Contribución de Manuel Carreño
Miembro selecto de ese torrente de estrellas que de la Republica Oriental del Uruguay ha azotado a los equipos capitalinos en los últimos 10 años, su nombre hoy se recuerda con la misma gratitud que los de Sebastián Cartagena, Marcelo Guerra y Sebastián López Batalla. Sin embargo, el amigo Rider tiene un plus sobre los otros y es haber logrado que su cuarto de hora le diera la vuelta al mundo en calidad de “blooper” de la semana.
Rider O’Neil llego en el año 2004 a Santa Fe casi en silencio proveniente de Armenia, ciudad en la que se las arregló para jamás abandonar el mismo anonimato en el que llegó. Al llegar a Bogotá, de su currículo inmediatamente llamó la atención su apellido: el mismo de Fabián O´Neil, aquel jugador que actuó con cierto éxito en Italia y en la selección uruguaya. La estadía del hermano de Fabián en la institución cardenal tuvo un perfil muy bajo gran parte de la temporada. De él poco se oyó hablar en el semestre y casi ni se sabía que hacía parte de la nómina. Alternando entre la banca y la tribuna, fue un testigo más de la mala campaña que cumplió Santa Fe en ese semestre.
Su paciencia se vería recompensada una buena tarde de domingo cuando finalmente tuvo su oportunidad en un partido clave frente al Quindio en el Campin, cuando, ante la lesión de todos los demás delanteros del plantel, sólo quedaba el buen y laborioso Rider en la fila. Santa Fe debía ganar este partido para entrar a cuadrangulares, cualquier otro resultado lo dejaría eliminado. Así que Rider debía mostrar todo lo que tenia.
Como era de esperarse, Rider empezó el partido dejando claro a los asistentes el porque no había jugado en todo el semestre. Sin embargo, promediando el primer tiempo, su garra charrúa de Rider salio a relucir: en un saque de puerta a favor del Quindío se inspiró, se armó de valor y obstruyó el saque de Alejandro Patiño logrando interceptar el balón y metiéndolo como pudo en la red. Mientras un delirante O’Neil celebraba, claro está, mirando de reojo al arbitro, en el estadio la gente discutía si la jugada había sido lícita o no. La discusión se extendió a noticieros y empezó a darle la vuelta al mundo como una de esas jugadas “curiosas” que se dan cada tanto. De esta manera FOX Sports TYC Sports e ESPN comentaron durante toda la semana la famosa jugada: Castrilli emitió su concepto arbitral, Fernando Niembro debatió con el profe Cordoba, Alejandro Fantino se agarró con Gaston Recondo y Martin Lieberman dijo, si señor, adivinó, alguna estupidez, todo por la famosa jugada. De esta manera O’Neill tuvo su bien ganado momento de fama, tal vez no en la sección “la jugada de la semana” pero si en el no menos meritorio “fue o no fue”. No seria la única vez que un gol de Santa Fe le da la vuelta al mundo gracias a un jugador de dudoso nivel. Recordemos el célebre gol con la mano de Jefrey Díaz que terminó generando un concepto de la FIFA.
Como mera anécdota vale decir que después de ese gol Rider no la volvió a tocar, el Quindio terminó ganando tres a dos, Santa Fe quedó eliminado y nuestro amigo al otro día agarraba su Berlina del fonce rumbo a Bucaramanga. Del Atlético saldría licenciado por indisciplina pocos meses después. Indignado, recurrió a la FIFA en busca de un poco de justicia y la obtuvo. La FIFA obligó al Bucaramanga a indeminzar al díscolo yorugua alegando que perturbar noche tras noche el sueño de los vecinos no puede ser causal de despido.
De esta manera Rider, que hoy enloquece a la parcial de Cerrito en su tierra natal, debe tener grabado aquel gol de dudosa legalidad con los comentarios de Fernando Pacini, Luis Omar Tapia, y Quique Wolf para mostrárselo a sus hijos y nietos como prueba de que él, como su hermano, también acaparó un día la atención de la prensa deportiva del continente. .