Encomendaros a Jehová vuestro señor, pues de las obras y vicios del Maligno estaremos hablando. Mientras leéis estas líneas invocad la protección de los santos arcángeles: que Miguel proteja vuestra diestra, Rafael vuestra siniestra; Uriel vuestro frente y Gabriel vuestra retaguardia. Sí hermano lector, la gran bestia se hizo carne y mora entre nosotros… orad para que no more en vuestros corazones.
Tinieblas, llanto, crujir de dientes y un olor a azufre permanente rodean la atmosfera del estadio Centenario de Armenia, las bellas tierras del Valle del Cauca y las oficinas de la Federación Colombiana de Fútbol desde que él, representante en la tierra del mismísimo Señor de las Tinieblas hiciera su coloquio por tierras colombianas, y no necesariamente en los alegres carnavales del diablo que se celebran en el municipio de Riosucio, Caldas.
Algunos afirman que nació en 1930, fundó la Iglesia de Satán en 1966 y bajó a los infiernos en 1997, pero se le sigue viendo cual siniestra aparición espectral por el ámbito futbolístico nacional, camuflado bajo la fachada de un prospero comerciante de vehículos, administrador de empresas, fundador y propietario de escuelas de fútbol y sobre todo, promotor de jóvenes valores (?) como Edixon Perea, Hugo Rodallega, Iván Vélez, Jorge Perlaza (tristemente candidato a ser “Promesa, solo promesa”), entre otros. Por si fuera poco, el Papa Negro se enseñorea como presidente de la Liga Vallecaucana de Fútbol, asistente de la Presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol, miembro de la Comisión Técnica Nacional y miembro del Comité de Difútbol.
Como accionista mayoritario del Deportes Quindío es acusado por parte de la afición Milagrosa de todo tipo de hechizos diabólicos con los términos del contrato de comodato que suscribe con la administración municipal de Armenia, verdadera dueña de la ficha del equipo. Se especula en los bajos fondos que ha hecho un pacto, no con el Diablo sino con su vecino de patio (del cual se rumora, es propietario del 40% de las acciones) para que el equipo cafetero ceda en el resultado cuando ambas escuadras se enfrentan. Esta acusación causó en 2006 un infarto leve a su esbirro, Diego Edison Umaña tras una esperada derrota del Quindío que le dio paso a la clasificación a cuadrangulares finales al equipo azucarero. De este encuentro se rumora también que Marcio Cruz vendió su alma a cambio de un Mazda 3, aunque Umaña salió a decir que Cruz entró a los camerinos llorando arrepentido por haber jugado a la altura de, digamos un Pichú o un Maxi Flotta.
En el Bestiario del Balón oramos para que vosotros, fieles seguidores de este espacio os mantengáis puros de espíritu y rechacéis caer en la tentación… Amén..