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Atlético La Sabana, luciendo disfraz de Atlético Nacional (imagen tomada de www.torneopostobon.com.co).
El fútbol colombiano no deja de sorprendernos sobre todo si de temas de confección deportiva se trata. Después de ver equipos usando piyamas en lugar de uniforme, uniformes-linternas e incluso camisetas bipolares creíamos haberlo visto todo. Pero no. Nadie en la redacción sospechaba cuán equivocados estábamos hasta que la semana pasada un avezado integrante de nuestra unidad investigativa notó algo extaño en la crónica gráfica de la tercera fecha de la Copa Postobón. Revisando el material que llegaba (vía Telecom) de las ciudades encontró algo que no le cuadraba. ¿De aquí a cuando el Atlético La Sabana, que ya había llamado nuestra atención el año pasado por usar uniformes Adidas genéricos, lucía ahora uniformes Marathon y era además patrocinado por Postobón?
Confundidos, asumimos que el equipo sucreño había suscrito sendos contratos con ambas empresas válidos a partir del 15 de marzo. La hipótesis de trabajo pronto se derrumbó cuando encontramos que el sábado siguiente en su partido contra el Real Santander el Atlético La Sabana retomó la indumentaria Adidas no oficial que esporádicamente se le ve. Este uniforme lleva estampado a su patrocinador de siempre: la Alcaldía de Sincelejo. Bueno añadir que en otros partidos de la temporada al equipo del «Chino» González Scott se le ha visto un uniforme blanco rojo y verde sin marca visible.
¿Cómo explicar entonces la fugaz aparición de Marathon y Postobón en la camiseta sabanera? Tenemos tres hipótesis. La primera es que La Sabana es el único equipo en Colombia con una sólida política de compromiso y manejo ambiental. Esto les habría permitido ser pioneros en el tema del reciclaje de uniformes, en este caso los que usara Atlético Nacional en 2008. Reciclando uniformes desechados por sus rivales, este equipo estaría ahorrando importantes cantidades de agua que de otra forma desperdiciarían lavando los propios. Falta ver si la Dimayor se suma a la ola ambiental estableciendo la revolucionaria figura del «punto verde» a otorgarse al terminar el torneo al equipo que haya mostrado una mayor sintonía con el planeta. De ser así, La Sabana ya cogió ventaja.
La segunda hipótesis nos remite a un tema difícil de abordar: el desvío de las ayudas recolectadas con motivo de la catástrofe en Haití. En este sentido, no es descabellado especular con que el Atlético Nacional, respondiendo al pedido de las entidades humanitarias de donar ropa usada en buen estado, haya aprovechado la ocasión para deshacerse de una buena cantidad de uniformes sobrantes del contrato con Marathon que estaban ya estorbando en sus anaqueles. Ya en las bodegas de alguna de las entidades a cargo de enviar la ayuda al país caribeño pudo haber emergido la tradicional figura del oscuro avivato que, al verlos, optó por apoderarse de ellos para luego vendérselos al Atlético La Sabana a un precio inferior a los del mercado encimándoles además una piyama térmica para uso exclusivo de González Scott.
Por último, alguien hizo el favor de recordarnos que el Atlético La Sabana y Atlético Nacional suscribieron a comienzo de temporada un convenio de esos tan comunes en nuestro medio en el que un equipo de la A le brinda apoyo a uno de la B. El convenio, hasta donde sabíamos, incluía préstamo de jugadores y algún tipo de soporte logístico. De lo que no teníamos ni idea era que el convenio incluyera una cláusula obligando al equipo sabanero a ser receptor de los desechos sólidos textiles reutilizables del Nacional. Esta, por ahora y a la espera de los aportes de nuestros visitantes, parece ser la hipótesis más solida.