Se fue el Mundial y con él las caravanas. Atrás quedaron los viajes en camiones-tarima con policías que abrían paso. No más Hyundai de Wolfgang, burbuja de Luis, ya no hay motos cerca por si hay trancón y toca llegar a tiempo. Como pronosticamos, el fin del Mundial dejó a Bambuco mal parado, cara a cara con las vacas flacas.
Así, mientras todos los demás siguieron con sus vidas, tenían qué hacer, hoy nuestro perico padece porque en todas partes le dicen que él, de entrada, ya está sobreidentificado con una marca y que mejor «vuelva en 30 años don bambuquito» cuando la gente ya no lo conozca. Mientras tanto se gana la vida haciendo mandados temáticos y estrena, feliz, no todo podía jugarle en contra, la norma que permite la entrada de mascotas a los sistemas de transporte masivo del país.
Foto: Ricardo Salazar.