Fue como ver a Alfonso Cañón o a Víctor Aristizábal con la azul. John Mario Ramírez, ídolo de buena parte de la hinchada de Millonarios y artífice de los dos subtítulos de los 90, tuvo su desliz en el segundo semestre de 2003 con el rival de patio. Y no fue cualquier puesta de cachos. No. John Mario no sólo se puso la roja para indginación de ambos bandos, sino también para hacerle un gol a Millonarios en el clásico en el que debutó en las filas cardenales.
Como se trataba de un furtivo freelance, la cosa fue más bien breve. Santa Fe, dirigido ese año por Julio Comesaña, no clasificó a los cuadrangulares y para el año siguiente John Mario abandonó en silencio, tal vez con los zapatos -bueno, los guayos- en la mano. Volvió a aparecer en primera división dos años después en el Boyacá Chicó equipo que claramente le causaba menos complejo de culpa.