El fútbol colombiano está perdiendo a sus bigotes más representativos. Gran conmoción causó en la sala de redacción de este medio la noticia de que la causa había perdido uno de sus estandartes: el longevo y tupido mostacho de Jorge Luis Pinto. Por eso, y haciendo esfuerzos para no dejarnos paralizar por la consternación, nos pusimos en la tarea de investigar el hecho. Activamos nuestras redes y pronto llegó el resultado. Es esta imagen que capta el momento exacto en que, en uno de sus recurrentes ataques de ira, que no fue en un estadio (nótese que estaba oyendo walkman) sino en la calle y no sabemos por qué: ¿Un comparendo injusto? ¿Una colada en una fila? ¿Un rebelde e insoportable vello facial enconado que desató la furia? Se abre el debate.