Los contratos de patrocinio a más de un año son tan escasos en la primera B como los pasajes de avión. Un día un equipo está en su estado natural, es decir, sin patrocinio y al día siguiente aparece con jugando con páginas amarillas en lugar de camisetas.
Tal panorama obliga a los equipos a someterse a los caprichos de los pocos que aceptan invertir unos pesitos para que la marca de su empresa llegue a las pantallas de los canales regionales y a las páginas de Nuevo Estadio. Excentricidades como la de la Fábrica de Licores de Antioquia, que en 2008 obligó al Rionegro a lucir un uniforme que a primera vista parece hecho con pancartas sobrantes de las diferentes ferias y fiestas que Aguardiente Antioqueño patrocina en el país.
Pero nosotros, como siempre, preferimos ver el vaso medio lleno y más bien creer que si la FLA mandó a estampar el nombre de su producto de un tamaño legible desde el satélite lo hizo movido por el noble e incluyente interés de llegarle a los aficionados con discapacidad visual, algunas de ellas, seguramente, resultado de consumir la versión adulterada del producto en cuestión.
«lo hizo movido por el noble e incluyente interés de llegarle a los aficionados con discapacidad visual,» Si… seguro… «La Fundación Fábrica de Licores de Antioquia para discapacitados». Definitivamente, Este pais tiene los Dirigentes que se merece… y no solo en el futbol, desgraciadamente.
El kit de entrega a cada jugador incluía media botella de dicho licor. Y si no había paga quincenal, la dotación era con una caja de tan delicado producto.