Se van atando los cabos. Los largos días de sanción del hijo predilecto de la Comisión de Disciplina de la Dimayor necesitan llenarse. Y como Norberto y su mundo ofrecen perspectivas más bien limitadas a la hora de consolidar un proyecto de vida y los tonos de amarillo para los rayitos son, al fin y al cabo, finitos, siempre es bueno explorar nuevos horizontes. Demostrar, por ejemplo, que Matías Urbano no es el único fubtolista en el mundo con derecho a incursionar el género del mismo nombre.