Radiobestiario Cotelco

Miguel Ángel regó un vaso de sabajón en nuestra moderna consola siglo XXI y por eso la calidad sonora de este Radiobestiario los hará añorar sus días pegados a las emisoras del final del dial del AM. Aun así espere:

-Lecciones bestiaristas para la vida: sea mediocre, regúlese.

-Nos cansamos de destruir y construimos fútbol y país: espere una novedosa propuesta que seguro acogerán en la International Board.

-Recorrido por los grandes búhos y lechuzas de la cultura popular colombiana. .

-¿Qué esconde Banguero en su buche de pelícano?

-Recorrido por lo más granado de la serie B de Cotelco.

Video de apoyo.

Descargar (Clic secundario y luego «Guardar enlace como…»)

Usuarios de iTunes y portadores de iPods hacer clic acá. ..

Luis Avelino Ceballos

Seamos justos: ha habido peores que él. Llegó para el segundo semestre de 1994 con aceptables credenciales: aseguraba haber sido escogido como el mejor volante de su país, Chile, en 1993.  Con pasos por Cobreloa, O’Higgins y Colo Colo, venía de hacer pretemporada con el Necaxa donde, dijo, «no llegamos a ningún acuerdo económico».

Llegó a un Santa Fe que, patrocinado por Konga, se salvó por un punto del descenso que en esa época era directo. Mostró uno que otro chispazo en la cancha, pero sobre todo en los micrófonos: «Creo que los niños deben conocer la filosofía de El Principito, porque es todo un legado de enseñanzas sobre la vida. Es una de las obras que construye y fortalece los valores humanos. Cuando la leí, sentí que aprendía lo necesario para defenderme en la vida», declaró a la revista del club.  Una lástima que las enseñanzas del precoz personaje de Saint-Exupéry no le hayan servido a la hora de defenderse del hampa bogotana que, junto con Elías Correa, lo llevó de city-tour por algunos selectos cajeros de la ciudad pocos días después de haber desembarcado.

Ceballos, incómodo, hace cuentas de cuánto le representó para sus finanzas el recorrido por Bogotá en la modalidad de paseo millonario.

Pero el affaire «Principito» no fue la única vez que se destacó por su manejo de los micrófonos. Días después en una entrevista concedida a Deporte Gráfico pidió al periodista que titulara la nota «El chileno mágico». «Así me decían en Chile, porque dentro de la cancha siempre hacía alguna genialidad con el balón», explicó sin pudor. El reportero, que en el fondo de su corazón ya presagiaba la aparición once años después de un espacio como este, le hizo caso, pero no porque pudiera dar fe de sus condiciones,  sino pensando en el divertimiento de futuras generaciones. Fuentes en Chile aseguran que sólo a partir de ese artículo a Ceballos se le conoció bajo ese remoquete.

Facsímil del artículo con el que Ceballos se autodenominó el "Mágico", apodo con el que pavimentó su trayectoria de ahí en adelante.

Después de Santa Fe hizo escala en Universidad Católica, Everton, La Serena y Huachipato, entre otros.  En todos los equipos en que estuvo desplegó su magia. Magia que, como todo lo esencial, era invisible a los ojos.

Castalia con cerveza, el refajo textil de Prono

Ya varias veces hemos dicho que el cerebro del arquero promedio tiene más desarrollada la zona responsable de la rebeldía que el del jugador de campo estándar. Por esta razón, abundan los casos de guardavallas que han hecho el feo cuando se les entrega el uniforme de dotación y de su propio morral han sacado su atuendo único y personal. Entre ellos se encuentra Carlos Enrique Prono, arquero argentino que una noche de 1989 saltó al gramado del recién estrenado Centenario emperifollado con un buzo Adidas de la selección de Alemania occidental.

No es Harald Schumacher de incógnito en Armenia, tampoco "Prono" Velásquez en sus años mozos. Es Carlos Enrique Prono en su faceta más teutona.

Cómo ocurrió esto, no lo sabemos con certeza. Es bien sabido que por esa época el uniforme del equipo que sería campeón Mundial dos años después se confeccionaba muy cerca de Armenia. La noticia pudo haber llegado a oídos del guardameta -germanófilo seguramente- que en un lunes libre, por qué no, pudo haberse pegado la voladita hasta la fábrica de Riotex donde, a punta de hacer gala de sus encantos, quizás conquistó a alguna empleada que le facilitó la prenda. No se puede descartar tampoco que se tratara de una vanguardista estrategia de mercadeo -fallida a la larga- para que los millones de consumidores de cerveza en el país comenzaran a asociar esta bebida con la Castalia en lugar de la Colombiana. Por último, una fuente confiable nos aseguró que por esa misma época a Bodo Illgner se le vio en un camerino encartado y algo molesto con un buzo Torino en la mano pidiendo esparadadrapo para tapar el «Castalia» y así evitar una penosa sanción para su selección.

