Se criticó tanto la Copa América 2001 que Colombia ganó… Largos bigotes de Fina y largos bigotes de Pastrana aparecían en los medios para dar tranquilidad, para decir que un par de bombas –y no Sempertex- no iban a dañar la fiesta del torneo más antiguo de selecciones. La voz que siempre se oía, la frase típica era: “estamos haciendo todo muy bien. No hay fallas de nada”. Parecía en efecto, no había un solo error, hasta que aparecieron que aparecieron Vasquel y Haziri.
En una edición de álbumes que salieron para tan magno evento y que hoy se consigue a bajos precios en cacharrerías de Chapinero (venden también las monas, para los interesados) cometieron este error. A Edigson Velásquez lo llamaron “Edison Vasquel” y a Foad Maziri, le cambiaron su apellido a un “Haziri” más temerario.
No solamente aparecieron ellos, que no fueron convocados en el equipo campeón: también salían Orlando Ballesteros, Agustín Julio, Jhonier Montaño, Gustavo “Misil” Restrepo, Pedro Portocarrero, Jersson González y ¡Gustavo Del Toro!
Todo parecería indicar que las delegaciones, al ver esta bestiarista convocatoria colombiana y al leer los nombres de Velásquez y Máziri, imaginaron que esta dupla eran dos reggaetoneros destemplados; con estas extrañas apariciones autoadhesivas se dieron cuenta que el torneo no iba a tener mucha seriedad y mandaron lo primero que se encontraron: a Guilherme, Denilson, Fernando Menegazzo y Roger los brasileños, a Mauricio Aros y un Christian Montecinos de 36 años los chilenos, a Tavarelli, Massi y Robles los paraguayos. Los argentinos y canadienses bostezaron y en medio de varias monas repetidas de Héctor Hurtado –otro de nuestros incluidos- decidieron mejor no pegarse semejante viaje.
Colombia al final fue con su mejor arsenal. Ellos jamás se enteraron de ese álbum, al parecer.