Anton Szandor LaVey

Encomendaros a Jehová vuestro señor, pues de las obras y vicios del Maligno estaremos hablando. Mientras leéis estas líneas invocad la protección de los santos arcángeles: que Miguel proteja vuestra diestra, Rafael vuestra siniestra; Uriel vuestro frente y Gabriel vuestra retaguardia. Sí hermano lector, la gran bestia se hizo carne y mora entre nosotros… orad para que no more en vuestros corazones.

Tinieblas, llanto, crujir de dientes y un olor a azufre permanente rodean la atmosfera del estadio Centenario de Armenia, las bellas tierras del Valle del Cauca y las oficinas de la Federación Colombiana de Fútbol desde que él, representante en la tierra del mismísimo Señor de las Tinieblas hiciera su coloquio por tierras colombianas, y no necesariamente en los alegres carnavales del diablo que se celebran en el municipio de Riosucio, Caldas.

Algunos afirman que nació en 1930, fundó la Iglesia de Satán en 1966 y bajó a los infiernos en 1997, pero se le sigue viendo cual siniestra aparición espectral por el ámbito futbolístico nacional, camuflado bajo la fachada de un prospero comerciante de vehículos, administrador de empresas, fundador y propietario de escuelas de fútbol y sobre todo, promotor de jóvenes valores (?) como Edixon Perea, Hugo Rodallega, Iván Vélez, Jorge Perlaza (tristemente candidato a ser “Promesa, solo promesa”), entre otros. Por si fuera poco, el Papa Negro se enseñorea como presidente de la Liga Vallecaucana de Fútbol, asistente de la Presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol, miembro de la Comisión Técnica Nacional y miembro del Comité de Difútbol.

Como accionista mayoritario del Deportes Quindío es acusado por parte de la afición Milagrosa de todo tipo de hechizos diabólicos con los términos del contrato de comodato que suscribe con la administración municipal de Armenia, verdadera dueña de la ficha del equipo. Se especula en los bajos fondos que ha hecho un pacto, no con el Diablo sino con su vecino de patio (del cual se rumora, es propietario del 40% de las acciones) para que el equipo cafetero ceda en el resultado cuando ambas escuadras se enfrentan. Esta acusación causó en 2006 un infarto leve a su esbirro, Diego Edison Umaña tras una esperada derrota del Quindío que le dio paso a la clasificación a cuadrangulares finales al equipo azucarero. De este encuentro se rumora también que Marcio Cruz vendió su alma a cambio de un Mazda 3, aunque Umaña salió a decir que Cruz entró a los camerinos llorando arrepentido por haber jugado a la altura de, digamos un Pichú o un Maxi Flotta.

En el Bestiario del Balón oramos para que vosotros, fieles seguidores de este espacio os mantengáis puros de espíritu y rechacéis caer en la tentación… Amén..

Juan Gilberto Núñez "Pichú"

Si de insultos se trata, los habitantes de la zona cafetera somos bastante pródigos, elocuentes y apasionados; herencia de nuestros ancestros arrieros que a lomo de mula y gracias a un culo resistente poblaron estos montes espesos y agrestes. De esto puede dar fe este mediocre volante ofensivo (porque ofende su forma de jugar), que fué en sus inicios estrella de la selección del Valle del Cauca y posteriormente figura en aquel recordado mundial juvenil en que la selección Colombia derrotó a Finlandia 9 goles a 1, siendo artífice de una de las anotaciones y uno de los mejor calificados junto al pastuso Hidalgo (que anotó 4). Núñez llegó a las filas cafeteras el primer semestre de 2004 como la gran esperanza junto a Hugo Rodallega, provenientes ambos de la escuela Boca Juniors de Cali, propiedad de Hernando Ángel Montaño.

En su primer año con el «Milagroso» anotó la fantástica cifra de 2 goles (contra 11 de Rodallega), uno de ellos en una inolvidable tarde en que Deportivo Pereira se llevó en el saco 3 goles del jardín de América. Ante tal ejecutoria, la prensa local reseñaba: “este muchacho pinta para mucho…”. Comprometedor comentario, porque el espigado moreno se dedicó a cometer errores infantiles, malogrando opciones de gol y mostrando un juego cobarde e individualista, pero por ser propiedad del accionista mayoritario del Milagroso siempre tuvo su puesto seguro en la titular.

Debemos decir también que durante sus 3 años en las filas cafeteras ha sido opacado por el éxito de otros volantes y delanteros como Diego Chará, Mauricio Romero, Carlos Hidalgo, Jorge Perlaza, el bestiarista Oswaldo Maceknzie, John Valencia, Sebastián Hernández y la meretriz Marcio Cruz. La obstinación de los dirigentes cafeteros con su continuidad sin resultados es absolutamente inexplicable, puesto que jugadores de otras posiciones como el buen lateral Iván Vélez han anotado más goles en una temporada que Pichú en 3 años.

Su última anotación fue en la copa Mustang I de 2005 contra el Medellín en cancha cuyabra. En honor a la verdad, gol ilegítimo que reclamaron airadamente los jugadores del rojo pero que Pichú celebró en la tribuna de Artillería Verde gritando “ven que si puedo… HP… yo si puedo…” (su servidor pertenece a la barra y estuvo presente esa noche de miércoles, por lo que puedo dar fe).

Para la copa Mustang II de 2005 fue convocado por Juan Topo a entrenar con Deportes Tolima. Él, siempre humilde declaraba: “gracias a la afición cuyabra, espero algún día regresar al Deportes Quindío, más maduro y darles lo que no les pude dar. Gracias por la confianza”. Lo que Pichú ignoraba es que el público quindiano celebraba su salida como un título internacional…. Ignoraba también que dos semanas después sería devuelto por el vecino tolimense con el eufemismo de que “no llenó nuestras expectativas”. El llanto y crujir de dientes en las tribunas del Centenario se volvió a sentir.

Y aquí sigue el buen moreno, recibiendo su salva de insultos y rechiflas cuando pisa el gramado del jardín de América, viendo como sus compañeros son transferidos a otros equipos y preguntandose porqué a el no le dan la oportunidad. Sigue también haciendo lo que mejor sabe hacer: tomar un balón, enredarse y perderlo. Su especialidad: recibir un pase certero con la portería sola y mandarlo por encima del travesaño.
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