La temprana eliminación del Mundial de Estados Unidos 1994 dejó al país plagado de pelucas del «Pibe» y a más de un emprendedor («empresario», para la época) en la ruina. Tras la clasificación a Francia 1998 muchos de estos comerciantes creyeron que un relanzamiento del producto los podría sacar de Datacrédito y en una audaz jugada de «product placement» que contó con el debido vistobueno de McDonald’s, convencieron a Deporte Gráfico y al mismo Valderrama de salir en una carátula con la versión 2.0 de las peluca sobre la celebérrima cabellera que la inspiró. Pero de nada sirvió. El trauma estaba fresco, la herida seguía abierta y las pelucas 2.0 «colombofrancesas» no calaron. Esto hizo, de paso, que se descartara la fugaz idea de sacar los miles de Max Caimanes de la bodega -en la que todavía hoy reposan- con una nueva identidad: Monsieur Max l’alligator.