus goles contra el Pasto no cayeron en saco roto. Después de un intermitente primer semestre de 2004 en Millonarios, para mitad de año los directivos pastusos pusieron sus ojos en su verdugo convencidos de que así, no sólo neutralizaban un potencial enemigo, sino que aseguraban un delantero con promedio superior a un gol por partido. Olvidaban aquella ley natural del fútbol según la cual un jugador una vez contratado por el equipo en el que se ha especializado en hacerle goles difícilmente logrará poner su capacidad goleadora al servicio de quien ha sido su víctima predilecta. Sólo dos goles en 12 partidos obligaron a Martín a buscar nuevos aires al sur, en donde recaló en el Macará de Ambato en donde comenzaría a recorrer la senda del bestiarista: regreso a Colombia con el Tuluá en el 2005, regreso a Ecuador con el Espoli al año siguiente, después Chacarita y, más recientemente, Juventud Antoniana han sido las escalas de este andariego Pekerman boy. .