Fue en las eliminatorias a Francia 1998. Después de una primera ronda impecable, Colombia se desinfló. Tenía que ganarle a Ecuador para mantenerse dentro de los clasificados y lo hizo con angustias -no, Giovanni Hernández no estaba en el equipo- sobre el final del partido y con un gol de Anthony «Pitufo De Ávila (sí niños, el mismo, no el abuelo, del que jugó hace poco con América).
Caliente y feliz, el buen «Pitufo» se cruzó a la salida de la cancha con el siempre oportuno micrófono del siempre joven Adolfo. No estaba borracho de licor Anthony, pero sí de gloria y por esto tenía puesto el suero de la verdad. Del corazón le salió el agradecimiento a dos personajes, Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, que para esa época eran mafiosos del Cartel de Cali. Una lástima que el «Pitufo» estaba en el momento equivocado. Hoy, personajes así, serían sólo «polémicos empresarios» y nadie armaría bochinche.