La vida del hincha está llena de grandes preguntas: ¿qué pasaría si mi equipo desciende? ¿Qué se sentirá ser hincha de X equipo? ¿Por qué si vamos perdiendo y falta un puto minuto les dio por cobrar ese malparido tiro de esquina en corto? Y entre todas estas, ¿qué harán los futbolistas en Halloween?
Sobre esta última no hay, seamos francos mayor información. Uno creería que así como un oficinista aprovecha la fecha para disfrazarse de futbolista, estos a su vez dan rienda suelta a oscuras represiones y salen a la calle ataviados con pantalones de pana, mochilas arhuacas, gafas de marco grueso, sacos con parches en los codos y cualquier otra suerte de prendas y accesorios en las antípodas de su profesión.
Pero no. No parece ser así por lo menos si nos atenemos a este hallazgo que prueba como los jugadores de la selección que disputó las eliminatorias a Francia 1998 decidieron que, como ya tenían el uniforme y además les salía gratis, lo más práctico era conseguirse una de millones de pelucas del Pibe que permanecían en el sótano de la Federación y de todos y cada uno de los estadios del país, ponérsela y salir a pedir dulces con sus amiguitos en las inmediaciones de la concentración aprovechando, por cierto, que ya no estaba Valenciano que al primer descuido se los empacaba todos.
Identifícalos y gánate una copia del libro -inédito- «Mis primeros 80 años» de Víctor Danilo Pacheco.