Ampliación: Nos aportan de enunabaldosa.com este documento de 1992 que prueba: o la buena calidad de las telas colombianas, pues  tres años e innumerables lavadas después el buzo conservaba sus colores o que algo raro había entre Prono y Adidas (¿o Illgner?).

Poltergeist III

La foto data de 2008. Hacía apenas algunos meses que Millonarios no clasificaba a unos cuadrangulares semifinales, su presidente, Juan Carlos López, todavía gozaba de algún margen de credibilidad y la hinchada disfrutaba de una sorprendente campaña en la Copa Suramericana de la mano del acriollizado Mario Vanemerak. Una vez el obturador se abrió de nuevo, las desgracias llegaron por docenas: los azules no volvieron a oler una semifinal, fueron eliminados de la Suramericana, su técnico se dedicó a sacarle tocos a las puertas de los camerinos del país y su sede se convirtió en punto de romería de chepitos de todas las calañas.

Wikibestiario: la última sonrisa de Diemo

Fueron necesarios meses de pesquisas. Decenas de investigadores freelance sumergidos en archivos, maniobras en el filo de la legalidad, excavaciones, de todo se hizo para obtener un registro de la última sonrisa de Diemo Umaña cuando este todavía era Diego Umaña y no había caído en las melancólicas garras del universo emo. Ya nos habíamos dado por vencidos cuando en una caja de Grasco llegó a nuestro dpto. de correspondencia un material (latas de cine, casetes de beta y vhs) y grande fue la sorpresa cuando en una de las primeras películas (revisarlas todas nos tardará varios años) encontramos estas imágenes que nos muestran a un Diemo en la flor de su juventud, portador de un afro que también era un ecosistema, espetando una breve pero sincera sonrisa segundos antes de pasar a inmigración y viajar junto con la selección de Bilardo a algún partido de la eliminatoria a España 82.

Radiobestiario y el Ronaldo pijao

Radiobestiario descubre el corazón andino de Luiz Nazario de Lima. Y además:

-El tiroidismo se propaga por el fútbol colombiano.

-Flasmob verde en el Campín.

-Los camerinos de nuestros estadios y su zona íntima.

-Nuevo reality: intercambio de técnicos.

-Sepa por qué los árbitros de la B no conocen de clósets.

-Miguel Ángel reparte felicidad, Zemaría abre su mente y Eugenio busca consuelo en barcinos.

Descargar (Clic secundario y luego «guardar enlace como»)

Usuarios de iTunes y portadores de iPods hacer clic acá. ..

Javier Fernández, un narrador posmoderno

httpv://www.youtube.com/watch?v=xYOklTpX28s

La narración posmoderna, sobre todo si de prosa se trata, se caracteriza, entre otras, por prescindir del tiempo lineal. Pasado, presente y futuro se barajan dando paso a la circularidad en el relato: hoy puede ser mañana, ayer ya fue pasado mañana. Pues bien, hasta hoy nos enteramos de que estas vanguardias literarias le apuntan a colonizar otras narraciones, en este caso la deportiva.

Javier Fernández, créalo o no, fue uno de sus abanderados. La prueba es este fragmento de narración del histórico gol de «Neco» Martínez contra Polonia en la gira «sparring» (o mirar y no tocar) que hiciera la selección de mayores días antes del Mundial de Alemania 2006, certamen del que fue eliminada con lujo de detalles. Como verán, sorprendido por la hazaña del buen «Neco», Fernández no quiso quedarse atrás y sacó de la manga su propio as narrando el gol de una forma nunca antes vista: en pretérito imperfecto para luego brincar sin despeinarse al presente subjuntivo, y de ahí si desbocarse en su empalagoso relato.

Una lástima que el buen Javier haya abandonado estas sendas de innovación para inscribirse, poco después, en una escuela tan retardataria como insoportable: la de los diminutivistas.

A la fija con el cliché

Fijarse en el segundo apellido de un futbolista puede sacar de apuros a un periodista con ansias de originalidad. Este fue el caso del reportero de turno, argentino, de El Gráfico, sospechamos, cuando se le encomendó la tarea de retratar al arquero colombiano de Independiente Farid Camilo Mondragón Alí. Luego de agotar todas las vías posibles para la consecución de un dragón, el comunicador recurrió al segundo apellido del guardameta y luego al viejotruco de la asociación libre: segundo apellido, Alí, Alí Babá, Turbante, árabe, alfombra. El resultado fue esta simpática postal que corre el riesgo de ser reciclada el día en que Arroz Roa decida probar suerte en el mercado argentino.

Imagen:  Pablo César Velasco.

Qué maestro

[poll id=»71″]