Cuando ya había perdido todas las esperanzas, Norberto Peluffo le hizo realidad su sueño de ser futbolista profesional. A sus 27 años, el DT santandereano vio que podía todavía despachar como lateral izquierdo de Millonarios y tras verlo en un torneo aficionado bogotano, con el argumento de «que el que juega es John, no la cédula» gestionó ante recursos humanos su contratación para la temporada 2004.
Y la verdad es que respondió. Incluso hizo un gol: de tiro libre contra el Chicó en el Alfonso López. Sin que llegara nunca la tribuna a corear su apellido o a ser llamado para un comercial de Pepsi, tuvo un desempeño aceptable y, lo más importante hoy, nadie llegó a referirse a él como «Johnsito» o «Florecitas»; es decir, fue serio y rendidor.
Su año feliz tuvo un final algo abrupto: una expulsión en el primer partido de la temporada 2005 en Envigado, acabó con el sueño. La suspensión de 2 fechas que recibió por esa roja hizo loop al infinito.