Javier Chimá

No hay nadie que haya estado más tiempo sentado en el banco de suplentes esperando una oportunidad para ocupar el arco de un equipo, o al menos eso creemos. Chimá, eterno portero relevista del Junior, tuvo que gastar sus años de juventud viendo desfilar frente a su cara nombres como los de Juan Carlos Delménico, Esteban Pogany, Carlos Goyén, Lorenzo Carrabs entre otros, mientras que sus gotas de magia (escasas por cierto) se extinguían.

Suerte similar corrieron otro tipo de discípulos del estilo Leonidas De La Hoz o Calixto Chiquillo, pero Chimá, el pobre de Chimá, hizo carrera por atajar solamente en los entrenamientos y para el equipo suplente. Entonces, para distraerse un poco de semejante realidad tan macabra, sal

ía por las calles de la ciudad manejando un destartalado Volkswagen Escarabajo sin calefacción, único tesoro recaudado en tiempos donde los emergentes siempre cobraban menos de la mitad del premio por partido ganado.

Como los mejores cronistas episcopales que han vivido distintos cónclaves a lo largo del tiempo, Chimá tuvo el privilegio de estar tanto en el Romelio Martínez como en el Metropolitano, calentando su asiento, no apto para que algún abocado cliente hemorroidal ocupara ese lugar, porque, si se suman el durísimo calor barranquillero con el tiempo estimado de ocupación de Chimá en la silla, la temperatura del magma volcánico es apenas un lejano comparativo para con aquellas sensaciones que emergían del sitial que Chimá se encargó de llenar durante años y años.
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2 Replies to “Javier Chimá”

  1. Pues comento que las contadas ocasiones que Chimá pisó titular por lesión ó expulsión de el arquero titular de la época, dejaba en evidencia su falta de competencia y menos de 3 no encajaba………..

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