Es bien sabido que medirse camisetas de equipos del mundo es, más que la pelota, la verdadera pasión de Diego Armando Maradona. En documentar esta desbordada afición del 10 ya han dedicado parte de sus vidas nuestros mentores de Enunabaldosa. Es bien conocido que el Deportivo Cali, entre los futbolistas del continente, es un destino turístico tan cotizado como Aruba, Cancún o el Irotama. El caso es que ambas cosas se juntaron en 1979, año en el que Argentinos Juniors vino a jugar un cuadrangular a la capital del Valle contra América, Cali y Cúcuta.
Atraídos seguramente por la buena reputación de la ciudad y -cómo negarlo- por la impresionante liquidez de la que gozaban sobre todo los rojos en esa época, los bichos colorados aterrizaron para enfrentar primero al América -derrota 3-2 con golazo de Maradona- y luego al Cúcuta: victoria 5-1 con cuatro del de Villa Fiorito. Pero esto es secundario. Importa que Diego se las arregló para darle rienda suelta a su pasión, que para entonces no pasaba ni por las caleñas, ni por lo que se hace en Condoricosas ni tampoco por lo que comercializaban los polémicos empresarios que recién se habían instalado en la junta del América. No. Tuvo tiempo, no sabemos cómo, para cambiarse a las carreras detrás de un palo de mango y ponerse el uniforme completo del América y, ecuánime como siempre ha sido, de ahí salir a las carreras y, ansioso, a medirse el del Cali y sentir por unos minutos el relax y el confort que este le había hecho sentir a tantos colegas suyos, arqueros sobre todo. Sólo entonces sintió que ya podía regresar, pleno, a Buenos Aires.
Gran aporte de @SrCendales