Wikibestiario: ¿sabe usted cómo se mueven las luces del Estadio El Campín?

El cambio de ilumación en el estadio El Campín para el Mundial Sub 20 recibió muchos aplausos, sin embargo, la Unidad Investigativa del Bestiario del Balón siempre está pendiente de lo que ocurre tras bambalinas.

Mientras que uno de los miembros de su redacción salía de la tribuna de prensa para hacer un avance electrónico con la tarjeta Visa (patrocinador del Mundial)  para pagar unas vuvuzelas criollas que le encargaron desde Sudáfrica, se dio cuenta de un detalle digno del inspector Ruanini en la sección «Pille el detalle» de Sábados Felices.

Dos trabajadores de overol y walkie talkie marca Fisher Price corrían alrededor de la torre noroccidental con un par de cables gruesos. Su misión: perfilar y cambiar el ángulo de las luminarias que cuelgan de las torres para que alumbren mejor ciertas partes de la grama, de acuerdo a las instrucciones que recibían por sus aparatos electrónicos.

«Más a la derecha», «más a la izquierda», «quédese ahí-ahí-ahí-ahí» eran las órdenes, como si estuvieran ajustando la vieja antena del televisor.

La avanzada técnica -toda una perla de la inagotable malicia indígena- ya fue patentada y estadios como el Parque de Los Príncipes, Alí Sami Yen, Camp Nou y Anfield Road estudian la manera de comprar una franquicia para hacer lo mismo, todo por el bien del enfoque lumínico de sus coliseos.

Wikibestiario: ¡Escóndete, Barcelona! Éste sí es el Dream Team

Rebrujar por la red trae complicaciones laborales, tardanza en la entrega de ciertas responsabilidades y joyas como la imagen que acompaña este post. Ante la noticia de que el perfil de Facebook de Hernán Peláez, de acuerdo a las mismas palabras del director de La Luciérnaga, es falso (“Yo no uso ni Facebook ni Twitter”, ha dicho en repetidas oportunidades) la unidad investigativa del Bestiario del Balón se puso en la tarea de explicarse por qué el dichoso perfil podía parecer convincente, propio de Hernán Peláez.

Nos sorprendimos con el hallazgo: El primer equipo de Estrellas de la TV aparecía entre las imágenes que relacionaban al periodista con su perfil. La foto data de 1972, tomada en las instalaciones de Inravisión y están formados, de izquierda a derecha, verdaderas piedras angulares de los medios en esa época: Armando Plata Camacho (discjockey juvenil de marras), Juan Harvey Caycedo (voz de comerciales y de coplas llaneras), Pepe Cubillos (gran impulsador del deporte en Colombia), Jorge Barón (el que se arriesgó a lo Justin Bieber a escribir su biografía siendo muy joven y quien antes de echar agüita pa la gente fue presidente del Tolima y dueño de las torres que quedan frente a Unicentro), Otto Greiffenstein (figura de “Panorama”, ídolo de esta redacción por su garbo y su costumbre de entrar un scotch a la cabina de radio de Caracol Estéreo solo para afinar la garganta), Armando Moncada Campuzano (narrador de la Guerrilla Deportiva del Grupo Radial Colombiano), Humberto Rodríguez Jaramillo (otro narrador muy famoso de los años setenta) y el DT, el gran Edgardo “Cuqui” López (ex delantero de Tolima y América, gran parrillero y a quien los miembros de esta redacción consolamos cuando unos vándalos le robaron unos banderines de Banfield en el primer piso de su restaurante).

Abajo, también de izquierda a derecha: Juan Monroy (vozarrón y miembro de la ACL en su tiempo), Alberto Piedrahita Pacheco (el “Padrino”), Alfonso Lizarazo (conductor de programas ochenteros de baile como “Baila de rumba”, locutor, presentador de Sábados Felices y congresista), Hernán Peláez (decían que era un gran 10 pero un problema de rodilla truncó su carrera) y Julio Sánchez Vanegas (el que incluyó en la parrilla de TV “Miss Universo”, cachas de Donald Trump y dueño de la frase “Concéntrese, para que no se le olvide”).

Messi, Xavi, Iniesta, Piqué y compañía palidecerían ante este combo de las estrellas.

En especial en el tercer tiempo.

Wikibestiario: la última sonrisa de Diemo

Fueron necesarios meses de pesquisas. Decenas de investigadores freelance sumergidos en archivos, maniobras en el filo de la legalidad, excavaciones, de todo se hizo para obtener un registro de la última sonrisa de Diemo Umaña cuando este todavía era Diego Umaña y no había caído en las melancólicas garras del universo emo. Ya nos habíamos dado por vencidos cuando en una caja de Grasco llegó a nuestro dpto. de correspondencia un material (latas de cine, casetes de beta y vhs) y grande fue la sorpresa cuando en una de las primeras películas (revisarlas todas nos tardará varios años) encontramos estas imágenes que nos muestran a un Diemo en la flor de su juventud, portador de un afro que también era un ecosistema, espetando una breve pero sincera sonrisa segundos antes de pasar a inmigración y viajar junto con la selección de Bilardo a algún partido de la eliminatoria a España 82.