Una orinada y un chorrero de preguntas

La llegada a Barranquilla de esta selección Camerún desprovista de sus principales figuras, como es tradición cuando un seleccionado extranjero pisa territorio nacional con fines amistosos, ha sido un bálsamo para esta redacción.

De entrada nos hizo recordara a ese combinado de jóvenes nigerianos de diversas profesiones que en 1994 vinieron a emular a sus ídolos fútbolistas y vestidos de verde sirvieron de artesanal sparring a la selección Colombia que semanas después terminaría olaverdeada en Los Ángeles.  Luego nos pusimos a recopilar datos sobre los oficios y negocios de cada uno de estos aventureros, para lo que emprendimos un seguimiento de prensa que incluyó, desde luego, a Noticias Uno.

Y fue entonces cuando vino la revelación. Si observan con cuidado el muy buen informe de Paulo César Cortés, verán a los 34 segundos a uno de los jóvenes emprendedores comenzar sin mayor tiempo de espera  y con una presión nivel Chingaza-II  una robusta evacuación de su vejiga que se extiende hasta Puerto Colombia y se prolonga  hasta el segundo 54, momento en el que  procede al tradicional «sacudelis», demasiado breve según expertos consultados para este caso por lo que no se descartan posteriores goteos.

Centésimas después, llega el momento de  la higiene, para lo cual, como buen varón práctico -y en esto exigimos sinceridad y autocrítica por parte de lectores tanto como resignación de nuestras lectoras- no se pone a buscar un gel antibacterial, ni un pañito húmedo, mucho menos un pastico mojado y procede a utilizar su vestimenta como toalla improvisada.

Pille el detalle.

Pero el episodio no termina ahí. Pronto, varios de sus compañeros que pasaban por el lugar reciben un estímulo inconsciente en forma de olor amoniacal que inmediatamente activó no sabemos qué conexiones que los pusieron en sorpresiva necesidad de repetir la gesta de su paisano, pero esta vez en masa.

Lo ocurrido, que, lejos, incluso más que los dos goles de Falcao, es el hecho más destacado de estos dos partidos deja varios interrogantes que, esperamos, nos ayuden a resolver:

-¿Será cierto que el empresario decidió traerlos por tierra y, como venían de afán, no pudieron parar a rociar arbolitos «y les tocó aguantarse»?

-¿Puede interpretarse este gesto como manoverguismo avanzado? Por lo tanto, ¿Será esta una señal de los camerunenses para que Millonarios se fije en ellos? ¿Terminarán los directivos azules, sin saber por qué, contratándolos?

-¿Tenía pretenciones territoriales el proceder? ¿Reclamarán, en consecuencia, acción del Country Club los  involucrados antes de irse?

-Ahora que el tema se puso de moda, ¿se tratará de un mensaje subliminal de una campaña del Ministerio de Salud para que los hombres procedan a hacerse los chequeos necesarios para estar en condiciones de emular, o incluso superar, a los protagonistas?

-Por tratarse de una contravención, ¿alcanzará la fiscalía de Barranquilla a actuar de oficio? ¿Será posible que el trabajo comunitario que reciban como sanción incluya limpiar la jaula del Cole?

-¿Antanas Mockus convulsionó anoche  sin razón aparente hasta ahora?

-¿En los centros comerciales de Yaundé los hombres van juntos al baño mientras las mujeres se quedan renegando solas afuera?

 

3 Replies to “Una orinada y un chorrero de preguntas”

  1. Buenísimo, de lo más folclórico que pueda haber, y también los delegados o burócratas o encorbatados de siempre  con sus gafas oscuras: qué, hacer la «vista gorda»? Los «sapos chisgueteados» a quién llamaban?

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