Recién salió el álbum (el primero desde 1986 que no imprimía y distribuía Carvajal con carátula exclusiva para Colombia) los primeros en comprarlo creyeron que les había correspondido un ejemplar defectuoso. Al reclamar notaron que no, que en todos los ejemplares faltaban los números y el contorno de las láminas en la página correspondiente a Iran (luego, los más observadores notaron que lo mismo sucedía con tres ingleses, pero de eso nos ocuparemos en otra entrega).
El rumor pronto cogió fuerza: había sucedido lo impensable, el álbum Panini venía sin un equipo. Como si el tarjetón viniera sin un candidato, como un minicromos sin foto de la señorita Vichada. Después del asombro vinieron, cómo no, los rumores. Que en Irán la religión no permite que le tomen fotos a la gente por que se les va parte del alma, que el Ayatollah de turno había prohibido que sus súbditos dedicaran tiempo a semejante nimiedad, que Panini planeaba entrar con fuerza al mercado estadounidense y que un buen gesto en este sentido era «ningunear» a los iraníes. Después de mucho especular, finalmente llegó la versión oficial: Panini (la empresa italiana, no la cigarrería bogotana de la calle 100 con 11) había fracasado en su negociación de los derechos de imagen de la selección iraní y que por tal razón había optado por imprimir sólo una cantidad limitada de láminas que estarían disponibles para los coleccionistas que las solicitaran por correo.
Mientras se divulgaba la versión oficial, en medio de tanto caos y confusión, un noticiero llego incluso a emitir un informe en el que el agregado cultural de la embajada iraní anunciaba haber llegado a un feliz acuerdo con la empresa encargada de la distribución del álbum en Colombia (Ediciones Culturales) para la impresión de unas láminas especiales destinadas exclusivamente al mercado colombiano. No se sabe si como resultado de este convenio gráfico-cultural o de la reproducción masiva de las láminas que algún coleccionista le solicitó a Panini, el hecho es que faltando poco para que comenzara el Mundial, las monas, caramelos o láminas iraníes de repente arribaron a bordo de una alfombra mágica a los puestos de venta e intercambio informal que en vísperas de la Copa del Mundo pueblan las aceras de nuestras ciudades.
Una versión de las láminas tardías de Irán.
De dudosa calidad y resolución (algunas incluso se vendían en blanco y negro) y, sobre todo, sin ninguna certeza de que la identidad de los sujetos que posaban en efecto correspondía a los nombres que aparecían en el álbum o si se trataba de miembros de la comunidad islámica afincada en Maicao, las láminas iraníes -en diferentes versiones- finalmente llegaron a la desértica página de este histórico álbum Panini.