Con menos elegancia y clase que otras estrellas del fútbol bogotano, pero con talento de sobra, Ernesto Díaz todavía es recordado como uno de los más excelsos futbolistas capitalinos de la historia. En épocas en las que todavía estaba lejos el libre comercio de piernas, sus condiciones le permitieron cruzar el charco en 1974 para reforzar al Standard de Lieja belga. Además de jugar al fútbol, comer chocolate y papas fritas con mayonesa, en tierras del entonces rey Balduino Ernesto también tuvo tiempo para los deberes maritales. Resultado de esto fueron sus dos hijos varones Andrés Ernesto y Francisco Javier, ambos nacidos en territorio belga y ambos llamados a seguir la senda de talento trazada por su padre, uno de los más recordados portadores de la «7» santafereña.
Fue precisamente este recuerdo el que salió a flote entre los hinchas cuando en 1993 Germán «Basílico» González incluyó al menor de los Díaz en la convocatoria de la selección sub17 que disputaría el Suramericano del Eje Cafetero. Por su origen europeo, Francisco inmediatamente fue referenciado como «el belga». Junto a Ricardo Ciciliano, Wilberto Pana, Iber Velasco y Eduardo Calderón, el hijo menor de Ernesto logró, en su primer contacto con el fútbol de alta competencia, algo que a su padre se le escapó de las manos en la Copa América de 1975: un título suramericano. Esto le permitió a Francisco ser también el primero de la familia, suponemos, en visitar Japón, país sede del mundial de la categoría. En la tierra del sol naciente, Francisco no tuvo oportunidad de mostrar sus condiciones viéndose obligado a alternar entre el banco y las tribunas (algunas de ellas en grama o simplemente inexistentes).
Terminada su aventura con la selección y aprovechando los contactos y la buena imagen dejada por su padre, Francisco fue contratado, junto con su hermano mayor, por el San Nicolás de la segunda división belga. En esta nunca bien valorada liga, los Díaz permanecieron hasta el día de finales de 1999 en que el equipo en el que militaban, el Eendracht Aalst entró en una profunda crisis que terminaría con su liquidación tres años después. Algo desubicados, Francisco y Andrés asumieron que era hora de retomar la senda de su padre aterrizando en Santa Fe a comienzos del 2000. Gran revuelo se armó con su llegada y no menos importante fue la expectativa que generaron los hijos de Ernesto. A Francisco -el más conocido gracias a su paso por la sub17- se le asignó, no podía ser de otra forma, la «7» que había sido de su padre. Siete fueron también los partidos que alcanzó a jugar el menor, cifra que superó largamente a la de su hermano que sólo en una ocasión pudo sudar la roja. En lugar de hacer recordar a su progenitor, los Díaz revivieron entre la parcial el recuerdo de Alfonso Cañón Jr., razón por la que pronto fueron relegados a la suplencia y después a la tribuna.
Una vez terminó su malogrado paso por Santa Fe poco se volvió a saber de los Díaz. En un último intento por desandar los pasos de su padre, Francisco estuvo unos días a prueba en Millonarios en donde no logró un cupo en el plantel profesional. Dicen los rumores que ambos regresaron a Bélgica, cosa que parece ser cierta si hemos de creerle al aficionado que en el 2005 brotó en el foro de hinchas de Independiente Santa Fe con la siguiente inquietud:
Hellow,
I’m Stijn Vermaeren from Belgium.
Sorry for my English, but i don’t speak spanish.
I am supporter of a 3th division team in Belgium, Eendracht Aalst.
Nowadays, Xavier Diaz is testing in our team.
He played with us around 10 years ago (when our team was very good and used to play in the first division). Our board also mentioned he recently played in your team (independiente santa fe), and that is why i am mailing you.
Did Xavier Diaz really play with you?
in first team or reserves?
from when untill when?
And was he good?
Why did he leave you’re team?
many thanx for any information given
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