Las partes no se decidían. Aunque sobraba la buena voluntad, las prevenciones eran más fuertes. Llegaron guiños del Vaticano, de Noruega, empujones de Obama, Castro, el maestro Alessis, pero nada. A punto estaban de levantarse de la mesa cuando del cielo cayeron estas palabras que son las que hoy abrieron las puertas de una nueva «pazmanía» para el país.